Empresas y finanzas

¿Cómo se comporta el empleado español? Al habla los jefes extranjeros

  • Empresarios de varios rincones del globo revelan su experiencia

El país entero se desgañita debatiendo sobre el rígido mercado laboral, la productividad de los empleados o la falta de espíritu emprendedor. Sin embargo ¿qué hay de los que nos ven desde fuera? Sin duda los patronos foráneos que han tenido la oportunidad –o la obligación- de lidiar con trabajadores españoles pueden aportar una lectura limpia de subjetivismos y prejuicios sobre la cultura del trabajo de nuestro país.

Por esta razón, elEconomista.es ha contactado con varios líderes empresariales extranjeros que en su momento dieron el paso de establecerse en un país gangrenado por los tópicos de la siesta, el jolgorio y los pasilleos, o apostaron por españoles para puestos de responsabilidad. Las experiencias que cuentan son tan enriquecedoras para ellos como ilustrativas sobre la realidad laboral que vivimos.

Albert Peters, presidente del Círculo de empresarios alemanes

"La cultura laboral es totalmente distinta", con este enunciado, de Perogrullo pero lleno de verdad, comienza a opinar este teutón afincado en Cataluña e implacablemente hostil hacia el 'procés'. "En España la vida familiar es muy diferente y el reparto del trabajo entre hombres y mujeres, también"-continúa- "Poco a poco se ha ido mejorando en estas áreas durante la democracia, pero, desde luego, falta pagar mejor a los trabajadores".

"No entiendo cómo una abogada con familia y seis años de experiencia sólo cobra 26.000 euros anuales"

Peters se muestra convencido de que existe un déficit remuneratorio, aunque matiza: "El mercado no lo permite". Metidos en estos jardines, resulta inevitable abordar una de las disposiciones más controvertidas del proyecto de Presupuestos, y en ésta echa mano de una muy germana diplomacia, calificando la subida del SMI como positiva "siempre y cuando no afecte a la motivación de trabajar". A sus ojos, la misión del sueldo mínimo debe ser "conseguir que la gente tenga un nivel de vida digno", ni más ni menos.

Al ser interpelado sobre lo que más le choca de nuestro mercado de trabajo, echa mano de un ejemplo práctico. "No entiendo cómo una abogada con niños y seis años de experiencia cobra sólo 26.000 euros al año", lamenta. "En Alemania ganaría como mínimo 45.000".

Aunque reconoce que aún nos queda mucho camino por recorrer, su lectura sobre la productividad en España es que "ha mejorado, lo exige la internacionalización. Sin ambages, se declara partidario del estilo de vida ibérico: "En España trabajamos para vivir, y en Alemania se vive para trabajar", cuenta.

En esta línea, no entiende como negativo el desplome de la industria a favor de los servicios, ni cree que sea óbice para afrontar la asignatura pendiente de los emolumentos. "Hay que aprender a valorar el servicio de un camarero, un limpiacristales o un dependiente y pagarles con dignidad".

Cristopher Dottie, presidente de la Cámara de Comercio Británica y director ejecutivo de Hayss

La de Dottie es una postura conciliadora. "Lo que más me sorprende es que hay una brecha importante entre los intereses de empresario y trabajador", dice sin una gota del viejo y afilado sarcasmo inglés, aunque nuestras cínicas entendederas ibéricas nos quieran decir lo contrario. "Si hablas con los empresarios, dicen que aquí nadie quiere trabajar y, en el lado contrario, dicen que no quieren contratar", comenta. "Hace falta un equilibrio".

Y equilibrado es su discurso, en el que ensalza la "lealtad" del empleado español, que "echa muchas horas" y en el que ve un "nivel de conocimiento elevado".

"Los empleados deberían estar más incentivados a través de variables salariales"

En el saco del 'debe', demanda una "mejor gestión del tiempo", para lo que considera fundamental un enfoque "sobre el resultado del trabajo", sin las caducas ataduras del presentismo calientasillas.

La herramienta para este fin serán trabajadores "más incentivados". ¿Y la receta? Simplemente objetivos: "Más variables en el salario".

Ivette Barreto, directora ejecutiva de AMEIB Pachamama

Dejamos atrás la Europa desarrollada y su 'Brexit' para conocer a una mujer hecha a sí misma en un entorno de "permanente crisis", como es Latinoamérica, ambiente que supo aprovechar para crecer, hasta convertirse en la cabeza visible de una asociación de apoyo a las mujeres latinas que se aventuran en el hostil territorio de la empresa. "Desde muy pequeños somos formados para hacer, para ser resolutivos, para buscar soluciones", explica. "Esto es común a las culturas del área iberoamericana. Es lo que traemos aquí, viene en nuestro ADN". Y así, dice, crían a sus hijos. En la exploración y no en el sedentarismo del trabajo por cuenta ajena.

