
Trabajar por cuenta propia, felicidad y dinero son tres términos perfectamente compatibles. No obstante, un reciente informe de Adecco e Infoempleo sobre la realidad del autoempleo en España indica que tal compatibilidad se produce únicamente en casos muy concretos.
Según el referido estudio, el 60% de los autónomos españoles se sienten más felices trabajando por cuenta propia que por cuenta ajena. Sin embargo, el 70% de ellos preferiría trabajar por cuenta ajena que por cuenta propia.
Falsa seguridad laboral
Esta contradicción psicolaboral demuestra que la mayoría de los autónomos cambiaría la felicidad que les produce trabajar por cuenta propia por la "mayor seguridad" económica que les proporcionaría trabajar por cuenta ajena. En realidad, se debe a la extrema dificultad que supone en nuestro país tener éxito siendo autónomo.
En el inestable entorno laboral actual, y en concreto en el sector privado, el concepto de seguridad ha quedado totalmente desvirtuado. Puesto que ningún asalariado tiene su nómina asegurada al poder ser despedido en cualquier momento por parte de la empresa empleadora.
Independientemente de lo anterior y de otras conclusiones que podamos extraer al respecto, la felicidad laboral no es posible si el autónomo no consigue rentabilizar económicamente su actividad profesional.
Conocerse a uno mismo
La felicidad de los autónomos está basada en determinados factores: no tener jefe, disponer de flexibilidad horaria, desarrollar una carrera en el ámbito empresarial preferido, conseguir un alto nivel de realización profesional, conciliar la vida profesional con la personal y la familiar, etc.
Pero, a pesar de disfrutar de los citados beneficios laborales, el alto nivel de fracaso empresarial existente en España puede generar infelicidad entre los autónomos. Recordemos que en España, aproximadamente, el 80% de los negocios fracasa antes de cumplir los primeros cinco años de vida.
De todos modos, no olvidemos que la clave para encontrar la felicidad en el trabajo es conocerse a uno mismo en el aspecto profesional. Y, en función de esta máxima, adoptar coherentemente las decisiones laborales adecuadas, entre ellas, determinar si se posee un perfil emprendedor o no (y cualquiera de sus vertientes, por ejemplo, la tolerancia al fracaso).
En este sentido y considerando que un porcentaje bastante elevado de profesionales se han dado de alta como autónomos debido exclusivamente a la imperiosa necesidad de trabajar (porque no encuentran empleo o han sido despedidos de la empresa para la que trabajaban como asalariados), no es sorprendente que los conceptos de felicidad y dinero se confundan. Sobre todo, al inicio de cualquier aventura empresarial.
Vocación y felicidad
Porque los primeros años del emprendedor constituyen una etapa marcada por la incertidumbre en virtud de variables, tales como, los problemas relativos a la financiación, la falta de preparación en gestión empresarial, los confiscatorios impuestos, las altas cuotas sociales, el 'liberticidio' político económico que sufre España, las burocráticas trabas de las CC.AA., etc.
Aún así, el autónomo vocacional también puede ser feliz laboralmente durante estos primeros y arduos ejercicios de andadura emprendedora. Aunque, para lograr tal fin deberá dejarse guiar por su visión de largo plazo, que es el faro que iluminará el camino hacia la ansiada rentabilidad económica...
En definitiva, es posible ser autónomo, laboralmente feliz y ganar dinero al mismo tiempo. De hecho, existe un 30% de autónomos que no cambiarían su vida laboral por la de ningún empleado por cuenta ajena. Además, el 9% de ellos ingresan más de 100.000 euros al año.