Las campañas electorales son fenómenos de comunicación. En la comunicación las ideas hay que codificarlas en signos para que lleguen a los receptores. Pero, a su vez, esos signos son decodificados en ideas y sentimientos por esos receptores. El domino de ese decodificador es la clave del éxito electoral. Dos ejemplos: la campaña de 1993 y la de 2000.
En la última campaña con éxito de Felipe González, la de 1993, el decodificador era "que viene la derecha" (recuerden el dóberman que la representaba en TVE). Ante ese mensaje, el electorado de izquierda decodificó el miedo. Cuanto más se esforzaba el PP en la campaña, más abstención de la izquierda levantaba. Hasta la UGT que había propiciado una huelga general contra Felipe González decidió que había que votar al PSOE y éste ganó y formó Gobierno.
En la segunda elección de José María Aznar, año 2000, el decodificador fue: "España va bien"; célebre frase que se le ocurrió al entonces presidente durante su primera legislatura. El PP ganó por mayoría absoluta porque cualquier crítica a la gestión del Gobierno se decodificaba como absurda.
¿Cuál será el decodificador de la campaña del 20D? En él está la clave. El Gobierno intenta, desde hace casi dos años, que sea la "recuperación económica" y la necesidad de mantener políticas para asegurarla. La oposición quiere que sea la corrupción y la necesidad de "regeneración democrática". Dos propuestas de futuro: llegar a los 20 millones de empleos en la próxima legislatura o renovar la fórmula de la transición, haciéndola más honesta y transparente. Economía versus política ¿Cuál de las dos será el decodificador de la campaña?
Puede haber varias opciones: uno de ellos, los dos, uno para cada sector del electorado o ninguno si aparece un acontecimiento que trastoque los discursos de campaña. El 20-D los politólogos lo descubrirán. Pero será "a toro pasado". Por eso yo no soy capaz de definirlo, lo harán los electores.
