
Los mercados han reaccionado con serenidad al resultado de la jornada electoral 21-D, en la que se materializó la victoria de Ciudadanos y se reiteró una mayoría común de los partidos independentistas. Descartando un escenario que vuelva a apostar a priori por la declaración unilateral de independencia (DUI), y a la espera del itinerario emprendido este viernes hacia la formación de Gobierno en Cataluña, el Ibex 35 ha vuelto a mostrarse como uno de los termómetros más racionales desde que se celebró el referéndum ilegal del 1-O hasta la sesión del viernes, en la que el mercado digirió la victoria en escaños del bloque independentista.
El selectivo nacional, que ya venía descontando un resultado ajustado entre secesionistas y constitucionalistas cedió ayer un 1,19 por ciento y perdió la cota de los 10.200 puntos. Un cierre muy alejado de los mínimos del pasado octubre, cuando se anunció la independencia unilateral por parte del Govern. Por otra parte, los inversores negociaron 1.044 millones de euros en una jornada con escaso volumen frente a la media de los últimos seis meses, que fue prácticamente el doble, otro síntoma de la tranquilidad en el parqué.
A pesar de que un Parlament en manos del bloque independentista no aleja la incertidumbre en el tablero político, el selectivo nacional se mantuvo muy por encima de la zona de soporte clave, que se encuentra en el entorno de los 9.800 puntos. El Ibex se mantiene a un 3,8 por ciento del nivel del pánico que abriría la puerta a pérdidas mayores.
"El selectivo transita desde mínimos de octubre en un rango lateral entre los 10.085 y los 10.400 puntos como soporte y resistencia respectivamente. Para poder hablar de fortaleza a corto seguimos considerando que el Ibex 35 debería superar el citado nivel de los 10.400 puntos y posteriormente batir la resistencia fundamental de los 10.600 puntos", explican los expertos de Ecotrader.
El diferencial que la bolsa española mantiene con la europea desde el 9 de junio, fecha en la que se convocó el referéndum ilegal, se amplió ayer levemente tras situarse en los 6,3 puntos porcentuales. Una brecha que llegó a superar los 9 puntos en las jornadas de máxima tensión en octubre.
Los dos valores más castigados de la sesión fueron los más expuestos a la situación política en Cataluña. CaixaBank cedió un 3,6 por ciento y y Sabadell corrigió un 3,4 por ciento, aunque tampoco se salvaron de las pérdidas el resto de entidades del sector financiero. Desde los mínimos de octubre, antes de que ambas entidades anunciaran el traslado de su sede social fuera de la comunidad autónoma con el que comenzó el éxodo empresarial, sus títulos se habían recuperado un 4,5 por ciento y casi un 10 por ciento respectivamente hasta la jornada anterior al 21-D.
El otro sector que acusó las pérdidas fue el inmobiliario por su exposición a Cataluña. Colonial, que cuenta con 19 activos valorados en 827 millones de euros en Barcelona, se dejó casi un 2 por ciento. Merlin, para la que Cataluña representa un 16 por ciento de las rentas y por valor de activos alrededor de un 14 por ciento, retrocedió un 1,7 por ciento.
No obstante, el 21-D ha abierto un horizonte con numerosos frentes y el mercado aguarda con cautela hasta que se defina con concreción el escenario definitivo que afronta Cataluña. Desde la retirada del artículo 155 una vez se haya configurado el nuevo Govern hasta la evolución de la fuga de empresas pasando por la evolución de la inversión, el consumo o el turismo, sector del que ayer se conocieron datos negativos para Cataluña. Todos estos focos están aún pendientes del veredicto y evaluación por parte del mercado.
En el ámbito del turismo, los últimos datos conocidos ayer fueron los de pernoctaciones hoteleras en noviembre que, mientras que en el conjunto de España aumentaron un 2,1 por ciento interanual, hasta 17,5 millones, en Cataluña descendieron un 6,2 por ciento hasta 2,19 millones, según los datos de Coyuntura Turística Hotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE). Las pernoctaciones catalanas retrocedieron tanto entre los visitantes españoles (4,1 por ciento) como entre los extranjeros (7,3 por ciento). Estos datos negativos se suman a los que ya vivió el sector catalán en octubre -especialmente en la ciudad de Barcelona- y que, por el ritmo de reservas, van a prolongarse al menos hasta principios de 2018. Como signo positivo, el Pirineo y la Costa Dorada prevén una buena afluencia por Fin de Año.
Expectativas sobre la evolución del consumo
Los comerciantes también están a al expectativa de la evolución del consumo tras el deterioro de octubre, que confiaban recuperar con la campaña de Navidad. Las ventas del Black Friday a finales de noviembre abrieron la puerta a la esperanza. El siguiente reto serán las rebajas de invierno, tras un otoño en el que el sector textil acusó la tardanza en la llegada del frío.
El comercio del centro de Barcelona también se vio afectado en otoño por las manifestaciones políticas y la caída del turismo, por lo que están pendientes de la evolución que pueda tomar el nuevo escenario político.
En el caso del traslado de sedes empresariales, hasta la próxima semana no se conocerá el dato de este viernes, primer día tras las elecciones del 21-D. Hasta el jueves, 3.139 compañías han decidido mover su domicilio social fuera de Cataluña. Entre los últimos ejemplos que han trascendido figuran Radio Taxi Barcelona ha optado por Madrid, al igual que la compañía patrimonial del fundador de Pronovias, Alberto Palatchi. La firma de intermediación inmobiliaria Don Piso también ha trasladado su sociedad de franquicias, en su caso a la Comunidad Valenciana.
El rumbo que tome la política catalana en las próximas semanas y meses también influirá en la inversión. Los últimos datos de inversión productiva extranjera arrojaron esta semana una caída de casi el 75 por ciento en el tercer trimestre, según el Registro de Inversiones Exteriores (RIE) del Ministerio de Economía. Esta circunstancia lastró la evolución nacional, que retrocedió casi un 43 por ciento.
En los últimos meses también ha habido repercusión en el sector inmobiliario, que está todavía recuperándose de la grave crisis económica iniciada en este segmento en 2007 con el estallido de la burbuja de precios.
En cualquier caso, si los partidos políticos catalanes cumplen lo que han recogido en sus programas electorales, la primera fuerza independentista surgida de los comicios, Junts per Catalunya, debería apoyar a la economía con una reducción de la burocracia y la eliminación de duplicidades en la administración. También promete priorizar la atracción de inversores internacionales relacionadas con la industria más competitiva, respaldar la puesta en marcha de proyectos empresariales que aprovechen las posibilidades de las nuevas tecnologías, impulsar la industria 4.0, elaborar un plan territorial de turismo y crear un hub logístico en base al Corredor Mediterráneo, infraestructura largamente reclamada por el sector empresarial del arco mediterráneo para mejorar las conexiones de mercancías con Europa.
En el caso de ERC, aboga por aprobar medidas para internacionalizar a las empresas y atraer inversiones. También lanza propuestas para las que reconoce que no tiene competencias en el modelo autonómico actual: un tipo único para pymes del 20 por ciento y cambios en los de los autónomos; diferir el IRPF en los primeros años de actividad, y una cotización reducida para quienes estén por debajo del salario mínimo.
También está por ver el papel que asumirá la nueva Generalitat en la negociación con el Estado del nuevo sistema de financiación autonómica, cuya actualización lleva un retraso de dos años. El Govern anterior liderado por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras renunció a acudir a las reuniones con los responsables del resto de comunidades autónomas.