
Balcánica, mediterránea, oriental y helena. Bulgaria es uno de esos países que sorprenden y dejan huella y por desgracia, es uno de los más infravalorados y turísticos de Europa. ¿El motivo? Es imposible saberlo. Eso sí, por ser un país curioso y lleno de patrimonio no es.
Además, de algo de lo que puede presumir Bulgaria es de ser el único país de la Unión Europea que no ha cambiado su nombre de su fundación. Por ejemplo, España no siempre se ha llamado así, concretamente su nombre es este desde el siglo XII. Sin embargo, desde el año 681, Bulgaria siempre ha sido Bulgaria.
La vibrante capital búlgara
Con un fuerte carácter y personalidad, Sofía sorprende a todo viajero que se acerca a visitarla. Se podría decir que tiene un pie en el pasado y otro en el futuro, a la vez que podría describirse como sobria y majestuosa a la vez. Además, también cabe destacar que es el destino perfecto para todos viajeros empedernidos que no quieran tener la sensación de estar viendo la misma ciudad por décima vez.
Esta ciudad pone de manifiesto su relación entre su pasado soviético y su futuro europeo. Nada más hay que echar un vistazo a los cables del tranvía que marcan el carácter de sus calles, a sus edificios serios y fríos como el Largo. Y por contraposición, lo que, sin duda, llama la atención de cualquier turista - y local- es la catedral ortodoxa de San Alejandro Nevski, el símbolo por excelencia de la capital.

Y algo que pocas personas saben es que la ciudad de Sofía está hermanada con Madrid. Aunque se trata de algo meramente simbólico, en la actualidad hay nada más y nada menos que 200.000 búlgaros viviendo en España, información que ha confirmado la Embajada de Bulgaria.
Otras joyas que conocer en Bulgaria
El verdadero tesoro de Bulgaria no es otro que el Monasterio de Rila y esto sí que no sorprende a nadie. Fue reconocido por la Unesco en el año 1983 y está situado en una ubicación privilegiada en lo alto de las montañas. Además, se trata de una obra maestra de la arquitectura gracias a sus frescos e iconos que narran la historia de la Iglesia ortodoxa.

Y, por supuesto, los amantes de la arqueología y la historia no pueden no visitar el Jinete de Madara, también considerado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Uno de los datos más impresionantes acerca de este lugar es que está tallado en un acantilado a cien metros de altura. Incluso, tal fue su importancia en el pasado, que se trata del principal lugar sagrado del imperio búlgaro.

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