
Antes que nada, tengo que decir que estoy un poco harto de la sobreexposición al cine francés a la que estamos sometidos en los últimos tiempos. Lo estoy porque en su mayoría es malo o muy malo. Además, es un cine que interesará mucho a los franceses, pero el público español lo rechaza generalmente en taquilla. No obstante, cuando una película francesa es tan destacable como Prodigiosas hay que recomendarla.
Prodigiosas está basada en hechos reales y cuenta con emoción la historia de unas gemelas, las hermanas Vallois, dos pianistas virtuosas que han sido admitidas a la edad de 18 años en la Escuela Superior de Música de Karlsruhe, una de las más prestigiosas de música clásica. Ambas cargan sobre sus hombros con el sueño de su padre, que lo dejó todo para convertirlas en las mejores pianistas del mundo. Las hermanas se esfuerzan desde niñas y gracias a su talento consiguen unirse a la élite internacional del piano.
Sin embargo, sus carreras se ven comprometidas cuando una rara enfermedad comienza a afectar a las manos de una de las hermanas sin que pase demasiado tiempo hasta que afecte también a la otra. Incapaces de imaginar su vida sin un piano, las hermanas lucharán por seguir interpretando su arte. Para ello desarrollarán una técnica única en el mundo haciendo que su forma de interpretar las convierta en prodigiosas. En la película no sólo asistiremos a las distintas interpretaciones musicales que se desarrollan a lo largo de la narración, totalmente magnéticas, sino que además veremos sus vidas que van más allá de la música que, no obstante, es el tema central de la historia.
Pero Prodigiosas es mucho más que una película sobre música clásica, nos habla del talento, de la pasión y de las ilusiones de dos hermanas gemelas cuya vocación les hace sortear todo tipo de obstáculos. El esfuerzo y el sacrificio se convertirán en su motor para lograr sus sueños.
Historia humana necesaria
Prodigiosas no deja de ser una historia de superación. No es la primera vez que vemos en la gran pantalla una historia así, hay muchos ejemplos de películas que recrean el mundo de la música clásica: músicos, artistas que con su voz nos dieron lo mejor de ellos mismos o directores musicales que también se dejaron la piel en cada concierto. Pero Prodigiosas tiene una forma de contar la historia que la hace diferente. Pese a tener una factura modesta, nos llega a ofrecer más de lo que uno espera a priori.
Soy de los que piensan que este tipo de historias humanas son absolutamente necesarias. Dirigida por Frederic y Valentin Potier, padre e hijo en la vida real, parecen disfrutar con esta narración en apariencia sencilla pero que requería de un buen guion y una planificación contenida para obtener un resultado óptimo. Destacar la interpretación de sus dos protagonistas, Camille Razat y Mélanie Robert, que dan vida a las gemelas y logran que el espectador siga esta historia de sacrificio y perseverancia sin apartar los ojos de la pantalla.
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