
La presencia cada vez mayor de millennials en el mercado laboral está cambiando el enfoque del mundo empresarial, pasando de realizar largas jornadas de trabajo a una mentalidad que equilibra vida laboral y personal. No son únicamente los jóvenes los que piden una mayor flexibilidad para la conciliación, ya que en todos los grupos de edad más y más personas están pidiendo trabajar de forma flexible. Esta preferencia queda plasmada en el estudio realizado por Unify en 2014, que indica que el 43% de los trabajadores elegiría la opción del trabajo flexible por encima de un aumento en su salario.
Por supuesto, lo beneficios para los trabajadores son obvios: la oportunidad de evitar desplazamientos largos y estresantes para pasar más tiempo con los seres queridos o haciendo lo que ellos prefieran. No obstante, las empresas también se benefician de la situación. Es un hecho que estadísticamente los trabajadores se muestran más eficientes, productivos, motivados y capacitados cuando son capaces de trabajar de manera flexible. Asimismo, mejora la tasa de retención de talento en las empresas y las bajas por enfermedad disminuyen.
Desde un punto de vista práctico, reducir espacio de oficina sin uso o infrautilizado puede ayudar a las empresas a evitar costosos contratos de alquiler y, de esta forma, liberar fondos para financiar su crecimiento. Concretamente, según estudios de Regus, el 81% de los profesionales considera que el capital ahorrado en elevados arrendamientos y espacios desaprovechados debería invertirse en el desarrollo de nuevos proyectos y en la creación de más empleo. Como resultado, el incremento de la flexibilidad podría incluso contribuir a reducir el desempleo juvenil, que afecta a casi la mitad de los españoles (49,2%), bajando el coste del espacio de trabajo.
Invertir en crecimiento
Liberar capital para invertir en crecimiento y en empleo es el objetivo clave de cualquier economía que quiera incrementar su PIB, pero, ¿qué pueden hacer los gobiernos centrales para contribuir a que el trabajo flexible se convierta en la norma? El sondeo de Regus también arroja conclusiones en este aspecto, ya que los empresarios creen que los gobiernos deberían promover el trabajo flexible dando incentivos, así como ayudando a comunicar los beneficios de esta modalidad de empleo.
La razón por la que los gobiernos deberían promover el trabajo flexible se encuentra en el estrecho vínculo que existe con el crecimiento económico y con la creación de empleo. Uno de los grupos de población con menor representatividad laboral son las mujeres trabajadoras, que constituyen un 57% de la población femenina total en los países de la OCDE, a lo que hay que añadir un informe que sugiere que el incremento del empleo femenino hasta la paridad con el masculino supondría un incremento del PIB en algunos países de hasta un 34%. El principal obstáculo es la lucha de muchas mujeres, que intentan conciliar su vida familiar con su vida profesional, sin contar con el gran número de madres que abandonan la vida laboral para comenzar una familia. El trabajo flexible es visto por la gran mayoría como una solución para fomentar la continuidad de su trayectoria laboral.
La flexibilidad en el trabajo claramente beneficia a ambas partes, pero las empresas tienen que recordar que necesitan ofrecer a sus empleados un ambiente profesional y totalmente funcional para trabajar, para que puedan progresar y alcanzar su máximo potencial.
Philippe Jiménez, country manager de Regus España