
Después de meses de reticencias, la Comisión Europea admitió recientemente que era necesario intervenir el mercado eléctrico europeo para parar la escalada de precios de la luz en todo el continente y los técnicos del ejecutivo comunitario trabajan ya en una hoja de ruta. Según el documento de trabajo al cual ha tenido acceso El Economista, Bruselas prefiere actuar sobre los precios de las fuentes de energías renovables que no apostar por limitar el precio del gas siguiendo el modelo de la llamada excepción ibérica, pues creen que supondría incentivar el consumo de este combustible, en contra de los esfuerzos que se están tomando para reducir su uso.
"Por diseño, la medida usaría recursos públicos e incentivaría el uso de gas para la generación eléctrica. Esperamos que esta medida provocaría un aumento muy significativo del uso de gas", señalan los técnicos que directamente desaconsejan extender la medida a toda la Unión Europea. De hecho, como publicó El Economista, España está gastando más dinero en gas ruso que nunca y ha disparado el consumo de este combustible, llevando sus importaciones a niveles récord. Además, los expertos también avisan que la medida podría poner en riesgo la "seguridad de suministro", pues "la medida incrementaría la demanda de electricidad" y en caso de una disponibilidad limitada de gas, podría complicar el suministro.
Medidas obligatorias para reducir el consumo de gas
La propuesta de los técnicos de la Comisión, que no está validada a nivel político todavía, tiene dos elementos básicos. Por un lado, focalizar en conseguir una reducción tanto de la demanda de gas en concreto como de la electricidad en general, incluso con medidas obligatorias y no solo voluntarias como en la actualidad. En segundo, introducir un límite al precio de las tecnologías de generación de electricidad llamadas "inframarginales", es decir mayoritariamente las renovables. En este caso, el objetivo sería que los beneficios para estas tecnologías no estén vinculados al precio marginal de la energía, es decir el de la fuente más cara, ahora mismo el gas.
Esta medida implicaría a su vez acabar con los impuestos a los beneficios caídos del cielo de las eléctricas, un instrumento que han implementado varios gobiernos europeos, avalado por la misma Comisión, pero que perdería sentido si se aplicara este límite, pues las ganancias extraordinarias desaparecerían.
En este caso, pues, los expertos consideran que sería más adecuado acotar los precios por la vía de las renovables, contrariamente a lo que está haciendo actualmente el gobierno de España y el de Portugal. Otros gobiernos se habían mostrado partidarios de limitar el precio del gas. En su análisis, los técnicos de la Comisión también evalúan distintas medidas tomadas por otros países, analizando el impacto que tendrían no solo para la descarbonización, sino para el mercado único y el objetivo común de reducir el consumo de gas.
Ahora bien, también admiten que todo este paquete no soluciona el problema de fondo, sino que busca abaratar la factura de los consumidores: "Estas medidas pueden ayudar a mitigar el efecto de la crisis, particularmente para los consumidores, pero no devolverán los precios de la energía a los niveles precios anteriores a la crisis o eliminarán significativamente les efectos de esta tanto en la inflación como en la economía europea en su conjunto" , dice el documento. "Dado los elementos que están afectando el mercado eléctrico ahora mismo, no vemos ningún tipo de intervención del mercado que pueda tener este efecto en el corto plazo", concluye.