Energía

Los aranceles al acero sacuden los pilares del 'fracking' en EEUU

  • La medida podría frenar inversiones, retrasar proyectos y reducir la competitividad americana frente a otros países productores de petróleo
Pozo de perforación de petróleo en EEUU. Foto: iStock

Los aranceles del 25% impuestos por la administración Trump sobre todas las importaciones de acero y aluminio, no solo están provocando tensiones comerciales a nivel global, también están teniendo un impacto significativo en la industria del esquisto en Estados Unidos.

Su entrada en vigor el pasado mes de marzo provocará, según los expertos, un aumento de los costes operativos que afectará a la rentabilidad de las operaciones. Un detalle especialmente relevante si tenemos en cuenta que la industria del esquisto depende en gran medida del acero para componentes clave como tuberías, plataformas de perforación y equipos de bombeo, así como oleoductos, refinerías y tanques de almacenamiento.

Esta medida también podría poner en serias dificultades financieras a los pequeños y medianos productores, al tener menos capacidad para hacer frente a un aumento de los costes. Sin duda, la mejor opción para mitigar el impacto de los aranceles sería adquirir acero de proveedores nacionales; sin embargo, la capacidad actual del país no sería suficiente para satisfacer la demanda total del sector.

Según el Informe de Importaciones de Acero de la Administración de Comercio Internacional (ITA) del departamento de Comercio de EEUU, el país importó más de 26 millones de toneladas de acero en 2024 para consumo interno, procedente, principalmente, de Canadá, Brasil y México. En lo que llevamos de año (con datos hasta el 15 de abril), las importaciones de este metal han superado los 8 millones de toneladas.

A finales de marzo, la Reserva Federal de Dallas publicó su encuesta trimestral de Energía, en la que participaron (de manera anónima) un total de 130 empresas de petróleo y gas con sede en Texas, de las que 88 son de Exploración y Producción (E&P) y 42 son empresas de servicios petrolíferos.

Aunque el 55% de estas últimas respondieron que el impacto que tendrán los aranceles a las importaciones de acero sólo reducirá ligeramente la demanda de sus clientes en 2025, también afirmaron que esta circunstancia podría provocar retrasos en los proyectos, reducir el número de pozos puestos en operación, así como frenar nuevas inversiones en perforación.

La incertidumbre comercial y arancelaria están dificultando la planificación. Por eso, los ejecutivos de las empresas de Exploración y Producción han pedido a Trump que colabore con el sector siderúrgico estadounidense para impulsar la producción nacional e introducir nuevas especificaciones para el acero, lo que contribuirá, a su juicio, a reducir los precios internos del acero, que han subido más del 30% en un mes en previsión de los aranceles.

Carola Hermoso, directora de la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid), ha señalado que la imposición de aranceles del 25% "podría reducir las ventas comunitarias en 7.000 millones de euros anuales y provocar que el mercado europeo se llene de producto más barato procedente de otros países, lo que afectaría gravemente la estabilidad de la industria nacional". La Comisión Europea ha adoptado un Plan de Acción para el Acero y los Metales, a fin de reforzar la competitividad del sector y salvaguardar el futuro de la industria. En el caso de España, añade Hermoso, "podría afectar directamente a más de 60.000 trabajadores directos del sector a medio plazo".

Brusca caída del precio de petróleo

En los últimos años, Estados Unidos se ha convertido en el tercer mayor exportador mundial de petróleo y en el mayor productor de crudo. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2024 el país aumentó a 13,2 millones de b/d su producción debido, en parte, a una mayor eficiencia con menos plataformas. Sin embargo, los expertos apuntan que una caída de la inversión en nuevos pozos podría ser aprovechada por Rusia, los países integrantes de la OPEP y los productores emergentes para expandir su cuota de mercado.

Los ejecutivos de las grandes petroleras que apoyaron a Trump durante la campaña electoral para su reelección, están empezando a ponerse nerviosos. Pero los aranceles al acero y al aluminio no son la única amenaza que podría poner contra las cuerdas a la industria del esquisto norteamericana.

Los precios del petróleo también se han visto afectados estas últimas semanas, marcando pérdidas elevadas que no se producían desde la época de la pandemia, de ahí que la AIE y varios bancos internacionales hayan recortado las previsiones sobre los precios del oro negro y el crecimiento de la demanda.

Aunque antes de Semana Santa la cotización del crudo West Texas Intermediate (WTI) subió hasta los 65 dólares barril, lo cierto es que en el último año su precio ha descendido un 25% y algo más de un 10% en los que llevamos de 2025. Entre enero y abril (con datos hasta el 17 de abril), el barril WTI ha bajado desde los 75 dólares en enero hasta los 65 dólares actuales. Por su parte, el barril de brent ha caído casi un 23% en los últimos doce meses y ha perdido un 7% en lo que va de año, pasando de los 79 dólares en enero a superar ligeramente los 69 dólares barril a mediados de abril. Ambas subidas se han producido tras el anuncio de Estados Unidos de imponer nuevas sanciones para frenar las exportaciones de crudo iraní.

Los precios actuales representan un gran problema para los perforadores petroleros, que necesitan que el barril de petróleo WTI no baje de los 65 dólares para perforar un nuevo pozo de forma rentable. Para final de año, las empresas esperan un precio del WTI de 68 dólares barril, de 74 dólares para dentro de dos años y de 82 dólares para dentro de cinco.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky