
Cuando llega el invierno es prácticamente inevitable pensar en Huesca y en todos y cada uno de sus atractivos, sobre todo, en los Pirineos. No obstante, esta provincia tiene muchas otras localidades en las que disfrutar de la nieve y deleitarse con sus paisajes helados. Si habláramos con Elsa, la princesa Disney de Frozen, sin duda alguna, elegiría Lanuza como el escenario perfecto en España para vivir.
Ubicado en el Valle de Tena, esta bonita localidad tiene todo lo necesario para convertirse en un auténtico tesoro. Tejados de pizarra negra, un entorno mágico y con tan solo 43 habitantes. ¿Acaso se puede pedir algo más?
El pequeño pueblo helado aragonés
Para llegar a Lanuza habría que desplazarse hasta la orilla del pantano que lleva su nombre, justo donde se embalsan las aguas del río Gállego. Lo que únicamente podría haber sido una ubicación privilegiada, obligó a esta pequeña localidad a resurgir de sus cenizas como el Ave Fénix, ya que la construcción de este embalse en el año 1976 casi provoca su total desaparición.
Afortunadamente, a finales de los 80, gran parte de los vecinos que se vieron obligados a abandonar sus hogares, pudieron volver. Para nosotros también es una suerte, ya que Lanuza es considerado un símbolo de recuperación, resiliencia y un enclave mágico que visitar.
Entre los atractivos de Lanuza destaca el Embarcadero Suscalar, la cascada natural de O Saldo de Escarrilla y la iglesia de San Salvador.

Pirineos Sur: Música y naturaleza
Además de su belleza, la localidad de Lanuza también destaca por acoger uno de los festivales a nivel internacional más importante: Pirineos Sur. La Diputación de Huesca impulsó la primera edición en el año 1992 y desde entonces, durante el verano artistas de renombre de todos los continentes se suben al escenario que se alza sobre las aguas del pantano. Una tradición de más de tres décadas de vida que es sinónimo de cultura, música y naturaleza.
Cómo llegar a Lanuza
El pueblo de Lanuza se encuentra a poco más de una hora de Huesca, ruta que hay que tomar por la A-23.
Teniendo en cuenta el viaje desde Madrid estaríamos hablando de seis horas en coche, tomando la A-2. Mientras, desde Barcelona la distancia se reduce, llegando a las cuatro horas.
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