Energía

Enresa frena la recepción de residuos radiactivos en El Cabril porque no caben

  • El tipo de residuos afectados son de muy baja actividad
  • La empresa espera el permiso del CSN para usar un nuevo almacén
El Cabril, vista aérea de la instalación. Foto: Enresa.

Enresa está frenando la recepción de residuos radiactivos de muy baja actividad, los menos peligrosos, a la espera de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) le autorice la puesta en funcionamiento de un nuevo edificio para albergarlos en el almacén cordobés de El Cabril cuya construcción concluyó el pasado mes de abril. La empresa asevera que la situación no está afectando y no tiene por qué afectar a las 700 entidades -desde hospitales a industrias- generadoras de dichos residuos.

En el Almacén Centralizado de Residuos de Baja y Media Actividad de El Cabril se albergan dos tipos de residuos radiactivos: los de media y baja actividad, producidos en su gran mayoría por las centrales nucleares, y los de muy baja actividad, producidos por la industria, los hospitales, los laboratorios, las obras, etcétera.

Los primeros requieren ser almacenados y gestionados durante unos 300 años hasta que dejan de ser peligrosos, mientras que los segundos, cuyo contenido radiactivo es miles de veces menor, unos 30 años.

Por esta menor peligrosidad, los residuos de muy baja actividad no se almacenaban hasta 2008. La decisión de tenerlos controlados se tomó después de una serie de incidentes ocurridos unos años atrás. El más grave sucedió en 1998, cuando una planta siderúrgica de Acerinox en Cádiz derritió chatarra cuya radiactividad no fue detectada en los controles, provocando una nube de contaminación que llegó al centro de Europa, donde saltaron las alarmas.

No se recogían hasta 2008

Así, en octubre de 2008 se inauguró en El Cabril una instalación complementaria destinada a los residuos de muy baja actividad identificada con el número 29 -las otras 28 son para los residuos de media y baja actividad- con una capacidad de 30.000 metros cúbicos. Se pensaba que serían suficientes para alojar todos los residuos contemplados en el vigente VI Plan General de Residuos Radiactivos, aprobado por el Consejo de Ministros en junio de 2006.

El Gobierno lleva dos años trabajando en el VII Plan General de Residuos Radiactivos, y, aunque no se puede hablar de caducidad del Plan en vigor -no hay un vencimiento definido-, sus expectativas han quedado desfasadas. Desde un principio estaba previsto que a esa primera estructura de almacenamiento -la número 29- le sucederían otras tres con la misma finalidad, que se construirían en función de las necesidades, pero el ritmo de generación de residuos ha superado al de la construcción de una nueva estructura, la número 30.

Durante 2015 se recibieron en El Cabril más de 1.202 metros cúbicos de residuos, de los que 953 metros cúbicos fueron de baja y media actividad y 249 metros cúbicos de muy baja actividad. En total, recibió la mitad de residuos que el año pasado, y la bajada es mucho más notable en el caso de los de muy baja actividad, que llega al 86 por ciento; de hecho, sólo 13,95 metros cúbicos de los residuos recibidos provenían de los hospitales, centros de investigación e industrias de todo el país.

Reservar espacio por si acaso

La directora del Almacén, Eva Noguero, ha explicado a elEconomista que tan importante reducción ha respondido, además de a las lógicas variaciones en su generación, a que "Enresa ha considerado conveniente disminuir su ritmo de retirada hasta finalizar los trabajos de construcción del primer nivel de almacenamiento (sección I) de la segunda de las cuatro estructuras de almacenamiento previstas para residuos de muy baja actividad".

Noguero añade que la medida se ha adoptado porque así "se ha garantizado una cierta capacidad de almacenamiento por si hubiera sido necesario hacer frente a retiradas no previstas". La Directora se refiere a acontecimientos como el sucedido en 2003, cuando se descubrieron cerca de 200.000 toneladas de chatarra contaminada en Gijón, que hubo que recoger y que hoy están en El Cabril.

En la actualidad la estructura número 30 ya está totalmente terminada -ha costado 1,7 millones-, pero aún no ha recibido el permiso del CSN para empezar a recibir los residuos. Fuentes de Enresa indican que esperan recibir la autorización este mes o el próximo. El CSN, consultado por este periódico, no ha facilitado una estimación sobre la fecha de la autorización. Otras fuentes indican que la lentitud del CSN puede deberse a la jubilación de un técnico encargado precisamente de El Cabril; el BOE recogía el pasado 2 de mayo la convocatoria del puesto de trabajo, de libre designación.

La situación no ha afectado a las entidades productoras de estos residuos, tanto porque ha pasado poco tiempo, como por el hecho de que bien ellos directamente, bien los gestores intermedios, tienen capacidad para almacenarlos. Además Enresa insiste en que cuenta con almacenes temporales que pueden ser utilizados. Y fuentes del mundo ecologista confirman que no hay motivo de alarma.

Ahora bien, el retraso en disponer de los almacenes llama la atención sobre el desdén del CSN a la hora de atender a plazos y cuestiones económicas -se vuelca en la seguridad- y sobre las propias posibilidades de El Cabril, que cerró 2015 con más del 70% de su capacidad ya cubierta.

188.000 metros cúbicos hasta 2024

Cumpliendo la normativa comunitaria, a inicios del mes pasado España remitió a la Comisión Europea el primer Informe nacional sobre la gestión responsable y segura del combustible nuclear gastado y residuos radiactivos. El documento recoge la previsión de que se generen 188.000 metros cúbicos hasta el año 2024, de los que un 54 por ciento serán de muy baja actividad. Empero, también avisa de que se está revisando la metodología empleada en esos cálculos y que la nueva estará lista a finales de este mes.

Los residuos de alta actividad, en los que la radiactividad tarda en desaparecer cientos o miles de años, deberían recalar en un primer momento en el famoso y controvertido Almacén Temporal Centralizado (ATC) proyectado en Cuenca, y después en un almacén geológico profundo; de momento se guardan en las centrales nucleares, cuya capacidad está cerca del 90 por ciento. El resto de residuos deben recalar en El Cabril -reconocido internacionalmente por su calidad-, que ya almacena alrededor de 42.000 metros cúbicos.

Una cuenta muy sencilla indica que sus instalaciones tendrán problemas para albergar todos los residuos previstos, por lo que habrá que buscar soluciones. La Directora del centro calcula que su vida útil, con la capacidad actual, no irá más allá de los años 2027 ó 2028. 

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