
Un sector financiero preparado ante los riesgos asociados al cambio climático y otros desafíos ambientales está en condiciones no solo de liderar la transición a una economía baja en carbono, sino también de obtener beneficios en el proceso". Así se expresaba el pasado septiembre Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés).
Andersen hizo esta declaración con ocasión de la firma de los Principios de Banca Responsable en la sede de Naciones Unidas de Nueva York. Abanca es socio signatario de esta iniciativa que persigue alinear la actuación de los bancos con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y el Acuerdo de París sobre cambio climático. En total, 130 entidades con activos conjuntos cercanos a los 43 billones de euros han suscrito estas directrices.
La adhesión de Abanca "supone dar un impulso a la estrategia de responsabilidad social corporativa que ha estado desarrollando desde su creación, centrada en el buen gobierno, la igualdad de oportunidades, la educación, la cultura y el medio ambiente", como señala Francisco Botas, consejero delegado del banco.
Los Principios de Banca Responsable abundan en este compromiso, al proveer al sector financiero de un marco único a nivel global que introduce la sostenibilidad tanto en todas las áreas del negocio bancario como en las relaciones de todos los directivos y empleados con sus respectivos grupos de interés. Además, establecen la obligación de fijar y publicar objetivos concretos a fin de medir los avances de cada entidad.
Desde el punto de vista del medio ambiente, el lanzamiento de estos Principios supone un hito para el sector financiero, habida cuenta de las dificultades específicas que afronta por el cambio climático. Así, en el marco, en el marco de su informe sobre estabilidad financiera de mayo de 2019, el Banco Central Europeo (BCE) hizo público un informe en el que señalaba dos tipos de riesgos para el sector bancario derivados del calentamiento global: los directos, asociados a la mayor frecuencia e intensidad de los desastres naturales, y los indirectos, fruto de la incertidumbre que rodea al proceso de transición a una economía baja en carbono.
A la vanguardia del cambio
Tan solo un día después de la firma de los Principios de Banca Responsable, Abanca dio un paso más en su compromiso ambiental con la firma del Compromiso Colectivo de Acción por el Clima. Esta alianza, impulsada por 33 de los 130 bancos signatarios de los Principios, busca traducir en pasos tangibles y concretos los esfuerzos de los bancos por alinearse con los objetivos internacionales sobre el clima.
Así, en virtud de este Compromiso, Abanca y resto de adherentes se obligan a adaptar su cartera de manera que refleje y financie la economía baja en carbono requerida para limitar el calentamiento a menos de 2 ºC respecto a la época preindustrial -e idealmente a menos de 1,5 ºC-; tomar, en el plazo de un año, medidas concretas y emplear sus productos, servicios y relación con el cliente para facilitar el paso a una economía baja en carbono y neutra al clima; y a rendir cuentas públicas para medir su impacto sobre el clima y su progreso al respecto.
Para llevar a término la transición a una economía de baja intensidad en carbono y cumplir los objetivos del Acuerdo de París harían falta inversiones adicionales de al menos 55 billones de euros de aquí a 2050 -según Christiana Figueres, exsecretaria ejecutiva Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)-. Los bancos tienen, pues, un papel muy relevante en este planteamiento
A comienzos de octubre, el presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, abogaba precisamente por que las entidades financieras "canalizaran sus recursos hacia un modelo económico más sostenible". Por fortuna, la gestión enfocada a los ODS plantea oportunidades para el sector; la actuación en este sentido se estima que podría liberar cerca de 11 billones de euros en concepto de eficiencias e ingresos anuales, y presentar el beneficio añadido de la creación de más de 380 millones de empleos para 2030.
Impulso al crédito verde
En este sentido, y en línea con Abanca Abanca participa activamente en la financiación de los proyectos asociados al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), un impulso decidido a las inversiones en energías renovables, a la eficiencia energética o a la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero.
La entidad ha financiado diferentes proyectos de energías renovables y ha participado en la estructuración de nuevos bajo la modalidad de power purchase agreement (PPA, contrato a largo plazo de compra de energía). El área de financiación especializada ha propuesto planteamientos en las diferentes modalidades de energía verde (eólica, fotovoltaica, biomasa), consiguiendo incrementar la exposición en este segmento -principalmente bajo la modalidad de financiación de proyecto-.
