
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha confirmado un nuevo auge de la energía nuclear, según su reciente informe Global Energy Review 2025. Contrario a lo que parecía una tendencia a reducir su uso, hoy se observa un crecimiento notable en la construcción de centrales nucleares en diversos países.
Según los datos ofrecidos por la AIE, en 2024 entraron en operación más de 7.000 megavatios (MW) adicionales en el mundo, lo que significa un aumento del 33% respecto al año anterior y una cantidad similar a todo el parque nuclear español. La capacidad global instalada alcanza ya los 420 gigavatios (GW), convirtiendo a 2024 en uno de los cinco años con mayor crecimiento nuclear de las últimas tres décadas.

El año pasado se inauguraron seis nuevas plantas nucleares: dos en China y una respectivamente en Francia, Estados Unidos, India y Emiratos Árabes Unidos. Además, durante 2024 comenzaron las obras de nueve centrales más, un 50% por encima de 2023. Estas nuevas plantas sumarán otros 11 GW de potencia cuando entren en funcionamiento. Seis de estas nuevas construcciones se realizan en China, mientras que Rusia, Egipto y Pakistán construyen una cada uno.
La AIE señala también que hasta febrero de este año había 62 centrales nucleares en plena construcción en 15 países distintos, con una potencia total de 70 GW. China encabeza este crecimiento con la mitad de la potencia prevista, seguida por Egipto, India y Turquía con unos 5 GW cada uno. Países como Reino Unido, Japón, Corea y Eslovaquia suman juntos 9,5 GW adicionales.
En un contexto de gran aumento de la demanda eléctrica global, que en 2024 creció en 1.100 teravatios hora (TWh), más del doble de la media anual de la última década, la Agencia subraya que el 80% de la nueva capacidad de generación mundial provino de energías limpias: fuentes renovables y nuclear.
Tendencia contraria a España
Esta situación contrasta con la estrategia actual de España, que planea cerrar todas sus centrales nucleares entre los años 2027 y 2035. Esta medida implicaría la pérdida de cinco plantas que actualmente proporcionan más del 20% de la electricidad del país, sumando 7.400 MW de capacidad.
Ante este panorama, han surgido numerosas voces en diferentes sectores, como la plataforma "Sí a Almaraz, sí al Futuro", que defienden la continuidad del parque nuclear español. Argumentan que estas instalaciones garantizan el suministro eléctrico, estabilidad de precios, independencia energética, tienen un menor impacto medioambiental y contribuyen al desarrollo económico y social local.
Según un informe reciente de PwC, el cierre de las centrales nucleares españolas podría aumentar el precio del mercado eléctrico en casi 37 euros por megavatio hora (€/MWh). La energía nuclear tendría que sustituirse por fuentes más caras, principalmente plantas de gas, elevando el precio medio de 62,9 €/MWh registrado en 2024 hasta 99,7 €/MWh. Esto implicaría incrementos del 23% en las facturas de los hogares y pymes, y hasta del 35% para la industria.
En términos prácticos, mantener las centrales nucleares supone un ahorro anual cercano a los 8.000 millones de euros para los consumidores españoles. Además, sustituir la generación nuclear por gas aumentaría considerablemente las emisiones de CO?, sumando unos 21 millones de toneladas adicionales al año, que representan más del 80% del total de emisiones registradas en España en 2024 (26 millones). Esto podría poner en serio riesgo los objetivos medioambientales comprometidos por el país.
Riesgo de apagones
Asimismo, PwC ha presentado un informe sobre la situación de las centrales nucleares en España en el que asegura que puede haber problemas para el suministro eléctrico. Para la consultora, el retraso evidente en la introducción de nueva potencia renovable, en el almacenamiento y la situación de degradación técnica de las centrales de gas puede llevar a un margen de reserva insuficiente para cubrir la demanda si se lleva a cabo el apagón nuclear.
REE, por su parte, cree que hasta 2030 no habría ningun problema de suministro siempre que se cumplieran las previsiones del PNIEC. El cierre de estas centrales, propiedad de Endesa, Iberdrola, Naturgy, provocaría además un incremento muy importante de la contribución de los ciclos combinados al mix de generación, lo que conllevaría a un incremento tanto de las emisiones de CO2 como de los precios energéticos.
La implementación de la nueva tasa Enresa, que ha desatado la furia del sector, elevaría la carga fiscal hasta los 28 euros/MWh es decir, supondría 1.566 millones de impuestos anuales a las nucleares, una cifra que plantea, en opinión de PwC, grandes desafíos para la rentabilidad y competitividad del sector y encarecería esta energía para los consumidores finales.