
España corre el riesgo de perder el tren del biometano. Pese a ser el tercer país europeo por potencial de producción, el escaso número de plantas en comparación con sus homólogos continentales y la falta de ambición en su nueva estrategia energética lo sitúan a la cola del Viejo Continente.
En Europa hay más de 1.300 plantas de biometano activas. Mientras países como Alemania, Francia o Dinamarca cuentan con varios centenares de instalaciones operativas de esta tecnología, España tiene solo once. "El apoyo a lo largo de los años por parte de las administraciones ha sido prácticamente inexistente, y aunque se están dando los primeros pasos para el progresivo desarrollo de este vector energético con la creación de la Hoja de Ruta del Biogás, siguen existiendo una serie de barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales a superar para garantizar un desarrollo robusto y estable en el medio y largo plazo", señalan fuentes del sector energético.
El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), recientemente aprobado por el Gobierno, plantea un objetivo de 20 teravatios hora (TWh) de consumo de biogás en 2030, una cifra que duplica el objetivo anterior. "En el caso del biometano apenas llega al 4% del potencial que tiene el país", apuntan desde el sector, donde añaden que el nuevo plan "no especifica ningún objetivo de inyección de biometano en red en contra del objetivo indicativo del 13% marcado por la Comisión Europea".
España cuenta con un potencial de producción de biometano de 163 TWh/año, lo que permitiría cubrir en torno al 45% de la demanda nacional de gas natural, según los últimos estudios. Su despliegue conllevaría la puesta en marcha de 2.326 plantas especializadas a lo largo de todo el territorio, con una inversión asociada estimada de 40.495 millones de euros (equivalente al 3,6% del PIB).
Otros países europeos
Dinamarca es la gran referencia de producción de biometano en Europa. Actualmente, el país nórdico es capaz de cubrir un 40% de su demanda con este gas renovable y aspirar a hacerlo en su totalidad en el año 2030.
Italia ha fijado un objetivo del 19% del consumo de gas y un aprovechamiento del 70% de su potencial de biometano hasta alcanzar los 63 TWh. Para lograrlo, el país promueve la adaptación de plantas de biogás a biometano, subvencionando un 40% de la inversión con un presupuesto dotado de 1.920 millones de euros. Además, su PNIEC prevé incentivos a la producción y un mecanismo de subastas para ayudar al lanzamiento de esta tecnología que tiene como objetivo alcanzar los 25 TWh en abril de 2025 (frente a 1,8 TWh actuales).
Por su parte, Portugal ha fijado un objetivo del 13% de inyección en red de gases renovables (Biometano e H2 verde) en 2030.
Francia y Alemania todavía no han remitido sus planes. Sin embargo, el país galo ya tiene 600 plantas de biometano inyectando en red y un ritmo de instalación de 1,5 plantas semanales. Esto responde a un esquema incentivador del desarrollo de este gas renovable obtenido a partir de la valorización de residuos de todo tipo. Por su parte, el territorio germano cuenta con más de 10.000 plantas de biogás, de las que más de 200 ya se han transformado a producir biometano y tiene un plan ambicioso para transformar gran parte del resto. Previsiblemente, Alemania estará pronto a la cabeza de la UE en este gas renovable.
Suecia ha introducido ayudas para impulsar el proceso de purificación del metano del biogás para convertirlo en biometano (upgrading). Holanda también prevé un fuerte incremento del consumo de gas renovable dentro de su mix energético. En concreto, la estimación del país recoge multiplicar por más de cuatro veces en 2040 la cifra de consumo de 2020.
Eslovenia también se marca como objetivo, en línea con las directrices europeas, la progresiva sustitución de su consumo de gas natural por gases renovables como el gas sintético, hidrógeno o biometano. Entre las medidas propuestas para lograrlo, el país destaca la creación de un mercado de gas renovable que asegure su competitividad y que incluya un sistema de certificación para impulsar su consumo y exportación al resto del continente. Aspirar a disparar su producción local de biogás en un 45% entre los años 2030 y 2040, pasando de 480 GWh a 700 GWh. En su escenario, los gases renovables podrían alcanzar una cuota de consumo del 25% en 2040.
Estonia dispone de 17 plantas de biogás en operación que produjeron 168 GWh de biometano en 2022 a partir del tratamiento de distintos tipos de residuos. Esta cantidad equivale ya al 5% del consume de gas del país, una cifra que aspira a elevar en los próximos años.
Lituania comenzó a apoyar las inversiones en producción de biometano en 2020 y aspira a lograr una cuota de consumo de gas renovable de al menos el 5,2% en el consumo del sector del transporte en 2030. El objetivo de producción de biometano es de 1,4 TWh en 2030 para su consumo en transporte, industria y agricultura.
El Gobierno de Luxemburgo aprobó en marzo de 2021 una estrategia nacional de biogás que impulsa una clara mejora en el tratamiento de residuos ganaderos y urbanos y establece una retribución a la producción de biogás y su inyección en la red de distribución de gas. Su objetivo es alcanzar una producción de 176 GWh en 2030, desde los 129 GWh en 2022.
Eslovaquia ve el biometano como una palanca estratégica para reducir sus importaciones energéticas. Su potencial de producción equivale al 14% del consumo, alcanzando los 1.440 GWh en 2030. Entre las medidas de apoyo destacan las garantías de origen, el apoyo al upgrading y a la recogida y tratamiento de residuos.