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Donald Trump, el mago de Oz

  • Sin un consenso amplio, Trump podría no vencer a la Ciudad Esmeralda
El presidente estadounidense, Donald Trump. Foto: Reuters.

En este convulso inicio de la Administración Trump, dominado por los temas políticos, están quedando en un segundo plano, al menos de momento, los relativos a la política económica del recién elegido Presidente. Sin embargo, serán éstos los que a la postre decidan en qué medida la presidencia del magnate sea o no exitosa. La coalición electoral que posibilitó su elección, compuesta fundamentalmente por trabajadores asalariados blancos del interior de los EEUU y algunos sectores de Wall Street, marcan fuertemente una política económica de marcado carácter populista de cuyo éxito final depende el de la propia presidencia.

El populismo no es nuevo en EEUU, ni mucho menos. Y se produce siempre como consecuencia de esos puntos de inflexión de la economía en que los sectores en declive se enfrentan a un cambio de consecuencias impredecibles para el que no se sienten preparados. La presidencia de Obama dejó al país en mejor situación de la que estaba a principios de 2009, al borde del colapso financiero. Durante este tiempo, el índice de desempleo cayó a niveles previos a la crisis, creándose 15,6 millones de empleos y el crecimiento de los salarios reales ha sido el más rápido desde principios de la década de los años 70. La política económica de Obama apostó por un modelo que primaba la innovación y el desarrollo de los sectores tecnológicamente punteros. Y a pesar de ello, o quizá como consecuencia, la impresión de muchos trabajadores y multitud de pequeñas y medianas empresas en el interior del país fue que esta recuperación no llegó a beneficiarles nunca. Y que está puesta por la tecnología y la globalización iba en detrimento suyo.

Los primeros anuncios realizados por el presidente Trump,confirmados en el proyecto de presupuestos para 2017 presentado la semana pasada, apuntan a una política económica diametralmente opuesta, que va a revertir, en buena medida, las decisiones tomadas en los últimos ocho años. Una política económica volcada hacia el interior, de marcado carácter proteccionista, fundamentada en el predominio de lo individual sobre lo colectivo, del consumo sobre el ahorro, de la producción sobre el comercio. Una política económica que trata de pasar de un modelo de crecimiento medioambientalmente equilibrado,a uno que va a favorecer la explotación de fuentes de energía americanas. De un modelo económico de incipiente apertura al exterior impulsado por Obama, a un modelo como el de Trump basado exclusivamente en los intereses nacionales y en un cierto proteccionismo. En definitiva, un modelo que mira más el corto plazo y tiene menos en cuenta los aspectos estratégicos.

La política económica de Trump beneficia fundamentalmente a dos grandes grupos: por un lado, los sectores productivos intensivos en energía y mano de obra y los que no compiten con el exterior, como son el sector agrícola y la agroindustria del interior del país, que podrán operar en condiciones de costes más ventajosas y en un entorno nacional más protegido. Por otro lado, también se beneficiarán los bancos y el sistema financiero en suconjunto porque tendrán menos costes regulatorios y más facilidad para poder operar, lo que supondría en principio más facilidad para el crédito. Se trata de los sectores que conforman los grupos de interés que sostienen la coalición de apoyo a Trump, y que, por el momento, han recibido estas políticas de manera positiva, con subidas generalizadas de los índices bursátiles.

Por el contrario, sectores como el educativo, el sanitario, las energías renovables, el medio ambiente y otros servicios de alto valor añadido (como el del software, diseño de ordenadores, internet y proceso de datos, consultoría e ingeniería) se verán seriamente perjudicados. Son estos sectores los que se ubican en las áreas más dinámicas de la economía norteamericana que se benefician de una política de apertura al exterior y de captación de talento internacional. Podemos visualizar esta confrontación a través del contraste entre Uber (una empresa de transporte sin automóviles centrada en la tecnología) y Monsanto (una multinacional del sector agrícola radicada en el Estado de Missouri). En definitiva entre los sectores tecnológicamente avanzados de California, y los sectores agrícolas del interior del país.

Las nuevas medidas de política económica auspiciadas por el presidente Trump van a suponer inevitablemente un conflicto de intereses en EEUU y acabarán también por redefinir su posición en el mundo. Desde principios de este siglo la economía americana atraviesa una fase de maduración y transformación muy intensa con evidentes implicaciones en el ámbito de la política y de la economía. La población se está haciendo más diversa en cuanto a raza, etnia, género, creencias, estructura por edades, se está produciendo un éxodo en las zonas rurales hacia las ciudades y las zonas costeras del país, y cada vez tiene más importancia el sector servicios en detrimento de los sectores industriales. Una sociedad de relaciones más complejas, en la que las nuevas tecnologías de la información están transformando los modos de vida y de consumo.

Ya a finales del XIX, en medio de un profundo proceso de transformación de la economía norteamericana, el famoso libro El mago de Oz expresaba de forma alegórica los temores del trabajador agrícola (espantapájaros) y del trabajador industrial (hombre de hojalata) ante los cambios que se avecinaban. Ambos esperaban una redención milagrosa por parte de un hombre con poderes sobrenaturales que se enfrentaría al poder del dinero (Wall Street) y de la política (Washington). Hoy como ayer, el nuevo mago de Oz, Trump, ha llegado a la Ciudad Esmeralda (Washington) para defender los derechos de los que se han sentido postergados por la política económica de Obama.

Este nuevo modelo económico requiere tiempo, determinación y un consenso suficientemente amplio. Parece claro que no va faltar determinación a la Administración Trump. Lo que no es tan seguro es que tenga suficiente tiempo y que algunos factores, como la anunciada subida de los tipos de interés y un dólar cada vez más fuerte, acaben perjudicando a los sectores que apoyan estas políticas. Sin un consenso suficientemente amplio, veremos si el nuevo mago de Oz es capaz de vencer finalmente a la Ciudad Esmeralda.

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