
Hace un año, la publicación del informe especial del Panel de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC) puso de relieve la magnitud del desafío que representa el cambio climático. Para limitar el calentamiento global a 1,5 grados por encima del nivel preindustrial -un escenario considerablemente menos dañino que el horizonte de 2 grados-, las emisiones globales deberían reducirse a la mitad en 2030, y a cero en 2050. Este es el reto que tienen ante sí los 186 países que han ratificado el Acuerdo de París de 2015.
La celebración de la Cumbre del Clima, la COP25, en Madrid, durante las dos próximas semanas servirá, sobre todo, para evaluar el progreso que se ha hecho hasta la fecha para cumplir este objetivo. Como país anfitrión tras la renuncia de Chile, España será por unos días el centro de la mirada global sobre la acción climática.
Este especial nació en 2016 para impulsar y reconocer el buen desempeño medioambiental de las empresas españolas. En 2019 sigue habiendo motivos para el optimismo: cuatro empresas figuran como líderes en la lista A de CDP, la organización internacional de referencia en investigación climática en el ámbito corporativo. La mayor parte de las compañías españolas -equivalentes al 86% de capitalización de mercado- han cumplimentado el cuestionario CDP sobre cambio climático, y de ellas el 98% ha integrado esta preocupación a su estrategia de negocio. 16 empresas españolas se han comprometido con la iniciativa Objetivos Basados en la Ciencia (Science Based Targets), que alinea los objetivos de reducción de emisiones de cada empresa con el Acuerdo de París, y cinco ya lo han implementado. Además, 15 de nuestras empresas figuran en la edición 2019 del índice DJSI.
La COP25 es la ocasión idónea para redoblar nuestro compromiso replicando lo mejor de nuestras empresas e impulsando las tecnologías verdes
Sin embargo, es necesario ir mucho más allá. Las contribuciones nacionales -los objetivos que cada Gobierno se ha marcado para cumplir con el Acuerdo de París- no son lo bastante ambiciosas. De mantenerse la tendencia actual, los países producirán un 50% más de combustibles fósiles de lo que sería congruente con el objetivo de los 2 grados, y un 120% más de lo que requeriría el escenario de 1.5 grados. Los datos preliminares apuntan a que en 2018 se superó el récord global de emisión de CO2 registrado el año anterior.
España sobresale de nuevo por su desempeño en Europa: el borrador de su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) es el único que logra el aprobado de la European Climate Foundation, pero queda muy lejos del diez. Por eso, la celebración de la COP25 es la ocasión idónea para redoblar nuestro compromiso replicando lo mejor de nuestras empresas e impulsando las tecnologías verdes. Sobra talento y todavía queda tiempo para cambiar el rumbo.