
El acuerdo entre Podemos e Izquierda Unida, 50 pasos para gobernar juntos, no se distingue precisamente por la solvencia económica. De hecho, tampoco se distingue precisamente por la coherencia. Comenzaremos por el "paso 4", la lucha contra el fraude. En ese acuerdo, el paso es clave matemáticamente, aunque apenas se detallan medidas.
Me explicaré: se pretende aumentar la recaudación fiscal en 3 puntos porcentuales del PIB en cuatro años. Esto supone incrementar la recaudación fiscal en cerca de 40.000 millones de euros. ¿Cómo? "El mecanismo fundamental para conseguir este incremento en la recaudación debe ser, además de la lucha contra el fraude fiscal, la ampliación de las bases tributarias". Luego sólo se proponen medidas de incremento de impuestos, como por ejemplo, el tipo mínimo efectivo del 15% para las grandes empresas. Otro día explico por qué esa idea copiada del PSOE suena muy bien, pero no se puede aplicar en la práctica. Ahora, simplemente una breve explicación de cómo se pretenden conseguir estas cifras. Un detalle, como se pretende aumentar, y mucho, el gasto público, la cuestión de conseguir incrementos de recaudación es clave para que las cuentas no descuadren de forma monstruosa. Lo sorprendente es que todas las propuestas de lucha contra el fraude caben en medio folio (por una cara), y no hay un solo número. Y esto en plena resaca de los papeles de Panamá, y necesitando imperiosamente las cifras de lucha contra el fraude para cuadrar.
Veamos: "De forma reiterada los técnicos de la Agencia Tributaria han reiterado que la mayor del fraude fiscal de nuestro país se concentra en las grandes empresas y grandes fortunas del país". Esto no deja de ser una forma reiterada de no decir nada. Las medidas "concretas" no van mucho más allá. Por ejemplo, se establece la obligación de aprobar una "Ley anual tributaria", o un paquete de medidas contra los paraísos fiscales, que tampoco se detallan.
Más allá de incrementar gradualmente los medios en la Agencia Tributaria, que es una buena idea, y que ahora también defienden hasta el PP y el PSOE después de haber recortado durante años el personal en la Agencia Tributaria, hay poco más concreto. Bueno sí, se habla de eliminar "pantallas tributarias". Una sociedad pantalla es una sociedad que permite ocultar la identidad real de los dueños. Entre las utilidades de una sociedad pantalla está la de evadir impuestos. Un caso prototípico son las sociedades offshore que hemos conocido recientemente. El problema es que para eliminar las "pantallas" se habla de revisar la fiscalidad de las sicav, las socimi, las sociedades de capital riesgo y las entidades de valores extranjeros (ETVE) para "velar por la inversión productiva y la equidad fiscal".
Cualquiera de las sociedades citadas tienen tres cosas en común. Una primera es que sus siglas forman nombres muy horteras. Una segunda es que casi nadie conoce el funcionamiento, por lo que parece tampoco quien ha redactado este punto, y mucho menos el régimen fiscal. Y una tercera es que son transparentes: en Hacienda saben quién está detrás. De hecho, en el caso de las sociedades cotizadas, como sicav o socimi, los accionistas significativos y administradores están en los registros públicos de la CNMV. A partir de aquí, por supuesto, el régimen fiscal se puede discutir, pero es muy distinto en los cuatro casos citados. Por ejemplo, la inspección de Hacienda no puede inspeccionar el carácter de colectiva de una sicav, pero sí puede inspeccionar todos los aspectos de una socimi.
Para concluir, de todas estas sociedades, apenas se puede obtener recaudación. Y esto no es coherente en absoluto. En la última entrada de mi blog Desde la arena les comentaba que la única propuesta económica de Izquierda Unida consistía en "eliminar el régimen de ETVE". Por supuesto, Podemos votó a favor. Ese día descubrieron que la eliminación estaba en el programa de Ciudadanos. Las ETVE son un enorme agujero fiscal, donde los ingresos están exentos, no suman, y los gastos financieros sí deducen, sí restan. Ahora, visto que estaría copiando a Ciudadanos, sólo proponen revisar su régimen fiscal, sin decir tampoco en qué dirección: pensemos que Montoro quería ampliarlo porque pensaba que la inspección lo había demonizado.
Todo esto no parece serio, y no es la hoja de ruta para gobernar un país. Son cincuenta pasos a ninguna parte. Porque quién no sabe a dónde va, siempre acaba en otro sitio. Y en este caso, los 50 pasos nos conducirían al pasado y a la ruina, aunque sólo sea porque dudo que los redactores del programa sepan de verdad de impuestos y fraude.
En fin, sería muy revelador debatir estas cuestiones de fraude, impuestos y de economía en general, con todos los candidatos de los principales partidos. Yo estoy dispuesto, porque creo que los españoles se merecen menos propaganda y más debates en esta nueva campaña.