
Llegaron divididos y se marchan todavía más alejados. El Consejo de ministros de Energía de los Veintisiete, que recogía el guante de unos líderes de la UE que la semana pasada solo fueron capaces de llegar a un acuerdo de mínimos, constató la herencia de las escisiones en el mercado comunitario cuando se trata de abordar los altos precios de la energía. Un encuentro que se saldó con una petición de los Estados miembro para que Bruselas presente propuestas más detalladas para abordar la extensión del mecanismo ibérico al conjunto de la UE y una Comisión Europea que insta a los países a ponerse de acuerdo para avanzar en las decisiones.
La cita en Luxemburgo ha dado como resultado un conveniente aplazamiento a un nuevo Consejo extraordinario de Energía el próximo 24 de noviembre. Es la constatación de la dificultad para salvar las posturas dispares de los Estados miembros. Oscilan entre una Alemania y una Holanda reacias a intervenir los precios del gas en el mercado comunitario y a aplicar un precio máximo al gas en el mercado mayorista de electricidad.
Del otro bando, Francia llevando la voz cantante de un grupo de países que piden que se establezca un límite a las importaciones de gas a la UE y se aplique el mecanismo ibérico. "Ha sido un debate interesante e interesado", en palabras de la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, a su salida del Consejo de ministros que tuvo lugar ayer en Luxemburgo.
Explicó Ribera que lo que los Estados miembro le piden a la Comisión Europea son propuestas más "concretas". Y constató tal mensaje minutos después el ministro de industria de la República Checa -que ostenta la presidencia de turno de la UE- , Jozsef Síkela, al señalar en rueda de prensa que considera el documento de pros y contras del mecanismo ibérico presentado por el Ejecutivo comunitario "una contribución para el debate", aunque "no es una propuesta".
Fue así que Síkela tensó el discurso con el Ejecutivo comunitario al reiterar: "necesitamos una propuesta para poder impulsar nuestra discusión". Un pulso al que respondió la comisaria de Energía, Kadri Simson, al apuntar directamente a los diferentes puntos de vista entre los Estados miembros como barrera para aplicar el mecanismo ibérico o poner un precio a la compra de gas.
De cara a finales de noviembre, Bruselas llegará con un análisis de cuál es el impacto de aplicar el mecanismo ibérico. Una evaluación que realizará país por país, según explicaron fuentes comunitarias, si bien no está claro que las medidas adquieran forma de propuesta legislativa hasta que logre un consenso entre los países.
La vicepresidenta tercera puso en evidencia en su intervención ante la prensa que muchos Estados miembro han pedido a la Comisión más "precisión" en el análisis de cómo se aplicaría el mecanismo ibérico al conjunto de la UE, sin que esto implique fugas a países terceros. Especialmente aquellos con "mayor dependencia con mayor interconexión con estados limítrofes, ya sea con Reino Unido o con Turquía", son los que manifiestan una mayor preocupación sobre cómo puede "funcionar en términos operativos", aclaró Ribera, que abrió la puerta a una doble subasta como solución al problema.
Tampoco tomará forma en la próxima cita de los titulares de Energía de la UE el corredor dinámico de precios en el índice de referencia de gas europeo, el TTF holandés. Una medida temporal que se articula como una suerte de tope a las importaciones hasta que se desarrolle un índice de referencia complementario para el gas natural licuado.
Por lo que las esperanzas de acuerdo para finales de noviembre descansan únicamente sobre la plataforma de compras conjuntas de gas y el mecanismo de solidaridad entre países en caso de riesgo de suministro de gas.