
"Hace solo dos años, consideraban desinformado al cliente que entraba a un concesionario para comprar un coche de gasolina. Curiosamente, ahora ocurre justo lo contrario: se tacha de loco al que se atreve a pedir un vehículo diésel". El comercial de un concesionario Citroën resume en pocas palabras el cambio radical de tendencia que ha sufrido el mercado automovilístico en los últimos 24 meses. Y la situación promete radicalizarse en las próximas semanas tras la demonización de este tipo de automóviles por parte del Gobierno.
El mismo empleado de la marca automovilística francesa mostraba este viernes a elEconomista los diez pedidos pendientes que tenía sobre la mesa, de los que nueve correspondían a vehículos de gasolina y solo uno de GLP (Gas Licuado de Petróleo). Por el contrario, no había rastro de modelos diésel, ni incluso rebuscando en los cajones. Poco más o menos, esta escena cotidiana en miles de concesionarios españoles viene a reflejar la nueva realidad que afronta el mercado español del motor, sin que se atisbe indicios de corrección. "Intentamos ofrecer lo mejor para cada tipo de conductor, en función de sus preferencias y volumen de kilómetros anuales, pero sin empeñarnos en provocar un cambio de opinión al posible comprador que acude a nosotros con ideas preestablecidas", añade el mismo profesional.
Algo parecido a los anterior argumentan en el concesionario de Nissan también sondeado por este diario. "Si un conductor realiza altos kilometrajes le sugerimos un coche diésel, incluso a pesar de todo lo que se dice sobre ellos estos días", explica el dependiente de la marca japonesa. En este mismo establecimiento, el 80% de las ventas de turismos son de gasolina frente al 20% de gasoil, una proporción justo a la inversa de hace solo un par de años.
"La gente tiene miedo a comprarse un coche diésel y que se lo tenga que comer en unos años en el caso de que finalmente prohíban la circulación en las almendras de las grandes ciudades por motivos medioambientales", argumenta el responsable de un concesionario de Hyundai. El mismo directivo lamenta el previsible impacto negativo de las recientes declaraciones de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien aseguró el pasado miércoles que el diésel "tenía los días contados".
Por su parte, la directora de dos concesionarios del Grupo PSA apunta otro dato que apenas influye en la decisión de compra de los consumidores. "Mientras que la entrega de un coche gasolina puede oscilar entre 15 y 30 días, la de un coche diésel es de muy pocos días ya que existen muchos en stock".
Ese periódico también conversó con los responsables de un concesionario de Renault, en donde comparten la misma opinión que en la competencia: "Hay miedo. Existe temor a que no se pueda entrar en las ciudades con diésel y no solo con aquellos fabricados antes de 2006. La gente se pregunta: ¿para qué comprar un gasoil que posiblemente no me van a dejar utilizar".
"Nosotros decimos a la gente que los coches diésel no se verán perjudicados por la normativa que impide el acceso a las grandes ciudades, ya que solo afectaría a coches de más de 15 años de antigüedad, pero quién sabe lo que puede ocurrir dentro de dos o tres años", argumenta el encargado de un concesionario de Nissan en Madrid. "Preferimos hablar de etiquetas ambientales, especialmente porque en nuestro caso -compres un coche gasolina o diésel- tiene el mismo identificador", añade.
"A partir de 18.000 o 20.000 kilómetros de uso anual recomendamos los vehículos diésel, pero nosotros solo actuamos como asesores. La palabra final la tiene el cliente. Basta con hacer la regla matemática para comprobar que, ante ciertos consumos, sale a cuenta un diésel, a pesar de que el precio inicial del coche diésel es más elevado en unos 2.000 euros respecto a otros de gasolina", añade el distribuidor de Nissan. Según explica el mismo profesional, "a igualdad del coste de litro de combustible, si tu coche de gasolina emplea 25 pasos en cubrir una distancia y el mío de diésel solo 15 pasos, aunque mi vehículo haya costado más dinero hay que pensar en cuántos viajes tengo que realizar para amortizar esos diez pasos de diferencia entre mi vehículo y el tuyo. Y las cuentas salen a partir de ciertos kilometrajes anuales".
Por otra parte, la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) se sumó el viernes al debate sobre el futuro de los motores de gasoil en España. En su caso, la asociación pidió "prudencia" y "moderación" en los mensajes que el Gobierno ha lanzado en los últimos días. En ese sentido, la patronal también indicó que "los motores diésel son en la actualidad más eficientes y emiten un 15/20% menos de dióxido de carbono (CO2) que los gasolina, de ahí que sean una tecnología esencial para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de CO2".
La patronal del metal se suma a la reivindicación: "Los nuevos motores gasoil son más limpios que los de gasolina"
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal) se sumó al clamor empresarial en defensa de la industria automovilística del gasoil. Así, la patronal indicó que los motores diésel se basan hoy en tecnologías "muy eficientes", ya que ofrecen unos niveles de emisiones "muy ventajosos" respecto al resto de los motores de combustión interna, incluidos los de gasolina. La misma asociación lamentó el "error" de prescindir de tecnologías maduras y de "demostrada utilidad económica y social" como lo es el diésel. En este sentido, la organización subrayó que se debería considerar el uso de diésel como una herramienta más de la descarbonización de la economía española, "en cumplimiento de la demanda social y las exigencias de la Unión Europea". La confederación no pone en cuestión la necesidad de regular el tráfico en áreas urbanas muy congestionadas para combatir la contaminación, pero al mismo tiempo critica que se haga a costa de sacrificar tecnologías que han demostrado su eficiencia ambiental.