Las válvulas con cabezal termostático regulan el caudal de agua caliente que entra en el radiador y así se puede calibrar la temperatura, evitando derrochar energía. Cuanto más caudal de agua caliente entre en el radiador, más calor emite y más consume.
Hay válvulas en las que se regula el caudal de manera manual pero las de cabezal termostático lo hacen de forma automática. Por eso, si la temperatura sube por encima por la que tú eliges, el cabezal cierra el paso de agua caliente y el radiador se enfriará. Y si baja, el cabezal abre la válvula para que pase el agua caliente y que suba la temperatura de una estancia.
Esto es muy útil si te vas de vacaciones y la casa se va a quedar vacía, se cierran los radiadores para que no consuman energía y así pagar menos en la factura. También para elegir la temperatura que uno quiera en cada habitación.
Cabe recordar que en las instalaciones de calefacción central estas válvulas termostáticas pueden limitar la temperatura de una habitación frente a las consignas generales, teniendo como referencia la temperatura media que ha acordado la comunidad.
Estas válvulas se instalan en los radiadores y es recomendable ponerlos en las habitaciones donde hay mayor demanda de calor y se consume más energía como el salón, el comedor o dormitorios.
Qué tipo de válvulas de cabezal termostáticas existen
Los cabezales termostáticos pueden ser mecánicos o térmicos, estos tienen inscritos una numeración del 1 al 5, para calibrar la temperatura que se quiere alcanzar en la estancia. Los hay con cabezal electrónico, con los que se programa a diferentes temperaturas y horarios para cada habitación. Se ajusta y se programa con un teclado que hay en el cabezal, además tiene una pantalla de cristal líquido.
Y hay cabezales electrónicos con actuación a distancia para programar la temperatura y el horario. Esto se hace con un cronotermostato centralizado que se ubica en el salón. Se podría controlar vía internet con un smartphone o tablet.