
Antes de la ocupación rusa a Ucrania y de que Moscú desatara una ofensiva energética con la Unión Europea, los planes de las capitales comunitarias pasaban por ir enterrando el carbón progresivamente. Pero los problemas de suministro han devuelto al sucio mineral como una pieza clave en el sistema energético europeo. La Agencia Internacional de la Energía descarta que haya un recorte significativo del uso intensivo de la hulla hasta después de 2025. Los mayores aumentos de capacidad provienen de Alemania, tras moverse con agilidad en Bruselas para contar con el beneplácito de la Comisión Europea.
El carbón y el gas natural licuado han sido los salvavidas de este invierno para que los países del centro y norte de Europa hayan superado el corte de suministro energético que ha provocado Rusia. Los Gobiernos han recurrido al uso intensivo de carbón para garantizar el suministro energético a los hogares y a la industria.
Empezando por Berlín y continuando por Londres han aumentado la capacidad de generación de energía, a través de la quema de hulla o lignito, ya sea reabriendo viejas plantas o prorrogando las fechas previstas de cierre. También se han suspendido en varios países de la UE los límites de producción eléctrica explotando el carbón.
La Agencia Internacional de la Energía calcula que las últimas medidas adoptadas por los gobiernos europeos han añadido 19 GW de capacidad de generación eléctrica del carbón. Para este invierno, la producción podría alcanzar los 146 GW, según el organismo, sumando la oferta de la UE y de Reino Unido.
Supone un aumento del 15% de la capacidad, respecto a las cifras de 2021. Alemania es responsable de la mayor parte de la capacidad adicional de carbón, añadiendo casi 10 GW para este invierno. En los Países Bajos, la eliminación de los topes de generación eléctrica a través de la quema de carbón agregará otros 3,8 GW de potencia eléctrica.
Este incremento no será puntual, ni circunscrito a esta temporada de invierno. Según las previsiones de la AIE, la capacidad de generación eléctrica apenas caerá en la próxima campaña. Se moverá sobre los 141 GW durante el próximo invierno. No será hasta 2025 cuando comience a bajar la aportación del carbón a la producción eléctrica.
El recorte del uso intensivo del carbón pasó de ser una prioridad a convertirse en una fuente estratégica para la UE. "La crisis energética y sus consecuencias han llevado a un cambio significativo en las prioridades políticas", comenta el informe anual de AIE.
La Comisión Europea lanzó el pasado mes de mayo su plan REPowerEU para reducir la dependencia de la UE sobre los combustibles fósiles rusos acelerando la transición hacia la energía limpia, pero por sorpresa planteó dar un mayor peso en el mix energético al carbón y a la energía nuclear para flexibilizar la postura ante los recortes de suministros rusos.
Los países europeos, empezando por Alemania, uno de los más dependientes de la energía rusa, no tardaron en moverse. Berlín sacó de la reserva a las centrales que utilizan carbón y crudo para producir electricidad. Aumentó su capacidad en 4,3 GW gracias a la hulla, 1,9 GW procedente del lignito y 1,6 GW al petróleo. Además, aplicó prórrogas a los cierres de varias plantas, incluidas tres centrales nucleares.
Los propios gigantes industriales han desempolvado sus centrales o contratos más contaminantes para abastecerse. Volkswagen, Henkel y el gigante químico Evonik han vuelto al carbón después de que se les permitiera legalmente retrasar la transición verde. Según informa Bloomberg, Henkel detuvo los planes para convertir su planta de hulla de Düsseldorf a gas el otoño pasado; está "teniendo en cuenta las inseguridades actuales en el mercado de la energía".
Por su parte, Evonik continuará quemando carbón en su base de Marl para ahorrar gas y costos. "Se espera que nuestros costes de energía sean de 1.300 millones de euros en 2022 y aumenten nuevamente a 1.600 millones de euros en 2023", dijo un portavoz a la agencia. Mientras Volkswagen vendió contratos de 2,6 teravatios-hora de gas que había planeado usar en sus plantas de energía en Wolfsburg este año, para utilizar carbón hasta el primer trimestre de 2024.
La agencia espera que la generación a carbón aumente otro 4% en 2023, mientras se mantienen los precios del gas elevados. El organismo advierte de que sus previsiones pueden variar según evolucione el choque con Rusia. Hoy Moscú ha anunciado un recorte de producción de petróleo, en un claro movimiento de volver a desestabilizar otra vez el sistema energético europeo, y si Francia consigue poner en marcha las centrales nucleares que tiene en labores de mantenimiento. No será hasta 2025 cuando Berlín retome los planes para reducir la dependencia de la energía fósil.