
Un consorcio español compuesto por Ensa, Enwesa, Seys, Nucleantech y Naturgy ha logrado un hito significativo al posicionarse entre los siete finalistas seleccionados por la eléctrica japonesa Tepco para el desarrollo de soluciones tecnológicas destinadas al tratamiento de aguas tritiadas procedentes de la central nuclear de Fukushima Daiichi.
Este proceso forma parte de un ambicioso desafío internacional en el que han participado un total de 140 propuestas procedentes de distintos países, y en el que el consorcio español representa al único grupo europeo que continúa en liza, lo que pone en valor la capacidad tecnológica y la experiencia acumulada por las empresas del sector nuclear y energético en España.
El reto planteado por Tepco responde a una de las problemáticas más delicadas de la posgestión del accidente nuclear de 2011: el tratamiento de las aguas contaminadas con tritio, un isótopo radiactivo del hidrógeno que, debido a sus propiedades físico-químicas, es especialmente difícil de separar del agua.
Durante más de una década, Tepco ha acumulado grandes volúmenes de agua utilizada para la refrigeración de los reactores dañados, que ha sido sometida a procesos de descontaminación, el cual elimina la mayoría de los radionúclidos, excepto el tritio.
Ante la complejidad de esta situación, Tepco lanzó un concurso internacional con el objetivo de identificar tecnologías innovadoras que permitan abordar el tratamiento o gestión alternativa de estas aguas tritiadas.
El proceso de selección contempla varias fases progresivas: en primer lugar, la realización de estudios de viabilidad técnica y conceptual; posteriormente, la construcción de una planta piloto a escala reducida, para la que solo dos de los siete consorcios finalistas serán seleccionados. Esta planta deberá someterse a pruebas rigurosas de operación, cualificación técnica y licenciamiento regulatorio. En última instancia, el proyecto contempla la construcción y operación de una planta definitiva a gran escala, capaz de gestionar eficazmente los residuos líquidos radiactivos que aún persisten en el emplazamiento.
El papel de Naturgy dentro del consorcio resulta estratégico, ya que la compañía se encargará de la caracterización de los residuos que se generen durante el proceso, así como del diseño y la propuesta de soluciones para su gestión y eventual valorización.
Desde 2011, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha jugado un papel clave en el seguimiento y validación de las actividades relacionadas con la gestión de los residuos de Fukushima.
A petición del Gobierno japonés, el OIEA ha realizado análisis independientes sobre la calidad del agua marina en la zona, y ha emitido recomendaciones en diversos informes técnicos, entre ellos el publicado en 2013 sobre la monitorización marina tras el accidente. Estas recomendaciones se han traducido en prácticas de control más estrictas, incluida la supervisión internacional de la descarga al mar del agua tratada.
En 2023, antes del inicio de la descarga gradual del agua tritiada al océano Pacífico, el OIEA llevó a cabo una evaluación exhaustiva del plan japonés. El organismo concluyó que tanto el enfoque técnico como las medidas previstas por el Ejecutivo nipón y Tepco son coherentes con los estándares internacionales de seguridad nuclear. Según este análisis, las descargas controladas y progresivas del agua tratada, tendría un impacto ínfimo.