El Gobierno recela de la entrada del fondo de rescate en Duro Felguera. La compañía asturiana ha sido la primera en lanzarse a los brazos de este vehículo de 10.000 millones para buscar un rescate financiero que les permita seguir adelante. Para ello ha iniciado la elaboración de un nuevo plan estratégico y la negociación de una segunda refinanciación con la banca que les permita retrasar los planes de crecimiento que la empresa tenía para este año.
Fuentes del Ejecutivo consultadas por este diario, mantienen serias dudas de que la crisis de Duro Felguera provenga de la situación creada por el coronavirus y por ese motivo dudan su capacidad para recibir el amparo de este fondo.
Entretanto, la presidenta de la compañía, Rosa Aza, reivindica su papel como negocio estratégico al contar entre los activos de la compañía con una empresa clave para la seguridad nacional como es Epicom. La compañía ha decidido hacer girar una parte de esta pequeña pata de negocio sobre su futuro plan industrial para tratar de convencer al Gobierno y han buscado el apoyo del presidente del Gobierno asturiano, Adrián Barbón, para defender su papel clave en la zona.
Para lograrlo además la empresa ha trufado su consejo de administración de ex políticos como los ex ministros socialistas Jordi Sevilla o Valeriano Gómez y recientmente intentó incorporar a Elena Pisonero, que finalmente rechazó su nombramiento por unas sorprendentes incompatibilidades que en el proceso de fichaje no se habían detectado.
Duro Felguera ha solicitado a sus siete bancos acreedores más de 150 millones de euros para relanzar la compañía, de los que más de 50 millones se instrumentan a través de un crédito avalado al 70% por el Instituto de Crédito Oficial (ICO), dentro de las ayudas por el Covid-19, y 100 millones en avales. La ingeniería asturiana, en paralelo, ha planteado a las entidades la refinanciación de su deuda, de 85 millones, para reforzar su patrimonio, de manera que alrededor de dos terceras partes (unos 56 millones) se transformen en bonos convertibles. La banca ha condicionado ahora el acuerdo a que dé entrada en su capital al Estado, a través de la SEPI con el programa de medidas especiales de apoyo a empresas estratégicas.
Duro Felguera se halla en estos momentos manteniendo conversaciones con el Gobierno para instrumentar el desembarco de la SEPI en su accionariado. Aunque las negociaciones son incipientes, el planteamiento es que la firma estatal asuma una participación relevante y con influencia, como ocurre en otras compañías cotizadas como Indra, en la que ostenta un paquete ligeramente inferior al 20%.