
La desaparición y presunto asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el Consulado de Arabia Saudí en Estambul ha generado tensiones en las multinacionales de medio mundo.
Mientras directivos de JPMorgan, HSBC, Google cancelaban su asistencia al conocido como Davos del Desierto que tenía previsto celebrarse la próxima semana, donde tampoco acudirá la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde o el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, las recientes inversiones del país, especialmente en el sector tecnológico, se encuentran ahora en el punto de mira.
En su hazaña por diversificar su economía más allá de petróleo, el Fondo de Inversión Pública saudí (PIF, por sus siglas en inglés), ha generado la atención de los medios especialmente por su interés en dos de los grandes fabricantes de coches eléctricos, como son Tesla y Lucid Motors.
Durante los últimos cinco años, no solo el fondo soberano saudí sino la propia familia real y el Kingdom Holding, el conglomerado de inversión del príncipe Alwaleed Bin Talal Alsaud, han tomado importantes posiciones en múltiples compañías y startups tecnológicas. De hecho, el PIF compró una participación en Uber en junio de 2016 valorada en 3.500 millones de dólares además de tomar posiciones, también multimillonarias, en Noon, Virgin Galactic y más recientemente en Lucid Motors, uno de los competidores directos de Tesla.
Además de estas inversiones, el fondo soberano saudí cuenta con importantes lazos con Softbank. El PIF ha contribuido cerca de 45.000 millones de dólares en el Vision Fund de la nipona y se ha comprometido a invertir otros 45.000 millones de dólares más este año. El Vision Fund de Softbank está centrado en el sector tecnológico y ha realizado importantes inversiones en Slack y WeWork.
Los saudíes son conscientes del poder que tienen sobre SoftBank. El Príncipe heredero Mohammed bin Salman, responsable de la inversión del país en el Vision Fund, y del que se sospecha que estuvo involucrado en la muerte de Khashoggi, dejó caer a principios de este mes durante declaraciones a Bloomberg a principios de este mes que sin su dinero, "no habría un Vision Fund en SoftBank".
Dicho esto, el gigante nipón de telecomunicaciones sigue de cerca la evolución de los hechos y asume que, en el peor de los escenarios, podría tener que rechazar cualquier futura inversión saudí.