
Sostiene a Nicolás Maduro la élite de su partido y, más importante, el alto mando militar. Hay mil oficiales de las Fuerzas Armadas en cargos públicos. Todo indica que no va a durar mucho en el poder.
La demagogia y el autoritarismo del presidente venezolano han destruido unas instituciones ya deterioradas. Una larga historia de despilfarro de dimensiones inimaginables, una gestión pésima y la corrupción como política de Estado han llevado a la debacle. Económicamente lo de Venezuela hace tiempo dejó de ser una crisis. Es una catástrofe humanitaria. Falta de todo. Especial gravedad reviste la carencia de alimentos y medicamentos. Estantes vacíos y constantes cortes eléctricos y racionamientos que llevan a violentas protestas y saqueos. La espiral de la galopante inflación -400 por cien anual- va en ascenso. Tres cuartas partes de la población están sumidas en la pobreza. Maduro acusa al imperialismo de desatar una "guerra económica", mas la culpa es del Estado que lo controla todo.
El nivel de violencia es insostenible. Las muertes debidas a la inseguridad desde que el chavismo llegó al poder suman 250.000. Chávez decidió en su día establecer una alianza geopolítica con las FARC y el ELN colombianos, que se sostienen a través del narcotráfico. Las guerrillas pueden comerciar y traficar droga con total libertad en Venezuela, cuyos funcionarios se enriquecen con ello. Peor aun, también autoridades del Gobierno y las Fuerzas Armadas están en el negocio. Contra el número dos del régimen, Diosdado Cabello, un fiscal general de Nueva York pidió abrir una investigación por vínculos con el narcotráfico.
Impera el miedo y la autocensura. En un simulacro de marco legal se persigue a los disidentes con causas inventadas. Se retiran concesiones a las cadenas de radio y televisiones independientes. Se aplica un sistema de represión publicitaria y tributaria para los medios. El aparato de propaganda denigra a los periodistas. Las cadenas de Maduro y de Cabello agravian, insultan y difaman. En el 40% del territorio se ven o escuchan solo emisoras del Gobierno.
La intransigencia de Maduro solo se ve superada por su incompetencia. Procubano, continua regalando 100.000 barriles de petróleo diarios a la isla. Mientras consulta todo con La Habana, Maduro se enteró por la prensa del acercamiento de Raúl Castro a EEUU.
La vida democrática ha dejado de funcionar. Aunque la oposición se impuso abrumadoramente en las elecciones de diciembre no hay división de poderes, y sigue habiendo presos políticos. Maduro "aceptó" el resultado, pero impide a la Asamblea Nacional cumplir con su función legislativa. Se vale para ello del sumiso Tribunal Judicial Superior. El método: el Ejecutivo envía cada ley que se sanciona a la Corte, presuntamente en consulta sobre su constitucionalidad, y ésta la anula.
Una delegación formada por representantes de la opositora Mesa de la Unidad Democrática se ha reunido con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro. Tras exponerle la situación institucional, económica y política le solicitaron facilitar el diálogo institucional y que la OEA supervise el referéndum revocatorio que pretenden convocar. Precisan al 1% de los inscritos en el registro electoral. Hay concentraciones masivas y largas colas de ciudadanos para el llamado "firmazo".
Se ordenó reducir la semana laboral del sector público a lunes y martes. Lo que según Maduro es una medida de ahorro energético es una nueva improvisación que solo agrava la crisis. La emergencia del sistema eléctrico (una más) no se origina en la grave sequía que vive la nación petrolera, sino en más de 15 años de políticas equivocadas. La solución pasa por cambios profundos de un modelo económico fracasado.
La oposición está convencida de que es una medida política para atrasar los tiempos de verificación de firmas. Activar el referéndum revocatorio es una cuestión fundamental, puesto que se realizarían nuevas elecciones. Si el proceso se alargara hasta el 2017, de revocarse el mandato de Maduro, su vicepresidente quedaría como el jefe de Estado los dos años restantes del período. El chavismo lograría permanecer en el poder.
Almagro debe invocar el artículo 20 de la Carta Democrática del organismo: en caso de producirse en un Estado miembro "una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado miembro (...) podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para (...) adoptar las decisiones que estime conveniente".
Cuenta con el respaldo suficiente en un continente que ha empezado a cambiar. Los integrantes de la OEA tendrán que abordar la situación venezolana. Algo que han evitado hacer durante demasiado tiempo.