
El sector de la energía ha sufrido una profunda transformación durante los últimos 100 años. No solo la convulsa historia de nuestro país en el siglo XX, sino también los continuos cambios en los desarrollos tecnológicos han obligado a esta industria a adaptarse rápidamente a la cambiante realidad. Su vocación innovadora ha llevado a Iberdrola a abanderar la transición del modelo energético español en estos años, a través de una estrategia centrada en el cliente y comprometida con el desarrollo de las energías limpias. A día de hoy, la compañía es un líder eólico a nivel global, fruto de su capacidad de desarrollar la tecnología renovable de forma pionera.
El inicio de Iberdrola en España se remonta a 1901, cuando nace Hidroeléctrica Ibérica en España, en un contexto de máxima necesidad de suministro de energía por parte del país. Poco después, en 1907, se constituye Hidroeléctrica Española, otro de los pilares de la compañía. Esta etapa de la historia está marcada, en materia energética, por la revolución mundial que supuso el arranque de la electrificación de las ciudades y los hogares a finales del siglo XIX, lo que obligó al sector a desarrollar e incorporar los nuevos avances tecnológicos en pocos años, como la corriente alterna, que permitió el transporte de la energía eléctrica.
El inicio de Iberdrola en España se remonta a 1901, cuando nace Hidroeléctrica Ibérica en España
El arranque del periodo de guerras fue especialmente convulso para esta industria. Pese a las dificultades para adquirir tecnología y materiales del extranjero tras la Guerra Civil y durante la dictadura, Hidroeléctrica Ibérica logra fusionarse con Saltos del Duero en 1944 -compañía que operaba desde 1918, pionera en el desarrollo de proyectos de I+D-, y en 1945 arrancan las obras de los primeros aprovechamientos hidroeléctricos de Saltos del Sil.
En los años 60 se inicia la gran revolución de la tecnología nuclear, que se materializa en la puesta en marcha de proyectos como la ya clausurada central nuclear de Santa María de Garoña en 1971. Estos avances supusieron un salto hacia adelante para las empresas que acabarían configurando el Grupo Iberdrola.
Los años 70 marcan el inicio del proceso de privatización del sector energético, que comienza su camino hacia la liberalización definitiva del negocio
En los 70, coincidiendo con el inicio de la apertura económica y comercial de España, la industria de la energía está centrada en la búsqueda de nuevos recursos, ante una creciente demanda que exige nuevas formas más eficientes de producción.
Además, estos años marcan el inicio del proceso de privatización del sector energético, que comienza su camino hacia la liberalización definitiva del negocio. A partir de los 90, y como consecuencia de los procesos de cambio en las décadas anteriores, las grandes eléctricas comienzan a operar como multinacionales, estructurando su negocio en torno a las divisiones de generación, distribución y comercial.
En este contexto nace Iberdrola en 1992, resultado de la fusión de Iberduero e Hidroeléctrica Española.
El salto al exterior
La entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986 propicia la apertura de España hacia los mercados extranjeros. La empresa española, recluida a los límites de la economía nacional durante décadas, trata así de aprovechar las nuevas políticas aperturistas para buscar nuevas oportunidades de negocio. En este sentido, Iberdrola esperaría solo hasta 1995 para llevar a cabo su primera expansión en el mercado latinoamericano.
La vocación internacional de la empresa se confirma en 2001, cuando pone en marcha el Plan Estratégico de Internacionalización, en el que constata su visión empresarial ante una realidad marcada por los crecientes requerimientos energéticos de la sociedad, lo que se traduce en la necesidad de buscar fuentes más limpias y sostenibles.
Como consecuencia de esta apuesta internacional, el grupo es hoy en día -además de la primera compañía energética de España y la tercera empresa española por capitalización bursátil- el tercer operador eólico de Estados Unidos, el primer productor privado de electricidad en México, el distribuidor líder en Brasil y el principal productor eólico de Reino Unido. Asimismo, Iberdrola cuenta con presencia en Alemania, Francia, Portugal, Italia y Grecia.
