Energía

Qué consume más una caldera o una bomba de calor

Operador instala una bomba de calor. iStock

Según datos de Eurostat, alrededor del 50% de toda la energía consumida en la UE se utiliza para calefacción y refrigeración, y más del 70% proviene de combustibles fósiles (principalmente gas natural). En el sector residencial, alrededor del 80% del consumo final de energía se utiliza para calentar espacios y agua.

Encontrar la mejor solución energética para calentar nuestros hogares ahora que el frío llama a la puerta depende de muchos factores (coste de la instalación, ahorro y eficiencia, hábitos de uso, ubicación de la vivienda, características del edificio, etc), de ahí que, aunque existen diferentes tecnologías aptas para descarbonizar la calefacción, elegir la mejor opción a veces no resulta sencillo. Las bombas de calor y las calderas de gas natural de condensación de alta eficiencia -compatibles para funcionar con gases renovables-, se postulan como las mejores opciones.

Aunque durante años las bombas de calor se descartaron como solución de calefacción y refrigeración en Europa, hoy en día son una tecnología madura, que permite un mayor uso de fuentes renovables, energía ambiental y calor residual y, por tanto, una solución de calefacción eficiente, sostenible y cada vez más asequible, capaz de calentar y refrigerar cualquier tipo de vivienda y edificio -sea cual sea su temperatura- y reducir significativamente la factura energética.

Según la Asociación Europea de Bombas de Calor (EHPA, sus siglas en inglés), en 2022 se vendieron casi tres millones de unidades (+39%), de las que 185.000 se vendieron en España, una cifra récord que eleva a casi 20 millones el número total de bombas de calor para calefacción (tanto aire-aire como hidrónicas o basadas en agua) y bombas de calor para agua caliente conectadas en el Continente.

Todas ellas proporcionan calefacción al 16% del parque de edificios residenciales y comerciales de Europa y evitan la emisión de 52,5 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. El objetivo es instalar, al menos, 10 millones de bombas de calor adicionales para 2027.

La UE presentará a final de año un Plan de Acción con el objetivo de acelerar el despliegue de las bombas de calor y alcanzar los 60 millones de equipos en 2030. Una de las iniciativas del Plan es el Acelerador de bombas de calor, una hoja de ruta en la que han participado un total de 23 organizaciones europeas, que recoge las barreras que enfrenta el sector y las soluciones para superarlas.

Aunque las bombas de calor son entre tres y cinco veces más eficientes energéticamente que las calderas de gas, sus costes iniciales de adquisición, instalación y funcionamiento, tal y como recoge el documento, están dificultando su despegue. Sin embargo, en la mayoría de los mercados de la UE, las bombas de calor son más baratas durante su vida útil que las calderas de gas.

Ventajas de las bombas de calor

Entre otras ventajas, las bombas de calor proporcionan frío en verano, no originan componentes contaminantes y perjudiciales para la salud (NOx) y evitan grandes saltos térmicos para reducir el consumo energético.

Según el nuevo informe Coolproducts publicado por la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), transferir tan solo la mitad de los 3.200 millones de euros anuales de subsidios a la calefacción fósil pagados por los Estados miembros a las bombas de calor, puede permitir la transición de Europa hacia un calor 100% renovable para 2040.

La investigación también revela que una inversión adicional de 21.000 millones de euros durante la próxima década, garantizará un panorama energético más justo y limpio para todos: una recuperación de la inversión en siete años para todos los ciudadanos que instalen bombas de calor y una cobertura total de los costes iniciales para familias necesitadas. Con los impuestos al carbono, la inversión se puede reducir a 14.000 millones de euros.

Calderas con gases renovables

La publicación el pasado 20 de septiembre de la Directiva refundida de Eficiencia Energética, provocaba un auténtico tsunami a raíz de la difusión de algunas informaciones que apuntaban que la nueva normativa ponía fecha al fin de las calderas de gas y la obligación de ser sustituidas por bombas de calor. Un error de interpretación que rápidamente salieron a aclarar distintas asociaciones como Sedigas, Fegeca o Agremia.

Un estudio reciente elaborado por la consultora Arthur D. Little para Sedigas, apunta que mientras que el coste de instalar una caldera de condensación en España no supera los 1.500 euros, el precio medio de instalar un equipo de bomba de calor aire-agua (agua caliente y calefacción) para aerotermia con suelo radiante se dispara hasta los 18.000 euros (12.000 euros en caso de contar con la máxima subvención). Si, además, tenemos en cuenta, que la renta media neta disponible por hogar en España es de 19.200 euros al año, decantarse por un sistema de bomba de calor supondría invertir más del 90% de dicha cantidad.

Si elevamos estas cifras a nivel global, el coste de reemplazar los 11,1 millones de calderas de gas que actualmente se estima que hay instaladas en España por bombas de calor, podría superar los 201.000 millones de euros -lo que equivale a más de dos veces el gasto público en sanidad nacional-, frente a los 13,5 millones de euros que supondría cambiar las calderas atmosféricas por calderas de condensación, señala el informe. Si a esto le añadimos que cada bomba de calor instalada supondría multiplicar por dos el consumo respecto al de una caldera de condensación (de 2 kW a 4 kW), se necesitaría realizar una alta inversión en infraestructura eléctrica para duplicar la red actual de suministro de los hogares.

Caldera de condensación

Otra de las razones que, según el informe de la consultora, animaría a un usuario a decantarse por una caldera de condensación en lugar de un equipo de bomba de calor es el tamaño de la vivienda. Por un lado, la unidad interior de la aerotermia (hidrokit) no es viable para hogares de menos de 105 metros cuadrados y, por otro lado, la unidad exterior de la bomba de calor presenta problemas de instalación por limitaciones técnicas en la fachada, patios interiores y tejados.

Teniendo en cuenta que el 31% de las viviendas en España tiene menos de 70 metros cuadrados y un 40% tiene entre 70 y 100 metros cuadrados, el informe señala que existen más de 3,9 millones de viviendas donde el despliegue de las bombas de calor es técnicamente imposible y más de 5 millones donde resulta complicado e incómodo para el usuario realizar ese cambio.

A tenor de estos datos, desde Sedigas apuestan por aprovechar las instalaciones existentes para su uso con gases renovables, ya que las calderas actuales "son perfectamente compatibles con el biometano y con hasta un 20% de hidrógeno renovable". Desincentivar las calderas de gas -añaden- tendría un efecto adverso en el proceso de transición energética.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky