La discusión sobre el fondo de las pensiones se repetirá cada seis meses en el futuro. Justo cuando haya que pagar "la extraordinaria" a los jubilados. El debate también se produjo en la campaña del 20-D. Sánchez acusó a Rajoy de dar hachazos a ese fondo. Le enseñaba la curva de su descenso. De 66.815 millones de euros en 2011, a finales de 2015 quedaban 33.876.
Ante esta acusación, la respuesta de Rajoy podría haber sido: "Entonces, Sr. Sánchez, dígale a los jubilados que usted, en estas circunstancias, hubiera optado por dejar de pagar la extraordinaria para mantener la caja. ¡Dígaselo!" Y podía haberlo hecho señalando con el dedo a los jubilados al otro lado de la pantalla. La respuesta de Sánchez hubiera sido complicada. Todos ellos quieren cobrar la "extra". Pero al final de este mes el saldo quedará en 25.176 millones.
A este ritmo, con tres extras más desaparece el fondo a finales de 2017 ¿Qué pasará entonces? Por eso hay que tomar medidas. El PP dice que si se crean puestos de trabajo, la Seguridad Social ingresará lo suficiente para equilibrar los gastos de las pensiones. Los sindicatos piden que aumenten las cuotas de pensiones sobre el trabajo y eliminar el tope de lo que un trabajador paga, haciendo que paguen más los salarios más altos de manera proporcional; o financiando parte con los Presupuestos Generales del Estado, al menos, las pensiones no contributivas.
Los organismos internacionales aconsejan reducir el gasto, aumentando la edad de jubilación, o simplemente bajándo las pensiones. Probablemente, dada la mala demografía española, el próximo Gobierno debería llegar a un nuevo Pacto de Toledo, combinándolas todas. Es una de las bases del Estado del Bienestar.
Entre vetos personales y deseos de sillones espero que los parlamentarios no se olviden del tema. Entre otras cosas, porque, tarde o temprano, todos -ellos, también- acabamos jubilados; la alternativa es peor; se lo aseguro, querido lector.