Energía

La crisis del mar Rojo mantiene contenidos los precios del crudo

Pozos de petróleo. iStock

La llegada del nuevo año no ha logrado mitigar la grave crisis que está afectando al comercio de mercancías en el Mar Rojo; más bien todo lo contrario. Esta situación no solo está afectando a las cadenas de suministro -más de un 10% del comercio marítimo mundial transcurre por estas aguas-, también está contribuyendo a tensionar los precios de las materias primas energéticas: el 12% del petróleo transportado por mar en todo el mundo y un 8% del gas se envían por esta ruta.

Los problemas comenzaron en el último trimestre de 2023 cuando los rebeldes hutíes de Yemen, con apoyo de Irán, secuestraron y atacaron varios cargueros que transitaban por el Mar Rojo como represalia a la guerra en Gaza. Aunque, en principio, los ataques iban dirigidos solo contra buques con algún vínculo israelí, la lista se ha ido ampliando.
Aunque Estados Unidos puso en marcha hace unas semanas una coalición militar conformada por más de 20 naciones bajo el nombre 'Operación Guardián de la Prosperidad' para ofrecer protección a los buques que transitan por el Mar Rojo, más de una veintena de barcos han preferido desviar su ruta al cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, según datos de la Organización Marítima Internacional (OMI), circunstancia que está encareciendo el transporte marítimo mundial al tener que alargar en varios días los viajes. Esta circunstancia también ha disparado el coste de los fletes, hasta llegar a triplicarse en algunas rutas.
Precisamente, uno de los principales beneficiados de esta situación está siendo Estados Unidos. Muchos compradores internacionales han optado por adquirir el petróleo de esquisto americano, alegando que es la forma más segura y económica de obtener este suministro. Según la Administración de Información de Energía estadounidense (EIA), las exportaciones de petróleo de EEUU han aumentado un 35%, alcanzando casi los 5,3 millones de barriles al día en la última semana del año pasado respecto a la anterior, una cifra que los expertos esperan se mantenga en las próximas semanas.
La tensión del Mar Rojo también ha provocado que el precio del petróleo haya comenzado el año con subidas y bajadas, circunstancia a la que también han contribuido la decisión de Arabia Saudí de bajar los precios de su crudo de referencia para febrero en todas las regiones, así como el auge de las posiciones bajistas de los inversores en los futuros de petróleo.
La EIA prevé que el precio del petróleo crudo brent promedie 82 dólares por barril en 2024 y 79 dólares por barril en 2025, en comparación con su promedio de 82 dólares por barril en 2023, ya que cree que la oferta y la demanda global de líquidos de petróleo estarán relativamente equilibradas durante los próximos dos años. El precio de West Texas Intermediate (WTI) será ligeramente más bajo, pero seguirá el mismo camino.
Al cierre de esta edición el barril de brent cotizaba en la línea de los 80 dólares. El miedo a que se desate una nueva oleada de subidas para el precio de la energía está quedando en segundo plano, ya que, hasta la fecha, el conflicto no ha deteriorado la cantidad de petróleo y gas disponible en el mercado, de ahí que muchos analistas opinen que, si no se produce ningún cambio de peso, el precio del crudo podría caer al entorno de 50 dólares el barril debido a la sobreoferta que hay en el mercado. De hecho, el Banco Central Europeo (BCE) ha publicado las conclusiones de un estudio propio que demuestran que el petróleo, en el medio plazo, termina abaratándose cuando se producen tensiones geopolíticas.?

Todo el mundo preparado

Sin embargo, el temor a que todo pueda dar un giro de 180 grados en cualquier momento sigue latente, especialmente desde que Estados Unidos y Reino Unido lanzaran ataques aéreos y marítimos contra objetivos militares hutíes en Yemen en respuesta a los ataques de los rebeldes a los barcos en el Mar Rojo. La Comisión Europea ha pedido recientemente que no se infravaloren las consecuencias que las tensiones en el Mar Rojo puedan tener sobre los precios de la energía y la inflación en las próximas semanas y, por eso, ha señalado que va a estar muy pendiente de su evolución.
Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha señalado estar preparada para responder de forma decisiva si se produjera alguna interrupción en el suministro, a la vez que ha aprovechado para recordar que todos sus miembros disponen de reservas de cerca de 4.000 millones de barriles, de los que 1.200 millones están directamente controlados por los gobiernos en caso de emergencia.
En su informe mensual sobre el mercado del crudo, el organismo señala que el crecimiento se está frenando y, por tanto, calcula que la demanda mundial de petróleo en 2024 crecerá en 1,2 millones de barriles diarios, prácticamente la mitad que el aumento de 2,3 mb/d observado en 2023, y que sobrará petróleo durante el segundo, tercer y cuarto trimestre del año, lo que provocará un incremento de los inventarios globales de crudo. Unos datos que no coinciden con los de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), que espera un crecimiento de la demanda de 2,25 millones de barriles diarios este año.
El organismo dependiente de la OCDE cree que la oferta será más fuerte que la demanda durante casi todo el año, lo que debería mantener los precios contenidos, salvo que estalle algún riesgo geopolítico. Concretamente, la oferta se incrementará en 1,5 millones de barriles diarios hasta un nuevo máximo de 103,5 millones, impulsado especialmente por los países americanos: Estados Unidos, Brasil, Guyana y Canadá.

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