
La volatilidad de los precios de la energía, especialmente petróleo y gas, le cuestan a España alrededor del 1% del PIB, unos 11.000 millones de euros al año. Esta importante cifra, que no se contempla en los cuadros macroeconómicos, puede reducirse con más flexibilidad en el consumo de energía y un mayor uso de renovables y otras fuentes que no están sometidas a esos vaivenes.
Cuando se habla de seguridad energética normalmente se hace referencia a la disponibilidad de los recursos y no tanto en el precio de los mismos. Sin embargo, esta segunda variable tiene una importancia crucial, como pone de manifiesto el informe Seguridad Energética en España, elaborado por Economics for Energy y presentado esta mañana en Madrid.
Pedro Linares, uno de los directores de la entidad y coautor del informe, advierte de que "España está expuesta a una oscilación de precios muy importante", ya que un simple 10% de incremento del precio del petróleo se traduce en un impacto económico "equiparable en ocasiones al 100% del precio de la energía", es decir, una subida del 10% en un barril a 50 dólares puede traducirse en un coste para la economía de 50 dólares.
Esta vertiente del impacto económico de la seguridad energética está muy poco estudiada. De hecho, no se tiene en cuenta a la hora de elaborar los cuadros macroeconómicos de los que se derivan los Presupuestos del Estado, que giran alrededor de un precio medio del petróleo para el ejercicio en curso.
En cambio, es mucho más frecuente que se analice el coste de las interrupciones de suministro energético, y sólo en el caso de la electricidad: su probabilidad es muy pequeña, pero en el caso de que suceda, se eleva a 6.000 euros por MWh, atendiendo a impactos económicos y sociales, como la pérdida de producción y los daños en equipos en las empresas o la falta de confort en el hogar, así como los riesgos para la salud.
Cómo mitigar la incidencia
Para mitigar la incidencia de las oscilaciones de los precios de los combustibles fósiles -incluso el carbón, considerado estable, experimenta fluctuaciones del 10% en los últimos años- Economics for Energy recomienda aumentar la flexibilidad de la economía, potenciar el ahorro de energía, gestionar la demandada y la dependencia de dichos combustibles, con un mayor aprovechamiento de fuentes más estables, como las renovables o la nuclear.
Linares apunta que la volatilidad y su coste para la economía española deberían reducirse con la transición hacia un modelo energético sin emisiones de carbono, con una mayor interconexión y coordinación con los países vecinos, y con una economía menos intensiva en el consumo de energía.