Empresas y finanzas

Casaus, inspector del Banco de España: "Los gestores de Bankia jugaban al gato y al ratón con los supervisores"

  • "Vimos mucha alegría entre los gestores de Bankia repartiendo bonus"

El inspector del Banco de España, José Antonio Casaus, ha asegurado hoy en su declaración como testigo en el juicio por la salida a bolsa de Bankia que los gestores de la entidad jugaron al "ratón y al gato" con los supervisores entre 2010 y 2012. Según Casaus, los jefes de Bankia tuvieron que hacer malabares para realizar las provisiones que necesitaban y a la par no quedarse con un capital insuficiente para suspender las pruebas de solvencia de los test de estrés que la Autoridad Bancaria Europea (EBA) iba a realizar en 2011.

El inspector del organismo supervisor aseguró que entre Caja Madrid y Bancaja necesitaban realizar unos saneamientos de 16.000 millones de euros. Sin embargo, a su juicio, los gestores, conscientes de que debían realizar saneamientos, contrataron a la consultora PwC para realizar un informe sobre la necesidad de dotaciones que "te lo viste bien y te dice, te faltan 11.500 millones". "Para mí 11.500 millones era insuficiente, pero al menos se acercaba a nuestras estimaciones de 16.000 millones", explicó.

"Alegría con los bonus"

"Había que parar los bonus, pero veíamos una alegría entre los gestores...", dijo Casaus. El inspector recriminó que los jefes de Bankia, entones presida por Rodrigo Rato, tenían un bonus que se basaba "en algo tan peregrino" como crecer el negocio. "Es muy fácil, le das préstamos al primero que pase por la calle y creces, eso sí, luego te vuelven. Con ayudas públicas, saneando 9.000 millones y dicen que han cumplido objetivos. Pues le dijimos, no", relató el inspector ante la fiscal Anticorrupción, Carmen Launa.

Casaus aseveró que la intención de Bankia en 2010 fue la de sanear contra patrimonio para dejar las cuentas de 2011 saneadas para poder afrontar las pruebas de solvencia de la EBA. "Los gestores tenían que sanear, pero no demasiado porque se iban a quedar con un déficit para cumplir los requerimientos de capital de las autoridades europeas -dijo Casaus-. Se entró en un juego entre los gestores de la entidad y el Banco de España".

José Antonio Casaus tomó protagonismo durante la investigación del 'caso Bankia' porque fue el inspector que remitió varios correos electrónicos a sus supervisores en los que advertía que sino se encontraba un inversor institucional para la entidad, iba a tener que ser nacionalizada. No obstante, el contenido de los emails nunca llegó a reflejarse en un informe oficial del organismo supervisor, y los responsables del Banco de España entonces, como el gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez, siempre han negado haber tenido conocimiento en su día de estos emails.

El inspector Casaus defendió que los jefes de Bankia, entonces presidida por Rodrigo Rato, realizaran los saneamiento a lo largo de tres años: "Creo que hacían lo que podían hacer para quedarse con unos niveles de solvencia que el regulador les iba a pedir en 2011. De lo contrario, hubieran tenido que captar 5.000 millones en la salida a bolsa, en vez de los 3.000 que obtuvieron". "Era un juego para no pillarse los dedos y cumplir con las exigencias de capital", remarcó el inspector, quien añadió que en aquellos años de crisis financiera hubo una "grandísima incertidumbre" sobre la valoración de los activos y los cambios regulatorios. "No fue una época fácil ni para gestionar ni supervisar", manifestó al respecto.

El informe de saneamientos "fue un error"

Casaus ha reconocido que "fue un error" por su parte reflejar en el informe de inspección que las provisiones realizadas por Bankia para 2011 y 2012 eran suficientes. El inspector aseguró que el primer informe que se remitió al Banco de España no incluía el párrafo sobre la idoneidad de las coberturas. Sin embargo, el jefe del equipo de inspección, Pedro Comín, pidió especificar si los saneamientos registrados en la integración fueron suficientes.

Según Casaus, ellos pensaban que aún faltaban entre unos 8.000 y 10.000 millones de euros, que es lo que querían reflejar, pero Comín les pidió poner algo que "no comprometiera mucho". Finalmente, se optó por reflejar que las coberturas eran suficientes para los próximos dos años. "Ese fue nuestro error de falta de coraje y lo metimos en contra de lo que pensábamos. Es un error que contradice todo lo que he dicho antes, nuestra opinión era que se necesitaban 16.000 millones de euros más. Es un error de coraje", aseguró.

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