
Ferrero se niega a implantar el semáforo nutricional que ha anunciado el Gobierno para mejorar el etiquetado nutricional de los alimentos y establecer un código de colores según las propiedades de cada uno. "Entendemos que es algo voluntario y no lo vamos a hacer", ha asegurado en un encuentro con los medios Roberto Torri, director de Relaciones Institucionales del gigante italiano, que ha acusado al Gobierno de "lanzar mensajes devastadores contra la industria".
La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, anunció en noviembre el nuevo modelo de etiquetado frontal, conocido como el Nutriscore, que mediante un código de colores -entre el verde y el rojo, a modo de semáforo- "facilitará a los ciudadanos una información más precisa sobre la calidad nutricional", según dijo entonces. "El actual etiquetado, aunque ha sido un avance muy importante, no es suficiente, ya que resulta complejo de entender", resaltó la ministra.
En la misma línea, se instaurarán medidas en colegios e institutos para impedir la venta de alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar, ácidos grasos saturados y trans, sal y calorías; se limitará la publicidad de los alimentos poco saludables dirigida a menores de 15 años, mediante el Código PAOS de autorregulación de la publicidad, y se desarrollarán guías sobre las contrataciones públicas para impedir la presencia de alimentos no saludables en instituciones o centros públicos.
Sanidad contempla ratificar además acuerdos con las empresas para reducir una media del 10% los azúcares añadidos, sales y grasas saturadas hasta 2020.
Ferrero rechaza asimismo retirar el aceite de palma de sus productos pese a las críticas recibidas contra esta grasa, asegurando que no hay un sustituto posible. "Retirar el aceite de palma sería el fin de la industria alimentaria", ha asegurado Torri. El director de Relaciones Institucionales de la empresa mantiene que "quien lo ha retirado es solo por razones de Marketing y no porque el aceite de palma sea perjudicial para la salud".
Responsabilidad social
Frente a las restricciones impuestas por el Ejecutivo, Ferrero asegura apostar por la responsabilidad social corporativa. "Es una de las piedras angulares que rigen el funcionamiento de la compañía, desde la recolección de las materias primas, la relación con los proveedores locales e internacionales, la atención de sus empleados y exempleados, o el cuidado de los productos que ofrecen a sus consumidores".
A nivel global la compañía facturó 10.700 millones de euros el pasado año, lo que supone un crecimiento del 2,1% respecto al año anterior. Ferrero Ibérica, filial del Grupo Ferrero en España y Portugal, cerró su último ejercicio con unas ventas de 246,2 millones, un 4,3% más. La empresa cuenta con una cuota de mercado del 15,7% y se posiciona como el mayor productor de chocolate gracias a su crema de untar.