Desde los 285 dólares a los 389 en poco más de una semana. Ese fue el desempeño bursátil de la siempre volátil Tesla en los últimos días de julio y los primeros de agosto, empujada primero por sus resultados trimestrales y sus previsiones para el segundo semestre del año y, más tarde, por el ya famoso -e investigado por la SEC- tuit de Elon Musk sobre una posible exclusión de bolsa con recompra de acciones por 420 dólares el título. Y sin embargo, parece que la automovilística recorre ahora el camino de vuelta.
La compañía ha cerrado este viernes con una caída del 8,93% hasta los 305,51 dólares, aunque ha marcado mínimos intradía en 303,53 enteros. La desconfianza sobre la exclusión de bolsa, el cuestionamiento de la compra por parte de un fondo saudí, la investigación de la SEC sobre la operación, un informe de UBS que apunta a que el Model 3 será menos rentable de lo esperado y, finalmente, la entrevista concedida por Musk a The New York Times han dado al traste con las esperanzas de muchos inversores.
El CEO de la compañía, considerado por muchos inversores como un visionario incomprendido, se enfrenta cada vez a más críticas tanto por el desempeño de su empresa -generalmente incumple las previsiones realizadas por ellos mismos- como por su gestión unipersonal de la misma, amén de su verborrea en Twitter a menudo más centrada en sus otros proyectos como SpaceX o The Boring Company.
La puntilla, por el momento, la ha puesto el artículo-entrevista publicado por The New York Times este viernes, en la que Musk afirma que el último año ha sido "el más difícil y doloroso" de su carrera y que algunos de sus amigos están "realmente preocupados" sobre su salud mental después de trabajar 120 horas a la semana e incluso dormir en la fábrica "durante tres o cuatro días" consecutivos. Aunque cree que, a nivel personal, "lo peor aún está por llegar".
El artículo recoge además las ya conocidas tensiones dentro de la propia junta de Tesla, especialmente por el consumo de Musk del medicamento contra el insomnio Ambien.
Musk ha explicado que el tuit en cuestión, bajo sospecha de constituir un intento de manipulación de mercado para hacer escarmentar a los bajistas a los que Musk tanto ha atacado en la red social, lo escribió de camino al aeropuerto y que nadie lo revisó. La consecuencia inmediata fue un fuerte impulso a las acciones de la compañía que llevó incluso a parar su cotización durante unos minutos. Alega que la cifra de recompra, 420 dólares por acción, era simplemente una prima del 20% sobre el valor de los títulos en ese momento.
Shareholders could either to sell at 420 or hold shares & go private
— Elon Musk (@elonmusk) 7 de agosto de 2018
Musk explica además que la "financiación asegurada" para excluir a la compañía de bolsa, que ha achacado en los últimos días a un fondo de Arabia Saudí, se ha limitado a largas conversaciones sin que se haya alcanzado ningún acuerdo en firme.
Así, la inseguridad de que la exclusión a 420 dólares finalmente no se produzca y la investigación de la SEC, que hablará en cuestión de días con la junta de Tesla y el propio Musk, ha devuelto a los títulos a la cercanía de los 300 dólares, la cifra que parece ser su suelo más habitual, aunque en abril cayera hasta por debajo de los 250 dólares. De esta forma, los inversores parecen haber olvidado que, ya antes del tuit de Musk, habían premiado los resultados de Tesla alzándola hasta los 350 dólares por acción.