En materia de eficiencia energética y reducción de gases efecto invernadero, destaca la implicación de Abanca en la reconversión energética de los sectores básicos de la economía gallega. Por ejemplo, el banco es el principal financiador en la renovación de la flota pesquera española que pretende, además de la propia modernización empresarial de las empresas armadoras, dotarse de barcos mucho más sensibles en materia de impacto ambiental, reduciendo sus consumos de energía y, sobre todo, las emisiones. En el último año y medio, ha formalizado o tiene pendiente de formalización más de una treintena de operaciones de financiación de nuevas construcciones de buques.
Esta misma sensibilidad y exigencia ambiental se traslada también a la reconversión de instalaciones industriales (por ejemplo, almacenamiento en frio) en las que se ha hecho un esfuerzo importante de financiación y en el que se tiene en cartera nuevas inversiones.
Sobresale asimismo el papel de Abanca en la financiación de inversiones o la inversión directa en materia de sostenibilidad -singularmente las que realizadas por empresas del sector primario-, como las acometidas en el sector agro ganadero o acuicultura. En este sentido, el banco ha comprobado mediante sus prácticas de financiación que la necesaria gestión sostenible de los recursos naturales y el respeto a los ecosistemas y el medio ambiente garantizan el éxito operacional.
Son ejemplos de esta planteamiento el convenio que mantiene con Univergy para financiar mejoras energéticas en explotaciones agroganaderas; la participación de Abanca en los proyectos de transformación y mejora de recursos hídricos de las comunidades de regantes de Payuelos y del Páramo, en León; la inversión en una planta de transformación de purines para su reutilización. Además, Abanca participó en 2018 en dos préstamos verdes sindicados, uno a Galletas Siro y otro a la planta de generación eléctrica de Cubillos del Sil.
Por añadidura, Abanca Agro -una división específica del banco para el sector agropecuario- está trabajando en la nueva oferta sectorial, que incluirá bonificaciones en los tipos para todas aquellas inversiones dirigidas a la implantación de energías renovables o la adquisición de vehículos eficientes.
A través del Plan Activamos, la entidad gallega ofrece diversas líneas de financiación para adquirir vehículos eficientes o acometer reformas en el hogar (mejora de la eficiencia energética, uso de energías renovables y mejora de la accesibilidad). Esta segunda línea también es accesible para empresas.
Desde abril, Abanca cuenta también con un servicio de gestión integral de carteras sostenibles y responsables, conformadas en exclusiva por fondos de inversión socialmente responsables, llamado Alpha Responsable. A través de esta cartera se garantiza al cliente una selección de fondos de inversión de las mejores gestoras internacionales, que en el proceso de inversión atienden a criterios de sostenibilidad medioambiental, compromiso social y ética en la gobernanza.
Todas las acciones consignadas forman parte del marco ESG (del inglés Environmental, Social and Corporate Governance) que Abanca aplica para contribuir a la sostenibilidad y a la lucha contra el cambio climático. A ellas se suman, entre otras, el refuerzo de la financiación a actividades sostenibles y la reducción de su huella de carbono mediante la eficiencia energética en sus instalaciones.
Reducción de emisiones
En las renovaciones de las sedes y oficinas, la sostenibilidad, enfocada al menor consumo energético y de otros recursos, ocupa un lugar clave entre los principios de gestión de Abanca. En 2018 se logró una reducción del 2,2% en el consumo de papel; del 10,6% en el consumo energético por empleado; del 8,1% en el de gasóleo, y del 3,8% en las emisiones de CO2 por empleado.
La preocupación del banco por promover un modelo de negocio sostenible enlaza con los ODS 11 ("Ciudades y comunidades sostenibles") y 13 ("Acción por el clima"). El banco ha ratificado su compromiso con el Pacto Mundial de Naciones Unidas, al que pertenece desde 2015, y ha hecho propios los estándares de sostenibilidad de la Global Reporting Initiative (GRI) en la publicación de su memoria corporativa y responsabilidad social.