Firmas

Pinceladas de Semana Santa

Tribunal Constitucional alemán.

El inicio de la Semana Santa, más apagada que de costumbre por segundo año consecutivo y en tono bajo por la pandemia, el escaso avance de la vacunación y más restricciones, viene marcado, a su vez y entre otras, por tres pinceladas sombrías. Una de ellas es el bazar en que se ha convertido la Unión Europea con su fatídica gestión de las vacunas - en línea con los pasos del controvertido cambio de hora, cada año discutiéndose y seguimos avanzando o retrasando las manecillas del reloj según sea horario de invierno o de verano -, fallando estrepitosamente la Comisión y trasmitiendo una sensación de que la distribución de las vacunas es puro cachondeo, que se amplía a los gobiernos de cada Estado miembro.

El vodevil de Bruselas recuerda al camarote de los Hermanos Marx. Mucha palabrería, mucho prometer que llegarán las vacunas, pero aquí seguimos sin que nos suministren la vacuna - al menos a quien suscribe -.

Acaso sea que los contratos redactados por la Comisión Europea para el aprovisionamiento de las vacunas se inspiran en aquel contrato recitado por el inolvidable Groucho Marx en "Una noche en la ópera", con el consabido ceremonial de "la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte…" para añadir que "la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte…". A la postre, las vacunas flotan por algún limbo.

En Reino Unido, los británicos que, con el Brexit posiblemente tomaron un camino económicamente equivocado como lo demuestra la caída brutal de su PIB en 2020 (-9,9% según la OCDE) y el tono bajista de su comercio exterior, con los minuciosos trámites aduaneros, están consiguiendo unos grados de vacunación muy aceptables y por las Islas, en ese aspecto, cala, y con razón, que salir del laberíntico marco de la Unión Europea, dejando de depender de sus ataduras burocráticas y carentes de efectividad, sin duda, suma más que resta.

Al ir por libres, los británicos ofrecen un ejemplo de actuación sanitaria a la parsimoniosa, reglamentada y anquilosada Unión Europea. Aunque esté por ver qué rumbo toma la economía británica cuando se vaya retomando la ansiada normalidad, con crecimientos pronosticados de su PIB del 5,1% en 2021 y del 4,7% en 2022.

Dos canales, como el de Suez y el de Panamá, constituyen vías esenciales para el transporte marítimo,

La segunda pincelada compete al comercio mundial, al reconocer hoy más que nunca el papel tan crucial que juegan las grandes infraestructuras construidas.

Dos canales, como el de Suez y el de Panamá, constituyen vías esenciales para el transporte marítimo, permitiendo el primero una ruta directa entre Asia y Europa, amén de mayor agilidad en el transporte de crudo desde los países del Golfo hacia Occidente y, en sentido inverso, desde Europa hacia Asia .

El carguero encallado en el Canal de Suez, el enorme Ever Given, bloquea esa conexión directa al extremo que las navieras se plantean volver a la vieja ruta de doblar el Cabo de Buena Esperanza, en el sur de África, lo que comporta retrasos de cinco o seis días en el transporte entre los países asiáticos y Europa. El canal de Panamá, por su parte, permite saltar del Atlántico al Pacífico, o viceversa, sin navegar bordeando el continente americano, con un ahorro sustancial de tiempo.

El comercio de bienes a nivel mundial sufre, por tanto, un contratiempo de más o menos envergadura, con el petróleo y otras materias primas involucradas, y no solo se trata de un problema de encarecimiento de costes y de precios en función de las circunstancias, sino de presumibles contrariedades en abastecimientos. En consecuencia, una dificultad añadida precisamente cuando el tráfico de mercancías y materias primas se reanima gracias a los tímidos soplos de reactivación industrial y comercial y que podría reducir el producto mundial en 2021.

Se cuestiona que la Unión Europea acuda a los mercados financieros a solicitar los 750.000 millones de euros

Y la tercera pincelada procede de Alemania y del freno impuesto por su Tribunal Constitucional a la viabilidad de los famosos, y cada vez más utópicos, fondos europeos de recuperación, o sea, los manidos 750.000 millones de euros. Alemania se caracteriza por ser uno de los países más serios en su política fiscal, respetuoso con la deuda pública y escrupuloso con el superávit, que no déficit. Cerró 2019 con un superávit del 1,9% y una deuda pública del 59,6% sobre su PIB.

Ahora, en el país germano se cuestiona que la Unión Europea acuda a los mercados financieros a solicitar los 750.000 millones de euros puesto que, en resumidas cuentas, cada Estado miembro tendría que asumir su cuota de responsabilidad en el conjunto de ese endeudamiento, del que principalmente se beneficiarían los países periféricos que son los más díscolos con sus finanzas públicas y que cuando tocaba no hicieron los deberes.

Y con ese sentimiento germánico que irrumpe, se alinean, cómo no, los "halcones del Norte de Europa", países cuyas cuentas públicas se saldan con equilibrio, cuya deuda se mueve en unos ratios sobre el PIB muy prudentes y que, en varios casos, no necesitan para nada el dinero de los susodichos fondos europeos porque sus márgenes fiscales les hacen gozar de la suficiente maniobrabilidad para enderezar el golpe económico derivado de la pandemia.

Hablamos, en concreto, de Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Irlanda, Chequia, Eslovaquia y las repúblicas bálticas, Estonia, Letonia y Lituania, cuya deuda pública en estos tres últimos países, al acabar 2019, era, respectivamente, del 8,4%, 36,9% y 35,9%, sobre su producto interior bruto.

Los "halcones del Norte", desde luego, juegan una liga fiscal muy diferente a la que disputamos los periféricos, endeudados hasta las cejas. Y los "halcones del Norte", con más razón que un santo, espetan que qué diantre tiene que ver con ellos y por qué han de asumir una deuda cuyo dinero solo ha de servir a los países europeos desobedientes y poco diligentes en la cruzada de sus cuentas públicas.

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