Energía

Ucrania sigue atacando instalaciones energéticas rusas mientras Rusia se centra en avanzar en el este

Consecuencias de un ataque a una refinería en la guerra de Ucrania

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, señaló este miércoles que veía "cierta luz al final del túnel" en cuanto a una hipotética conclusión de la guerra de Ucrania, después de los esfuerzos por parte del presidente de EEUU, Donald Trump. Pero lo cierto es que las conversaciones de paz no avanzan y la guerra continúa. Rusia ha redoblado sus esfuerzos por hacerse con todo el este de Ucrania y las Fuerzas Armadas de Ucrania han intensificado sus ataques contra instalaciones energéticas rusas, tanto en la propia Rusia como en los territorios que mantiene ocupados en Ucrania.

Ya advirtió igualmente Putin de que si la paz no llega, "tendremos que lograr los objetivos que nos hemos marcado por la vía militar" y eso se está centrando Rusia. Ucrania no ve intenciones de paz en su enemigo y menos después de que la última propuesta de Vladimir Putin haya sido reunirse con Volodimir Zelenski si este viaja a Moscú: "Si Zelenski está preparado, que venga a Moscú y esta reunión tendrá lugar".

Para Ucrania el ofrecimiento de Putin es otra artimaña, y el hecho de que Rusia haya intensificado sus ataques en el este del país en plenas conversaciones de paz, lo confirma. Nada cambia y por ello Ucrania ha decidido redoblar sus ataqes contra instalaciones energéticas rusas.

Antes fue Rusia quien efectuó brutales ataques a las instalaciones energéticas ucranianas, especialmente en las zonas de Zaporiyia, Jersón y en la región de Jmelnitski, aunque la tendencia comenzó a invertirse y ahora es Ucrania quien considera que seguir haciendo daño a esas instalaciones puede ser una de sus mejores armas.

Por eso Ucrania volvió a atacar este viernes infraestructuras energéticas de Rusia, como confirmó Robert Brovdi, comandante de las Fuerzas de Drones de Ucrania. Las fuerzas ucranianas lanzaron drones contra la refinería de petróleo de Riazán, a unos 200 kilómetros de Moscú; y la planta industrial de energía de Lipetsk, además de atacar un depósito de combustible en la región de Lugansk, ocupada por Rusia. La de Riazán es una instalación clave que puede procesar más de seis millones de toneladas de productos petroleros al año.

Los ataques contra refinerías rusas tienen el objetivo de limitar la capacidad de Moscú de producir y distribuir combustible, tan necesario para los vehículos que participan en la contienda, además de minar la moral del enemigo. Estos ataques de Ucrania se traducen en que "una quinta parte de la capacidad petrolera del Rusia se ha visto afectada", según revela un analista requerido por Reuters.

El último ataque ucraniano contra la refinería de Riazán se suma a otros cuya intención era acabar con el suministro de combustible del Ejército ruso en el frente. Así, las operaciones recientes de drones han dejado fuera de servicio instalaciones que representaban al menos el 17% de la capacidad de procesamiento de petróleo de Rusia, equivalente a 1,1 millones de barriles diarios, asegura Reuters.

Comprar petróleo ruso en secreto

Por otra parte, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha advertido en hasta tres discursos o comparecencias entre el jueves y el viernes que Donald Trump está "decepcionado" con los gobiernos de Hungría y Eslovaquia por no reducir las importaciones de petróleo de Rusia, una crítica recurrente ante la que el Gobierno de Viktor Orbán ha vuelto a responder apelando a la seguridad energética y a la estabilidad económica.

Zelenski, que el jueves participó junto a otros líderes europeos en una conversación telefónica con Trump, ha afirmado que en dicha conversación se prestó "mucha atención" a la necesidad de buscar fórmulas para reducir los ingresos de Rusia.

"El presidente Trump expresó su decepción con los europeos que siguen comprando petróleo y gas", señaló el mandatario ucraniano, en una comparecencia junto al presidente del Consejo Europeo, António Costa, en Uzhhorod. Tanto Eslovaquia como Hungría siempre se han defendido de las acusaciones, acusando al resto de socios de la UE de no tener en cuenta su situación geográfica o de falta de alternativas.

"Hungría compra petróleo ruso de manera transparente y porque no tiene otra opción", ha afirmado el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto. "Otros países europeos lo hacen secretamente, bajo cuerda, porque es más barato", ha añadido, sin señalar a ningún gobierno en concreto.

El jefe de la diplomacia húngara, por su parte, ha asegurado que el suministro es "una cuestión física", ya que "sólo se puede comprar (petróleo) si existen oleoductos" para ello. Szijjarto ha acusado a la Unión Europea de retrasar la ampliación de otras redes de tuberías que serían clave para la región.

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