"Cuando llegué a España, no daba crédito a que los comercios se tomaran un mes de vacaciones"

Afirma que en España todavía existe una "mochila" relacionada con la estabilidad y seguridad. En su opinión, ambos lados del charco se complementan como el Ying y el Yang: "Ustedes trabajan para tener asegurada su vejez, mientras que nosotros vivimos más el día a día y a veces descuidamos el futuro. En Pachamama trabajamos para integrar lo positivo de ambas visiones".

No hay que tirarle mucho de la lengua para sonsacarle lo que más le chocó a su llegada del modo de vida de los pequeños negocios: "Que las zapaterías y los comercios al por menor se tomaran un mes completo de vacaciones, o que las familias ahorraran un año entero o pidieran un crédito para irse

de vacaciones". Con década y media de singladura en la Madre Patria, esta peruana ha visto cómo pasábamos de ultraendeudados con pretensiones a vivir de la pensión del abuelo.

Su fórmula para mejorar la productividad es tan sencilla como complicada de llevar a la práctica: que cada empleado sea un apasionado de lo que hace. "Si la persona se identifica con su trabajo, lo hará con amor, lo hará bien".

Sheikh Mansoor Jassim Al-Thani, presidente de Mansoor Jassim Al Thani Group

Hablar con este hombre es contar con la palabra de uno de los magnates más poderosos del mundo: perteneciente a la familia real catarí y punta de lanza en uno de los emporios de referencia a nivel global, está acostumbrado a que los líderes mundiales le reciban con mucho cuidado para pedirle inversiones.

En principio, no hace distinciones entre las mil y una etnias y nacionalidades que componen su plantilla, en la que hay no pocos españoles muy cualificados. "En Mansoor Jassim Group contamos con trabajadores de diferentes nacionalidades que además consideramos como un punto a nuestro favor, porque a nivel empresarial nos permite tener diferentes puntos de visión hacia mercados internacionales", declara, añadiendo que "más importante que la nacionalidad es la experiencia y cualidades de la persona, además de su valor humano, valores y ética profesional".

"Lo importante es tener el equipo adecuado"

Descendiendo al barro de las cuentas y balances, se 'moja' un poco más: "Un punto menos favorecedor a la hora de contratar a trabajadores europeos es que, además del sueldo, normalmente en nuestra empresa siempre nos hacemos cargo de gastos extraordinarios como pueden ser la vivienda, billetes de avión, etc, que no son necesarios con personal catarí" -admite- "Pero para nuestra empresa y mi filosofía de negocio no es negativo, porque lo que es realmente importante es tener el equipo adecuado".

Hiroshi Kobayashi, sumiller y propietario del restaurante Tori-Key

"No seremos genios, pero podemos hacerlo genial", es su lema. La clave para ser genial en su muy nipona mentalidad es una pizca de tensión; saber, que no temer, las consecuencias de la desidia. Su acento es de Tokio, pero sentencia de forma tan áspera y directa como un constructor de Teruel. "En España, los trabajadores están demasiado protegidos, mientras que en Japón, si un camarero no funciona se va a la p... calle, sin más", expone, aunque reconoce que "suena muy feo".

Admite asimismo que en su país las cosas también están cambiando. "Después de la Segunda Guerra Mundial, la idiosincrasia colectiva se orientó a trabajar en la misma empresa, de alto nivel, hasta que te jubilaras a los 75 años, pero ahora está creciendo más la movilidad empresarial, hay más flexibilidad".

"Aquí los trabajadores están demasiado protegidos, en Japón si no funcionas te vas a la p... calle"

A pesar de todo, asegura que la actitud de los directivos japoneses hacia sus empleados es mucho más "negrera" que en España. El punto (negro) en común entre ambos países es la tradición de pasar horas y horas en el trabajo, algo que, señala, va en detrimento del rendimiento real. "Si trabajas diez horas, permaneces concentrado seis".

Cree firmemente en la meritocracia y el trabajo como escuela, algo que se refleja en su currículum: de sumiller a maître, y de ahí a dueño de uno de los mejores restaurantes japoneses de Madrid. Incluso puede encontrarse en su historial una temporada recogiendo uvas en La Rioja para aprender sobre su gran pasión, el vino. Y lo hizo gratis. "Yo quiero que entiendan mi filosofía, mi forma de ser" -afirma, consciente de lo difícil de esa meta- "Por eso doy mucha información mientras trabajamos".

Esa filosofía le lleva a no conceder demasiada importancia a los papeles rubricados con un sello académico. Al menos, en nuestro país.

"En Japón para ser abogado hay que pasar uno de los exámenes más difíciles de todo el sistema educativo. Aquí hay demasiados abogados que sólo han sacado la licenciatura en los años que sean, y eso no significa que sean buenos". Este problema, comenta, se extiende a todos los sectores, por lo que "los empresarios tienen miedo a comprometerse", lo que alimenta el círculo vicioso de la contratación basura.

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