Eroski se queda sin tiempo y se arriesga a perder tanto su marca como la de Caprabo, si no logra pactar con la banca acreedora. La empresa de distribución vasca tiene apenas ocho meses para cerrar un acuerdo de refinanciación e impedir así que las entidades financieras ejecuten las garantías del préstamo sindicado firmado en julio de 2015, por un importe de 2.514 millones de euros. La devolución de este crédito, del que quedan pendientes todavía 1.650 millones de euros, está garantizadas con activos inmobiliarios, participaciones en distintas sociedades del grupo y una hipoteca sobre las marcas Eroski y Caprabo.
Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell, asesorados por KPMG y PJT Partners, han exigido a la compañía que lleve a cabo desinversiones por un importe de 600 millones de euros para poder afrontar así el pago de, al menos, cerca del 40% de los compromisos financieros pendientes.
"Eroski tendrá que vender sí o sí", aseguran fuentes próximas a las entidades. El problema de Eroski, por lo tanto, es que se ha quedado prácticamente sin opciones en este momento y, o bien vende Caprabo a un tercero para garantizar el pago de la deuda, o se arriesga a tener que ceder la marca a la banca en caso de impago. Con una facturación de algo más de mil millones de euros, la compañía catalana tiene actualmente 330 supermercados repartidos entre Cataluña, Navarra y alguna franquicia en Andorra.

Para evitar precisamente su venta, Eroski planteó una quita a la banca, precisamente, por esos 600 millones de euros que le exige en desinversiones. Pero las entidades se negaron en rotundo, aceptando como mucho condonar 100 millones de deuda, al entender que, de lo contrario, se daría por hecho que la empresa no es viable, con lo que se ejecutarían las garantías. Aunque Eroski declina hacer comentarios ahora sobre la marcha de las negociaciones, sí que ha mantenido en todo momento su negativa a hacer nuevas desinversiones.
A pesar de sus dificultades financieras, la empresa está empezando a ver la luz al final del túnel y por primera vez en la última década el año pasado consiguió entrar en beneficios. El gigante de la distribución vasca obtuvo un resultado neto positivo de 33,1 millones, frente a unos números rojos de 22,8 millones el año anterior. Aunque las ventas disminuyeron un 7,2%, hasta 4.792 millones, debido a la reducción de la superficie comercial, la compañía sigue convencida de que no necesita hacer nuevas desinversiones para acometer el pago de su deuda.
Markaide: "hemos ofrecido a los bancos acreedores afrontar en cinco años la devolución de 300 millones de euros"
En este sentido, y después de haber amortizado 167 millones el año pasado, el presidente de la cooperativa, Agustín Markaide, anunció en mayo que "hemos ofrecido a los bancos acreedores afrontar en cinco años la devolución de 300 millones de euros". La banca, sin embargo, se ha plantado e insiste en que es necesario que haya venta de activos. El riesgo para Eroski es que si se sigue negando tendrá muy complicado lograr al final un buen precio por los activos y eso al margen del tiempo que podría llevarle materializar una nueva operación de venta.
La empresa, sin embargo, asegura que no puede adelgazar más su negocio, porque eso le impediría seguir generando caja en la misma proporción. En febrero de 2016, Eroski vendió ya 36 hipermercados y 22 gasolineras a Carrefour, por algo más de 200 millones de euros y en julio del año pasado traspasó también su red de perfumerías If, con un total de 103 tiendas, al grupo Douglas.
Poco antes, además, de la última refinanciación de la deuda, en noviembre de 2014, la compañía que preside Agustín Markaide llegó también a un acuerdo con Dia para la venta de 160 tiendas por un importe de 146 millones.
Otro de los riesgos, si no consigue refinanciar la deuda, es que podría verse obligada a una transformación societaria y dejar de ser una cooperativa para convertirse en una sociedad anónima, con lo que daría entrada en el capital a la banca acreedora.
Es una de las condiciones que impuso la banca en 2015 para la anterior refinanciación de la deuda, que supera en total los 2.200 millones de euros. Eroski, que cuenta con más de 8.000 cooperativistas, admite la existencia de esta cláusula "que se incluyó a modo de garantía", insistiendo, en cualquier caso, en que "eso es algo que tendría que ser aprobado por la asamblea general".
Desde la empresa insisten así ahora que lo que se está negociando son los plazos, la amortización, los intereses y las garantías, confiando en poder llegar a un acuerdo, pero sin dar más detalles.
La venta de los súper catalanes ya no basta
Eroski valora su filial de supermercados catalana Caprabo en 600 millones de euros, pero los bancos consideran que no vale más de 300 millones de euros. Fuentes próximas a los acreedores apuntan en este sentido que "aunque en ningún momento se ha dicho a la empresa qué activos tiene que vender, parece evidente que uno de ellos tendrá que ser Caprabo, aunque eso ya no sea suficiente y haya que acometer más desinversiones". La cadena vasca podría verse obligada así a vender otros activos, como la cadena de tienda de deportes Forum, además de nuevos paquetes de supermercados o hipermercados.