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Transformación digital: ¿próxima parada?

  • Los avances en la tecnología hacen de esta revolución algo 'cotidiano'
  • Algunos sectores marcan el camino a seguir en los próximos años
  • IA, análisis de datos, modernización de áreas tradicionales...siguientes pasos
Foto: Getty.

Que la 'Revolución Digital' se conviertiera en, simplemente, 'Realidad Digital' era una mera cuestión de tiempo, y parece que ese tránsito está cada vez más cerca de completarse. No en el sentido de 'meta' final -esa no existe como tal en esta carrera-, sino en el de asumir que ya no hay nada de extraordinario en los cambios tecnológicos exponenciales que sacuden el mundo cada día, sino que forman parte de la normalidad cotidiana. Esas mismas transformaciones que nos asustaron y deslumbraron por igual hace unos pocos años, hasta el punto de que no dudamos en calificarlas de "revolucionarias", hoy nos causan un impacto mucho menor y empezamos a verlas casi como rutinarias, "un día más en la oficina".

Por supuesto que queda mucho camino por delante, y no todos los estamentos se encuentran en los mismos niveles de maduración digital. Las pymes y empresas muy tradicionales son todavía tierra virgen para estos nuevos modelos organizativos, y para muchas personas de la generación baby boomers y anteriores la brecha digital sigue siendo una realidad preocupante.

Pero para un creciente número de empresas la digitalización ya forma parte, en buena medida, de su modelo de negocio y se ha incorporado con mejor o peor suerte a su operativa diaria. La pregunta es: ¿y ahora qué? Porque llamémosla revolución o evolución, esto no se detiene.

A estas alturas del partido ya deberíamos saber que anticipar escenarios futuribles en materia tecnológica es un ejercicio de alto riesgo. Pero sí existen indicios que nos permiten aventurar con un cierto margen de seguridad algunos de esos siguientes pasos. Algunos vienen marcados por las tecnologías 'dominantes', aquellas que están marcando caramente el paso del progreso de la evolución tecnológica.

La Inteligencia Artificial es una de ellos. El tiempo de las especulaciones y las pruebas acerca de las posibilidades reales de la IA ha pasado y las empresas se han lanzado sin freno al desarrollo de aplicaciones cada vez más transversales. El potencial de esta tecnología en los campos de consumo, ocio, marketing, industria, gestión de personas, atención, industria, justicia o enseñanza son prácticamente ilimitadas.

Muy vinculadas a la anterior tecnología, la analítica de datos o el Internet de las cosas también se han ganado ya su espacio preferencial en el futuro inmediato. Comparten con la IA un enfoque transversal que las convierte en herramientas útiles para prácticamente cualquier campo. En el hogar, las posibilidades de la voz como vehículo de interacción tecnológica están en un estado muy incipiente, pero con grandes posibilidades de crecimiento. En cuanto a la robótica, también está llamada a jugar un papel determinante incluso en territorios que le eran ajenos hace muy poco años como la atención a personas o el sanitario.

A nivel sectores, una de las más recientes conquistas tech está en la digitalización de ramos muy tradicionales gracias a la paulatina incorporación de generaciones más jóvenes a este tipo de actividades. La enseñanza es uno de los campos más fecundos y que ofrece mejores resultados en este sentido. En parte porque ha entendido muy bien la instrumentalidad de la tecnología como vehículo transmisor de los conocimientos 'de siempre', pero de una forma más eficaz. Y en parte porque sus receptores, los niños y jóvenes, son nativos digitales que se desenvuelven en estos entornos como pez en el agua.

Otro ejemplo muy significativo de evolución lo encontramos en toda una nueva hornada de artesanos que le están dado una vuelta de tuerca en clave tecnológica a especialidades centenarias. Ebanistas, carpinteros, alfareros y un largo etcétera de tecno-artesanos que han incorporado con gran éxito el componente digital tanto a sus procesos productivos como a sus canales de distribución y venta, demostrando que la revolución digital no significa acabar de un plumazo con todo lo anterior, sino actualizarlo y llevarlo hasta su siguiente nivel.

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