
La banca pagó 6.593 millones por sus depósitos a empresas y familias en 2016. La cifra supone una reducción del 40% sobre lo abonado el año anterior y se fundamenta en los bajos tipos de interés. Tanto es así que los depósitos rentan al 0,11%, lo que ha llevado a que los clientes trasvasen su dinero a otras alternativas de inversión más productivas.
Esta tendencia se mantendrá en el futuro, ya que las alzas de tipos no serán inmediatas, por lo que los bancos deben buscar otras opciones para salvar la cuenta de resultados. Máxime cuando aún se produce una caída del 15% de los ingresos por créditos. Recurrir a más ajustes, para bajar costes y ganar eficiencia, será fundamental para compensar la agotada vía del ahorro por depósitos.