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El efecto balsámico para Telefónica de la venta parcial de Telxius

Telefónica ha presentado este jueves sus resultados anuales con la sensación de alivio que le produce la venta del 40% de Telxius al fondo de capital riesgo KKR por 1.275 millones de euros. En la misma jugada, la teleco despeja tres grandes ecuaciones: obtiene ingresos extraordinarios con los que reducir parte de su deuda, conserva el control de su filial de infraestructuras de telecomunicaciones y se resarce con creces de la frustrada OPV del pasado otoño. Cada uno de estos aspectos ha recibido el elogio de los analistas.

Sobre el impacto de la operación en la reducción de la deuda, el mensaje que el operador lanza al mercado tiene mucho que ver con su disposición a sanearse por todos los recursos a su alcance: no sólo aprovechará la generación recurrente de caja, fruto de su crecimiento orgánico, sino que también analizará la puesta en valor de los activos susceptibles de hacerlo. El porcentaje de recorte de la deuda propiciado por la venta parcial de Telxius ronda el 2,6%. Este dato podría resultar escaso para aquellos que sólo se deslumbran con las grandes cifras, pero visto con amplitud de miras, también evidencia que el camino se recorre poco a poco, paso a paso, sin caer en prisas.

Durante todo el proceso de búsqueda de interesados para entrar en el capital de Telxius afloraron empresas que ambicionaban el control de la misma. Cualquiera de ellas -incluidos competidores directos de Telxius- podría haber aportado más de 3.100 millones de euros a Telefónica por la totalidad de la filial, lo que hubiera supuesto un impacto mucho más notable en la reducción de la deuda. Sin embargo, Telefónica optó por conservar el control de la sociedad. De esa forma, no sólo consolida las cuentas de la filial en el grupo, sino que la matriz también se asegura el mando en una firma cuyas infraestructuras resultan estratégicas en el negocio tradicional de las telecomunicaciones. Las antenas y la fibra óptica son activos tan importantes que, en opinión de Telefónica, no deberían caer en manos ajenas. Pocos discuten que en un mundo tan hiperconectado como el actual, las empresas de redes fijas y móviles están llamadas a disfrutar de su porción de protagonismo en el ecosistema tecnológico. Las conexiones forman un eslabón indispensable para el funcionamiento y bienestar de la sociedad. Suyo es el futuro.

La colocación de Telxius también eleva la autoestima de la teleco. Se trata de una operación que estaba atascada en la recámara de las desinversiones de Telefónica desde el pasado 28 de septiembre, cuando suspendió la salida a bolsa de su filial. La insuficiente calidad de las ofertas recibidas animó a Telefónica a dar marcha atrás y esperar mejores tiempos para poner en valor un negocio que presumía de excelentes perspectivas. El tiempo ha demostrado que la retirada del parqué fue una decisión correcta. De hecho, pocos meses después de la cancelación de la OPV, la compañía ha logrado el mismo ratio de ebitda que ambicionaba el año pasado (11,4 veces).

Por unas cosas y por otras, Telefónica puede sentirse ahora como el estudiante que acaba de aprobar -y con nota- una de sus asignaturas pendientes.

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