Energía

Bruselas cifra en 13.000 millones el beneficio de aplicar el 'mecanismo ibérico' a toda la UE pero con un tope más alto

  • Propone un tope al precio del gas entre 100 y 120 MWh
La comisaria de Energía, Kadri Simson.
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La idea lleva sobrevolando varias semanas el debate de los Veintisiete, también la dialéctica de la Comisión Europea. Y este martes, el Ejecutivo comunitario presentará finalmente a los ministros de Energía de la UE, que se dan cita en Luxemburgo, un análisis con los pros y los contras de la aplicación del mecanismo ibérico al bloque comunitario. Un documento en el que concluye que la medida generaría un beneficio de 13.000 millones de euros para el conjunto de la UE.

El texto, meramente orientativo, deja un regusto amargo con un balance en el que se cuentan más inconvenientes que ventajas, como las posibles fugas de electricidad hacia países no comunitarios o el alza del consumo de gas, como resultado de desacoplar el precio de este hidrocarburo de los precios de la electricidad para evitar que los altos niveles del gas repercutan en la factura de la luz.

Es así que la Comisión Europea recoge el guante de la Cumbre de líderes de la UE de la pasada semana, y analiza la posibilidad de aplicar el mecanismo ibérico con un tope al precio del gas que se situaría entre 100 y 120 euros/MWh para el conjunto de la UE, frente a la horquilla de entre 40 y 60 euros/MWh fijada para la excepción ibérica. Todo ello, eso sí, teniendo en cuenta que si los precios del gas en el mercado se situaran a niveles inferiores, como los actuales 90 euros/MWh que registra el índice de referencia europeo para el gas, el TTF (Title Transfer Facility) holandés, el mecanismo no entraría en funcionamiento.

En este escenario, Bruselas estima que la puesta en marcha de este mecanismo generaría un ahorro de 13.000 millones de euros que se sumaría al beneficio estimado de 70.000 millones de euros de establecer un tope de precios a las tecnologías inframarginales, aquellas que venden por debajo del precio que actualmente marca el gas en el mercado mayorista de la electricidad.

En la balanza: el alza del consumo de gas y las fugas en las exportaciones

Lo que el Ejecutivo comunitario no deja escapar en su análisis son los contras de la aplicación de esta medida. Uno de los argumentos que plantea, en línea con las voces detractoras del mecanismo, es que incluso con este elevado tope de precios, que rondan los 100 euros/MWh, la demanda de gas aumentaría entre 5.000 y 9.000 millones de metros cúbicos a nivel comunitario. 

En todo caso, la Comisión Europea apunta en su análisis que "predecir la cantidad exacta de consumo adicional de gas generado por la medida es muy difícil y el aumento general puede ser mayor que las estimaciones". 

De hecho, Bruselas vincula este aumento de hasta 9.000 millones de metros cúbicos del consumo de gas con otro de los escollos a sortear para la aplicación de la medida: las fugas de los flujos de electricidad a países de fuera de la UE.  

El análisis observa que las exportaciones de electricidad a países como Suiza y Reino Unido podrían reducir los beneficios económicos de la medida ya que "ya que los subsidios pagados en la UE reducirían en esencia los precios de la energía para los consumidores fuera de la UE", reza el texto.

Un problema ante el cual Bruselas propone establecer acuerdos con terceros países para extender la aplicación del mismo mecanismo, teniendo en cuenta que una serie de acuerdos internacionales con los socios comerciales de la UE prohíben la creación de precios de exportación más altos, como el acuerdo de Comercio y Cooperación entre Reino Unido y la Unión Europea.

Los intereses en juego: el tradicional pulso entre Alemania y Francia

La efectividad de tal medida y los potenciales beneficios dependerán de cada Estado miembro y, muy especialmente, de la composición de su mix energético. Así, Bruselas no ha dudado en dejar ver en su análisis que países como Alemania, Países Bajos e Italia, en los que las centrales de gas tienen un gran peso en su sistema de generación de electricidad tendrán que hacer frente a costes más elevados para establecerlas ayudas necesarias con las que poner en marcha el mecanismo. 

Del lado contrario, "el mayor beneficiario neto sería Francia", dice el análisis en el que el Ejecutivo comunitario señala directamente los intereses del Ejecutivo galo y de otros países que resultan ser importadores netos de electricidad producida en centrales de gas, porque no abundan en su mix energético.  

Países de Europa central y oriental, en donde las centrales eléctricas de gas fijan el precio con menos frecuencia, "probablemente obtendrán beneficios", apunta el análisis de Bruselas. Mientras que los países nórdicos y bálticos, cuyo sistema descansa, principalmente, sobre contratos a largo plazo, obtendrían menos beneficios ya que la medida no los abarca y por tanto no les repercute. 

Más ambición

No es que haya sido, precisamente, aplaudido el documento presentado por la Comisión Europea. Ya a primera hora de la mañana, a su entrada al encuentro, el ministro de Industria y Comercio de la República Checa, país que ostenta la presidencia de turno de la Unión Europea, Jozef Síkela, apuntó que "echa de menos muchas cosas en la propuesta" del Ejecutivo comunitario y ha pedido a Bruselas que platee las "piezas del puzzle que faltan como lo pedían los líderes, especialmente el estudio de impacto y la propuesta de la medida en sí misma". 

También se ha pronunciado al respecto la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, que ha valorado que no es "necesariamente la mejor opción" ese el tope de 100-120 euros MW/h de gas que plantea el documento de la Comisión, muy por encima de los niveles de precios del mecanismo ibérico.  

En todo caso, la vicepresidenta tercera ha destacado que la medida ha sido "reclamada en numerosas ocasiones por buena parte de los Estados miembro" y manifestado su comprensión por que los países "con poco carbón y poco gas quieran poder beneficiarse de una respuesta parecida". 

Ya la pasada semana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, miraba a la propuesta del mecanismo ibérico y defendía que "merece ser considerada para una introducción a nivel de la UE y merece la pena profundizar en ella y ver cómo hacerla operativa".

La idea de aplicar el mecanismo ibérico al conjunto de la UE no es nueva. Lleva sobrevolando los debates entre los Veintisiete y las propuestas de la Comisión Europea desde hace meses. La fórmula, similar a la que ya han ejecutado España y Portugal, supone poner un límite al precio del gas en el sistema de formación de precios de la electricidad. El mecanismo, en términos prácticos, implica que los productores de electricidad a partir de gas no puedan vender en el mercado mayorista por encima de un precio determinado. Y el objetivo, minimizar las repercusiones de la espiral alcista que viene marcando el precio del gas en el precio de la luz.

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