Energía

La cadena de suministro avisa de un parón de la inversión ante una retribución insuficiente

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La cadena de suministro de la industria energética celebra la buena salud de un mercado no exento de incertidumbres. Aunque las disrupciones en la cadena se convirtieron en un quebradero de cabeza para la industria europea tras el coronavirus, estos problemas parecen ya cosa del pasado, en su mayoría. El sector celebra llevar varios años "de récord" a pesar de que las dudas en la demanda, con precios bajos y las tensiones geopolíticas globales puedan ensombrecer un futuro marcado por un calendario de inversión muy ambicioso.

Así lo sentenciaron algunos de los principales actores del sector en el IX Foro de Energía organizado por elEconomista.es, que tuvo lugar este jueves en el Hotel Four Seasons de Madrid. Concretamente en la mesa Industria y cadena de suministro en la que participaron representantes de Deloitte, Cuerva, Gedelsa, Abanca, Ghenova Ingeniería y Afry Management Consulting.

Para adaptarse a la nueva realidad de la industria, la cadena de suministros deberá hacer frente a "inversiones de todo tipo para adaptarse a las necesidades, desde gastos de menor calado como la diversificación de proveedores y las fuentes de suministro hasta los grandes proyectos como la integración vertical, tecnología y eficiencias operativas", advirtió Eduardo Sánchez Campos, socio responsable del sector Industrial Products de Deloitte.

"La industria demanda más infraestructuras energéticas y que estas se construyan en la mayor brevedad", añadió el dirigente de Deloitte. "Las dificultades en la cadena de suministro prácticamente se han superado, aunque exista todavía mucho conflicto geopolítico por resolver", sostuvo. A pesar de las tensiones acumuladas desde el covid, el directivo admitió que los últimos ejercicios han sido "años muy buenos, exigentes pero muy buenos", con las empresas del sector energético desarrollando aquellos planes que tenían previstos.

En la misma línea se expresó Ignacio Cuerva, consejero delegado del proveedor de energía Cuerva. "Los años 2023 y 2024 han sido años muy buenos, pero estamos en un momento interesante, donde hay proyectos que quizás no están terminando de arrancar", explicó.

Mar Olmedo, consejera delegada del fabricante de transformadores Gedelsa le apoyó. "Han sido dos años muy buenos para el sector, con un avance muy positivo. Ahora no diría que hay una desaceleración en la toma de decisiones, pero sí una relajación. Hay algunos proyectos que, diríamos, están en stand by.

Puso cifras a este crecimiento Fernando Cuervas, consejero delegado de Ghenova Ingeniería. "El año 2023 ha sido récord, hemos crecido un 27% y hemos doblado el negocio desde el estallido del coronavirus", explicó. "Ha sido, en parte, por el mercado, que nos ha empujado, y por una reflexión interna que hemos hecho, en la que hemos creído que nos faltaba tamaño y hemos pasado de competir a nivel nacional a hacerlo a nivel internacional, sobrepasando los 1.000 trabajadores", desgranó.

Del mismo modo que ha sucedido en tantas otras industrias, este crecimiento ha implicado una guerra por el talento, que cuesta encontrar y retener, admitió Cuervas. "Después de la pandemia hemos visto que podíamos encontrar talento en cualquier parte del mundo, pero también ha hecho más fácil que otras empresas de otros puntos del planeta puedan captar a nuestro talento, por ello es vital no parar de invertir en aspectos como la formación o la investigación y el desarrollo para seguir siendo una compañía atractiva", añadió.

El auge no se nota solamente en la propia industria energética, también en sectores asociados, como puede ser la financiación de la banca a los proyectos. Román Sánchez Gordón, director de Banca Corporativa y Especializada de ABANCA, remarcó que como entidad están "muy concienciados" con la financiación de proyectos sostenibles y renovables, algo que se nota especialmente desde 2018. "Incluso se ha creado una unidad de negocio llamada Banca Energy para este perfil de operaciones", señaló.

Dudas con los precios

El último ponente en intervenir fue Ignacio Cobo, senior principal en AFRY Management Consulting, en consonancia con el resto de directivos. "Ha sido un año muy bueno, mejor de lo esperado, movido pero positivo. Sin embargo, sí es cierto que vemos algunos riesgos por los precios bajos de la energía de los que nosotros ya habíamos avisado", dijo.

Y es que con un compromiso de instalación de renovables difícilmente asumible por parte de la cadena de suministro, está por ver también cómo evolucionará la demanda, que cae alrededor de un 11% desde 2011, recordó el representante de Abanca. "Ahí hay que hacer algo", sentenció. "Ni de lejos se va a invertir lo previsto en el PNIEC", zanjó.

Es más, aseguró que esperan un recorte del volumen de la inversión anual. "Desde febrero ha sido complicado; un comité de riesgos es más conservador y en los próximos años nos centraremos en PPAs", explicó.

Para los consultores de Afry, lo que se ha producido ha sido "una tormenta perfecta que ha impulsado los precios bajos". "Ha llovido mucho, ha habido viento y ha habido mucho sol. Este año nos hemos sostenido por el verano, pero a ver el próximo con la cantidad instalada. La tendencia irá a proyectos ya asegurados o a PPAs", auguró Cobo.

Por ello, el analista añadió que espera años de bastante cambio, con unos reguladores que van por detrás de la industria y con una actualización del marco regulador que no llegará a estar bien acompasada hasta de aquí dos o tres años. "Quizás habría incluso que plantearse el sistema marginalista. Sigue siendo rentable, sí, pero se ha ajustado mucho", apuntó Sánchez Gordon.

"No se puede continuar con este esquema de retribución", lamentó Ignacio Cuerva, pues es incluso más bajo que el Euribor.

Los retos globales

Sin embargo, la industria de la cadena de suministro debe también hacer frente a retos globales, que golpean de manera transversal a Europa y de la que no pueden escapar. Uno de ellos, quizás el principal, es la reindustrialización del Viejo Continente; un debate que se abrió tras la pandemia.

Una voz autorizada para ello era la consejera delegada de Gedelsa, Mar Olmedo. "Somos uno de los pocos fabricantes de transformadores que queda a nivel europeo porque la mayoría se deslocalizó. Esto nos permite adaptarnos a las curvas y a la demanda", comparó. Sin embargo, la fabricación de transformadores es una actividad complicada, para la que hay que planificar las inversiones a varios años. "Por ello es fundamental que se apoye la producción local y se vaya a un mercado en el que prime la calidad y no solo el precio; lo que crea riqueza en un país es la industria y por eso es importante que se den las herramientas suficientes", dijo en su alegato.

Le siguió Francisco Cuervas, de Ghenova. "Si lo fiamos todo a los componentes baratos y nos olvidamos de devolver la industria a Europa, algún día nos explotará en la cara", advirtió. "No puedo dejar de pensar en clave geopolítica. Ya nos llevamos las manos a la cabeza por estar en manos del gas ruso, pero es que en materia solar y eólica estamos en manos de China. Europa tiene que hacer un esfuerzo para que de verdad se fabrique aquí", desgranó.

Con un añadido: "en función de lo que pase en Estados Unidos el panorama puede cambiar todavía más, pues se tomarán unas decisiones u otras".

El sentir de la convulsión macroeconómica era compartido con el experto de Deloitte que sumó al tablero otro elemento. "Hay áreas geográficas como puede ser Estados Unidos que parecen ser más eficaces y operativas, pues parecen menos exigentes con la regulación. Esto en cierta manera pone a Europa en una situación de mayor dificultad. Hay que mejorar en el equilibrio global", analizó.

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