
Tiempo de elecciones, tiempo de programas electorales. Los partidos políticos van lanzando documentos y propuestas perfilando posturas, ofertas, con las que concurrir a la gran cita del 20 de diciembre. Al margen la cuestión catalana, lo que importa desde luego es la elaboración y presentación de los programas económicos que son también programas sociales, laborales y de seguridad social. De entre los documentos conocidos, la página web de Ciudadanos señala que todas las nuevas contrataciones serán indefinidas. Con indemnizaciones crecientes según la antigüedad. Es decir, el contrato único, donde la temporalidad quedaría excluida por ley. Pero los contratos tienen la duración que tiene su objeto. No es posible sacar del mundo jurídico la contratación temporal a no ser que se quiera concitar de nuevo una escalada del paro.
Sobre el programa de Podemos habrá tiempo de hablar si un día desaparecen las indefiniciones, las generalidades, los eslóganes. Porque este tipo de propuestas merecen otro tono, otro comentario y sobre todo la averiguación de si tal partido tiene tal programa económico y social o si solo mantiene la creencia medieval de que el plomo puede transformarse en oro.
Pero es el programa del PSOE el que concita mayor atención, puesto que el del PP no ha sido divulgado a día de hoy. Resulta interesante saber que este programa es el que pretende aplicar Pedro Sánchez, hoy jefe de la oposición y que hace apenas cinco años, en 2010, defendió y apoyó las medidas económicas de Zapatero, esto es, bajar el salario de los funcionarios, entre un 5 y un 15%, congelar las pensiones, eliminar el régimen transitorio de la jubilación parcial, eliminar el cheque bebé, reducir el gasto para dependencia, elevar el precio de los medicamentos, reducir en más de 6.000 millones la ayuda al desarrollo y, desde luego, no tocar la reestructuración de las cajas de ahorro, con una visión de futuro y un criterio económico que luego trajo lo que trajo.
Pues bien, Pedro Sánchez pudo leer el 12 de enero de 2010 en el Wall Street Journal el chiste cósmico e internacional sobre el Gobierno al que apoyaba: cuando se tildó de antipatriotas a quienes auguraban la profundidad de la crisis, el Wall Street Journal dedicó un artículo al gobierno del PSOE en el que se señalaba que su solución para superar la crisis era, sencillamente, declararla ilegal.
Cinco años después, Pedro Sánchez trae un programa económico (casualmente cuando las cuentas del Estado van mejorando y se crea empleo cada día) diseñado por Jordi Sevilla, el docente que en dos tardes enseñó economía al entonces presidente del Gobierno. Y anuncia que recuperará el impuesto de patrimonio. Extraña noticia, porque fue el PSOE precisamente el que lo suprimió. Otra de las medidas del PSOE consiste en subir los impuestos a las grandes empresas (no se sabe qué es grande y qué es casi grande, o dónde está esa frontera, pero ya la definirá Sevilla en dos o tres tardes) mediante el establecimiento de un tipo mínimo del 15%.
Es lo mejor que puede ocurrir para generar más desempleo y más crisis económica. Pero la medida más audaz es la de limitar el sueldo de consejeros, directivos y altos cargos. Ya harían bastante limitando el sueldo de algunos alcaldes. Pero eso no se les ha ocurrido porque el programa económico del PSOE, en su conjunto, incluidas las ocurrencias sobre seguridad social (se recurrirá a financiar el sistema, si es preciso, con impuestos, dice el programa, pero, eso, ya ocurre desde hace muchos años) y sobre el mercado de trabajo, giran en torno a la idea genérica de limitar los beneficios, limitar el crecimiento de las empresas, limitar los sueldos, limitar, en definitiva, el crecimiento económico, especialidad bien conocida durante sus mandatos legislativos. 08Limitar los beneficios de las empresas es como querer limitar la salud de las personas.