Evasión

Ni en la nevera ni en la despensa: el sitio de tu casa perfecto para conservar los albaricoques y que no se estropeen

Fuente: Istock

Conforme se acercan los meses más calurosos, es habitual encontrar una nueva gama de alimentos en nuestra cocina. Esto no solo afecta a las recetas, que, por supuesto, empiezan a apetecer opciones más ligeras como las ensaladas, sino que también llegan nuevas frutas, verduras y pescados de temporada. En el caso de las frutas, destacan aquellas que son más porosas y con hueso, como podrían ser los melocotones o los albaricoques.

Ahora bien, aunque nuestro primer instinto pueda ser el que guardar estas piezas en la nevera para mantenerlas fresquitas, es un paso que no se aconseja, sobre todo si queremos evitar que se echen a perder antes de tiempo.

Adiós a la nevera

Así que sí, aunque las altas temperaturas nos lleven a guardar las frutas en la nevera, no todas se deben almacenar ahí. Concretamente, con este tipo más poroso, que normalmente van acompañadas de pelo suave y hueso, se trata de un error. "La fruta porosa no va a la nevera, se queda fuera", explica @fruterotiktokero, un experto en la materia.

El motivo de ello es sencillo, "Le entra humedad por los poros que tiene en la piel y se convierte en un circulito negro que rodea el hueso". A menudo, esto nos lleva a pensar que el albaricoque se encuentra en mal estado, aunque realmente no es así.

Por lo tanto, lo mejor para almacenar este tipo de frutas es dejarla fuera del frigorífico y colocarlas en el frutero. Ligado a ello, recomienda que se encuentre en un lugar seco y alejado de la exposición directa del sol, para que se conserven mejor y durante más tiempo.

Ahora bien, esto no significa que no se puedan introducir en ningún momento en la nevera. Por ejemplo, sí que sería válido hacerlo por un breve periodo de tiempo, en el caso de que se quiera tomar un albaricoque bien fresquito.

Otras frutas que deben evitar la nevera

Más allá del melocotón o del albaricoque, hay otras frutas del verano que también es aconsejable que no se guarden en el frigorífico. Por ejemplo, la sandía y el melón se deben conservar fuera, aunque una vez abiertos, sí que se pueden guardar en la nevera para disminuir la actividad microbiana.

Algo parecido ocurre con el mango, la papaya y el aguacate, que son susceptibles al frío, por lo que lo mejor es conservarlos a temperatura ambiente. Del mismo modo sucede con los plátanos.

frutero con mangos
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