
El Ministerio para la Transición Ecológica de Teresa Ribera ha lanzado una consulta pública para elaborar una norma que ataje el "incremento" del fraude en el sector del gas natural, que evalúa en el 3% de los ingresos del sistema gasista, unos 90 millones de euros anuales.
Según recoge en el Real Decreto 1434/2002, por el que se regulan las actividades de transporte, distribución, comercialización, suministro y procedimientos de autorización de instalaciones de gas natural, "se considerará que existe fraude cuando se produzca alguna acción u omisión tendente a modificar o impedir la medición del suministro contratado en perjuicio del distribuidor o comercializador".
Según indica una empresa del sector, como "acción u omisión tendente a modificar o impedir la medición del suministro" se entiende la manipulación del contador, de los precintos, de su interior, de la instalación de gas, el uso de pasos directos y otras irregularidades. Ahora bien, esto es mucho más fácil enumerarlo que descubrirlo.
A diferencia de los contadores eléctricos, que suelen estar en una estancia específica, fuera de los hogares, domicilios y centros de trabajo -y telemedidos en su inmensa mayoría-, los contadores de gas suelen ubicarse dentro de esos espacios privados, a los que no siempre se puede acceder para registrar los datos de consumo; los propietarios pueden no estar nunca cuando la compañía quiere hacer las lecturas o quizá, directamente, no se permite el paso al responsable de la lectura.
Imposible cortar el suministro
Contra el impago se aplica la interrupción del suministro, pero esto también es más fácil decirlo que ejecutarlo; se trata de algo inviable en numerosas ocasiones, porque para cortar el suministro hay que acceder al contador, que es el punto de frontera entre el consumidor y la red de distribución. Y si no se puede entrar a leer el aparato, difícilmente podrá entrar a retirarlo.
Como resultado, según indica un experto, la comercializadora puede rescindir el contrato con el cliente, pero la distribuidora no puede cortar el suministro, porque los procedimientos no están bien definidos en la normativa citada, de modo que se genera una deuda que tampoco está claro a quién le corresponde asumir.
El sector lleva tiempo alertando del problema -en las páginas web de las empresas hay apartados específicos para recibir denuncias-, pero hasta ahora no se había tratado de aportar una solución.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha lanzado una Consulta pública -abierta a cualquiera hasta el 28 de febrero- para modificar la citada normativa, con la intención de atajar el fraude, que se calcula en el 3% de los ingresos del sistema gasista, alrededor de 90 millones de euros.
Entre los elementos que quiere abordar con la nueva regulación es la responsabilidad de los distribuidores y los comercializadores en los casos de suspensión del suministro, de modo que se pueda proteger a los consumidores de sus abusos, y, a la par, proteger a las empresas de los abusos de los consumidores que comenten fraude.
Prohibir el corte de suministro a los hogares
A la par, la Consulta prevé que el futuro decreto incluya a los hogares en situación de pobreza entre aquellos consumidores a los que no se puede cortar el suministro, tal y como prevé la normativa europea. Estos consumidores, denominados clientes esenciales, son los hospitales, los cuerpos de seguridad, la policía, las guarderías...
Con ellos también hay un problema, porque si, por ejemplo, una residencia de ancianos privada deja de pagar el gas es imposible cortarle el suministro, por muy boyante que sea su economía. Por eso la Consulta indica que es necesario elaborar una metodología para identificar este tipo de consumidores adecuadamente, así como una base de datos que los incluya.
Finalmente, la Consulta quiere abrir la puerta a nuevos modelos de negocio alrededor del gas natural, sobre todo en su uso como combustible alternativo. Por ejemplo, ahora no está regulado el suministro a un vehículo desde la red de un hogar; se debe hacer obligatoriamente en una estación de suministro específica, una gasinera.