
El huracán 'Harvey' ha sido catalogado por los expertos como uno de los más devastadores de la historia de Estados Unidos. A diferencia del 'Katrina', que en el año 2005 asoló la ciudad de Nuevas Orleans, 'Harvey' se ha cebado con la ciudad tejana de Houston, ocasionando gravísimas inundaciones a finales de agosto. Toda la información del sector en elEconomista Energía
Además de la pérdida de vidas humanas, el paso del ciclón ha provocado cuantiosos daños materiales valorados en más de 160.000 millones de euros, así como el cierre temporal -total o parcialmente- de varias refinerías de la zona para evitar el riesgo de incendios y explosiones en las plantas, quedando suspendida nada menos que el 22 por ciento de la capacidad de refino de Estados Unidos.
Conviene recordar que el Golfo de los Estados Unidos es un centro energético clave que, actualmente, exporta el doble de petróleo que hace siete años. En lo que llevamos de 2017, las 29 refinerías de petróleo de Texas -que representan el 30 por ciento de la capacidad total de refino estadounidense-, han tenido una capacidad de más de 5,4 millones de barriles de crudo al día.
Aunque poco a poco la situación se va normalizando, lo cierto es que, a fecha 12 de septiembre, aún quedaban 1,7 millones de barriles de crudo al día por procesar, el equivalente al 9 por ciento de la capacidad de producción de Estados Unidos, según refleja el último informe de la consultora IHS Markit. De las 20 refinerías afectadas por el huracán, trece ya funcionan con normalidad o están cerca de alcanzar sus ratios normales de operatividad.
Una de las consecuencias de este desastre natural ha sido la subida imparable de los precios de los carburantes en Estados Unidos, causando cambios temporales en el flujo de petróleo y combustible en todo el mundo al afectar a una gran parte de la capacidad de refino estadounidense, aunque se prevé que los precios irán descendiendo poco a poco con la llegada de cargamentos de productos procedentes de Europa.
Durante este tiempo, los productores han tenido serios problemas para mover su crudo porque algunas refinerías han estado sin conexión, a la vez que varios oleoductos clave han permanecido cerrados. Además, varios puertos de la zona críticos para trasladar las exportaciones de crudo, han sufrido daños o han tenido que cerrar. Es el caso del puerto de Corpus Christi -principal salida de la producción tejana al resto del país- y los de Houston, Galveston y Freeport. La llegada de crudo pesado a las refinerías de la zona también se ha visto dificultada por los problemas en el transporte registrados en la cuenca atlántica. De hecho, las importaciones de petróleo a la costa del Golfo de Estados Unidos han caído a niveles que no se veían desde la década de los 90, según el banco AZ.
Los problemas en las refinerías y en las instalaciones portuarias de la costa del Golfo han llevando a los compradores globales a buscar suministros alternativos -principalmente en los mercados asiáticos-, en busca de productos refinados, así como refinadores fuera del área afectada con capacidad disponible, como la costa oriental de EEUU y Europa, indican varios analistas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.
El precio de los carburantes en Europa también se ha incrementado desde finales de agosto -tres céntimos la gasolina y dos céntimos el diésel-, aunque todavía no han podido trasladar completamente la tensión que se está produciendo en el mercado. Según datos de la Corporación De Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), el 15 por ciento del gasóleo que importa España proviene de refinerías de Estados Unidos, lo que le convierte en el segundo exportador a nuestro país por detrás de Italia.
Esta situación ha provocado que los futuros de algunos productos refinados hayan alcanzado en estos días máximos de los últimos dos años. En España, se ha producido una subida de los márgenes de refino de las petroleras españolas en casi tres dólares, hasta situarse cerca de los 10.
Con este escenario, Europa atravesará este último trimestre del año un importante arbitraje en los precios del diésel y del queroseno, ya que cuando se recupere la producción en EEUU, el primer lugar donde se espera que lleguen los productos es Latinoamérica. Algunos países del Caribe utilizan petróleo estadounidense menos pesado para sus refinerías -que también ha dejado de suministrarse-, lo que abrirá un periodo de incertidumbre hasta que se vuelvan a estabilizar los mercados. Además, Rusia, otro de los grandes vendedores de diésel, atraviesa una etapa de revisión de refinerías que dificultará la posibilidad de ofrecer un suministro alternativo.
Pese a todo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) cree que el nivel de abastecimiento global de petróleo es correcto y no resulta necesaria una acción coordinada para abrir las reservas estratégicas de carburantes como hiciese hace doce años con Katrina.