
Antes de recomendaros la superproducción de la semana, Thunderbolts*, debo señalar que no soy muy aficionado a Marvel. En honor a la verdad, sólo las primeras películas me hicieron alguna gracia y me entretuvieron. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo y los distintos estrenos me di cuenta de que me aburrían mortalmente y que incluso no entendía nada con tanto multiverso y demás pamplinas, teniendo que recurrir a expertos en cómics para enterarme de algo en unas producciones con falta de argumento, cargadas de efectos especiales y que casi siempre conducían a la nada más absoluta. Basta con ver la pésima y última aventura del nuevo Capitán América que no ha gustado ni a sus seguidores.
Thunderbolts*, sin embargo, ha sorprendido, poniendo de acuerdo a casi toda la crítica mundial a la hora de juzgar esta aventura de un grupo de supervillanos poco convencionales que son reclutados para hacer distintas misiones para el Gobierno. Pronto caerán en una trampa mortal urdida por un ser maligno, siendo entonces cuando estos marginados se embarquen en una peligrosa misión que les obligará a enfrentarse a los recovecos más oscuros de su pasado. No cuento más por si esto lo está leyendo alguno de sus miles de fans que se niegan a que les cuenten apenas nada del argumento.
La pregunta que surge es la siguiente, ¿en qué se diferencia de otras entregas recientes de la factoría Marvel? La respuesta es sencilla, Thunderbolts* es brillante en todos los sentidos y me atrevo a añadir que incluso fantástica. El elenco tiene una química perfecta, que no siempre se da en este tipo de películas en las que a veces cada uno de los personajes va por su lado. Aunque, la verdad sea dicha, estando todos bien, la actuación de Florence Pugh es asombrosa. La actriz viene demostrando que sirve para dar vida a cualquier personaje que se le ponga por delante.
Efectos especiales y artesanales
Las secuencias de acción son trepidantes, están muy bien hechas y, lo más importante, no se basan sólo en efectos digitales, que los hay, pero sin abusar y combinándolos con aquellos efectos más artesanales que le dan un toque de veracidad. Algo muy necesario en este tipo de aventuras. No se trata, por tanto, de una simple película de un equipo de salvadores, sino que se abre a mostrarnos un lado más humano y realista de este universo que, por otro lado, nos muestra un material muy oscuro. Quizás de los más negros, mostrándonos el deterioro emocional de unos individuos rotos que luchan con las decisiones que tomaron en el pasado y que encuentran, sin esperarlo, una camaradería en medio del vacío de sus propias vidas.
Thunderbolts* inyecta sangre nueva a la franquicia, llegando en un momento muy oportuno para la factoría que muchos pensábamos que estaba tocada de muerte. Querido lector, si quieres divertirte, es tu película.
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