Hacia las cero emisiones
La llegada de Ignacio Galán al grupo en 2001 marcó también un hito en el compromiso de Iberdrola de invertir en el desarrollo de energías renovables. Galán, que ascendió a la presidencia del grupo en 2006, centró desde el primer momento su gestión en investigar y potenciar fuentes de energía limpias, especialmente eólica e hidroeléctrica, redes eléctricas inteligentes y almacenamiento energético eficiente.
Desde la llegada de Galán, el grupo ha llevado a cabo una inversión de 100.000 millones de euros en este tipo de tecnologías en todo el mundo, lo que demuestra la convicción de Iberdrola por compaginar su proyecto empresarial con el éxito de desarrollo sostenible.
La empresa, en su compromiso 'verde', ha clausurado en todo el mundo centrales térmicas, que suman casi 7.500 MW de capacidad instalada
Como resultado, Iberdrola ha pasado a tener más de 47.400 megavatios (MW) de potencia operativa, lo que supone casi triplicar la que tenía en 2001. De esta, más de la mitad -29.500 MW- corresponde a fuentes renovables, fundamentalmente eólica terrestre y marina (16.000 MW) e hidroeléctrica (12.500 MW).
Durante estos años, la compañía ha puesto en marcha alguna de sus instalaciones más punteras, como el Centro de Operación de Iberdrola Renovales (CORE) en Toledo, que ha cambiado la realidad de la energía eólica. En él se controlan las 24 horas del día y los 365 días del año todos parques eólicos, centrales minihidráulicas y subestaciones asociadas de Iberdrola en todo el mundo. Además, en él se desarrolla un proyecto de I+D de predicción de producción (se prevé el viento y otros factores que afectan en la producción del parque).
Las emisiones de la compañía se han situado un 70% por debajo de la media de las empresas del sector en Europa
Otra muestra del compromiso de Iberdrola con la innovación en el sector renovable es su colaboración con el Barcelona Supercomputing Center (BSC) para aplicar la supercomputación al diseño de parques eólicos, a través de los proyectos de innovación SEDAR y HPC4E. Destaca también el programa MeteoFlow, un sistema integrado para la predicción de las variables meteorológicas a medio y largo plazo en cualquier tipo de instalación renovable.
Al mismo tiempo, y en línea con su compromiso por frenar los efectos nocivos del cambio climático, la empresa ha clausurado en todo el mundo centrales térmicas, que suman casi 7.500 MW de capacidad instalada, y ha anunciado el cierre de sus dos últimas plantas de carbón, que hoy tan solo representan un 1,8% de su capacidad total.
Gracias a estos cambios, las emisiones de la compañía se han situado un 70% por debajo de la media de las empresas del sector en la Europa continental. Su compromiso es reducir su intensidad de emisiones en un 50% para 2030 con respecto a sus niveles de 2007 y lograr, en el año 2050, ser neutra en carbono.
Inversión en I+D
Para llevar a cabo estas transformaciones en su modelo de negocio, el grupo ha destinado desde sus orígenes una gran parte de sus recursos a I+D. De este modo, en los últimos cinco años, Iberdrola ha invertido más de 1.000 millones de euros en innovación y desarrollo, de los que 267 millones corresponden a 2018 -lo que supone un 8 por ciento más respecto al ejercicio anterior-. Entre las principales líneas de desarrollo se encuentran las renovables, las redes inteligentes y nuevas soluciones para el consumidor.
Por otro lado, como muestra de su compromiso con el desarrollo económico y social del país, el grupo creó hace diez años el programa internacional de startups Perseo, dotado con 70 millones de euros, y cuyo objetivo es impulsar la creación y desarrollo de un ecosistema dinámico de emprendedores en el sector eléctrico.
Los retos que plantea el mundo actual en materia medioambiental -materializados en el convenio mundial del Acuerdo de París, que entrará en vigor el próximo año- hace que sea fundamental el compromiso de compañías como Iberdrola, cuyo sentido de la responsabilidad lleva a nuestro país a la vanguardia de las energías respetuosas con el desarrollo sostenible.