
Las elecciones a las Cortes Generales del 20 de diciembre han dejado un panorama político repleto de incertidumbre sobre cuál será la composición de fuerzas del nuevo Gobierno, si es que en la situación actual los líderes de las distintas fuerzas políticas son capaces de llegar a un acuerdo de gobernabilidad estable. La aritmética se antoja complicada, el PP y Ciudadanos no suman suficiente, tampoco el Partido Socialista y Podemos, con visiones muy distintas sobre la solución a la situación en Catalunya; y finalmente, un pacto PP y PSOE parece difícil, aunque hay diversas voces reclamándolo. La reacción de los mercados financieros el día posterior a las elecciones fue contundente. El Ibex 35, que recoge la evolución del conjunto del mercado, cayó un 3,6%, caída propia de días asociados a noticias consideradas muy negativas por los mercados. Algunos títulos, especialmente del sector bancario, llegaron a caer en una sola sesión más del 7%. El otro gran mercado de referencia, en especial en los últimos años, el del mercado de renta fija, principalmente bonos de deuda pública, vio cómo la prima de riesgo aumentaba hasta los 124 puntos básicos, 10 puntos por encima del cierre del viernes, pero a lo largo del día esta diferencia se corrigió parcialmente.
¿Es razonable este comportamiento de los mercados? ¿Qué está penalizando el mercado financiero? La bolsa española está en una clara situación de indefinición, con estímulos en direcciones opuestas. Por una parte, la actuación del Banco Central Europeo, inyectando liquidez; los datos de crecimiento económico de España y la incipiente recuperación de empleo son síntomas positivos. Por otra parte, algunos factores amenazan la recuperación, como la situación económica en China y su posible contagio y el panorama político en España, especialmente tras las elecciones, dibujan un escenario donde la palabra clave es incertidumbre.
Si España fuera un paciente, desde el punto de vista económico ha abandonado la sala de Urgencias, pero sigue estando bajo observación y con necesidad de tratamiento. El mercado se interroga acerca de dos cuestiones. La primera es cuánto tiempo tardará en formarse Gobierno. Cuanto más se tarde, más difícil es que el Gobierno se ponga en marcha, al menos en el sentido de revisar el presupuesto. Presupuesto, por otro lado, poco creíble, sobre todo en cuanto a las previsiones de ingresos, tal y como la Comisión Europea advirtió tras las elecciones.
Es necesario que el nuevo Ejecutivo tome medidas que garanticen que realmente el compromiso de reducción del déficit se mantiene. Ello es indispensable para bajar, a la larga, la deuda pública, que se ha triplicado con respecto al periodo previo a la crisis.
Por otra parte, algunas formaciones políticas, en especial Podemos, plantea que este objetivo no debe ser tan prioritario y que si gobernase exigiría una renegociación de las condiciones y ritmo de reducción. Este factor claramente incide sobre la prima de riesgo. Sin duda alguna, la incertidumbre es mala para los mercados financieros, pero creo que es más relevante plantear la necesidad de aplicar reformas sobre la economía real para que España desarrolle su potencial.
Esta campaña electoral ha supuesto muchos debates, pero poco contenido. Existen reformas que son indispensables para la economía española y que, gobierne quien gobierne, deben ser afrontadas y enfocadas al interés general. La evolución demográfica pone en entredicho la viabilidad del sistema de pensiones tal y como lo conocemos. Cómo lo solucionemos no está resuelto, ni se conocen propuestas no electoralistas que expliquen los pros y contras de las alternativas.
La economía española ha mejorado, gracias en parte al turismo, a la recuperación del consumo interno y a la política del Banco Central Europeo, pero ¿hemos cambiado el modelo productivo? ¿cuáles son las políticas de apoyo a la mediana y pequeña empresa? En el sistema bancario actual la financiación de nuestras empresas resulta cara e incluso ha habido restricciones de tipo cuantitativo. ¿Qué alternativas de financiación proponen?
Los ciudadanos han expresado su opinión de la forma más democrática que tenemos: votando. Es el momento de que los políticos lleguen a acuerdos reales en los temas que son esenciales para el futuro, que negocien en pro de los intereses comunes porque España necesita serias reformas económicas que garanticen nuestro futuro y el de las próximas generaciones.
Es un deseo pero, dado que es Navidad, quizás sea un buen momento para pedirlo.