Como casi todo en los últimos años, la forma de invertir ha cambiado. El contexto social, las modas y, especialmente, la globalización, han tenido mucho que ver en esta transformación.
En este sentido, la alta relojería, desconocida aun para gran parte de la población, pisa fuerte pero hace poco ruido. Concretamente, según el ultimo Índice de Inversiones de Lujo de la consultora Knight Frank (KFLII), la inversión en relojes vintage crece en toda Europa como valor refugio debido a su alta rentabilidad a corto, medio y largo plazo, especialmente, si se valora que la rentabilidad a 10 años supera el 66%.
Brian Lavio, especialista del sector relojero, compara la inversión en alta relojería con la de arte. "El reloj es una obra de arte en sí mismo, la diferencia es que a veces no es una pieza única, por lo que tiene un concepto distinto. Además, una obra de arte no puedes llevarla contigo todo el día, un reloj sí".
Respecto a la inversión, si se compara con la del sector automovilístico, siempre es caballo ganador. Un coche pierde el 50% de su precio nada más salir del concesionario, y se va devaluando hasta llegar a cero, salvaguardando excepciones como son los coches de serie limitada.
Sin embargo, en el sector relojero, tal y como advierte el experto, siempre la inversión será fructífera: "Un reloj de media gama hacia arriba nunca va a tener valor de cero, y normalmente, su precio se sitúa mucho más alto que el 50%". Cuando compras un reloj, inviertes un capital principal del 100%, pero en realidad, la inversión que se realiza pasa rápidamente a ser solo de un 30%. Esto es así porque, al cabo de dos o tres años, podrá vender el reloj por el 70% de su precio de partida, con lo cual, añadiendo únicamente un 30% más, podrá adquirir otro modelo diferente y continuar el negocio, bien sea por pasión al coleccionismo o por mera inversión. Es decir, se convierte en un engranaje a punto que nunca para de funcionar. Por lo tanto, Lavio advierte que es "un negocio perfecto para quien quiera aprovecharse del producto y tener, a la vez, la satisfacción de lucirlo".
El perfil del coleccionista
A la hora de hablar de coleccionismo, existen perfiles diferentes. Uno seria el denominado comprador europeo, que se caracteriza por comprar un reloj que le apasiona y lo guarda como herencia para sus hijos o descendientes, por lo tanto, no pretende sacar beneficio de la adquisición. Y por otra parte, el comprador americano, que siempre ve en el reloj una inversión a corto plazo. "El americano piensa en aprovechar el reloj durante un ano mientras puede lucirlo, y después de este ano, lo vende. Este no se siente mal por perder el 30% de su inversión inicial, porque cada ano la invierte", detalla el especialista.
En este sentido, compara el sector relojero con el de los bolsos de lujo, ya que ambos suben el precio cada ano y se lucran de los productos icónicos, "que son reinvenciones del producto inicial". En este sentido, alude al emblemático Royal Oak Jumbo de Audemars Piguet: "En el caso del Jumbo, se vendía a 3.500 francos en 1972, y actualmente a 21.000 euros. Y un segunda mano esta en los 18.000 euros, pero se ha comprado alrededor de 10.000 euros, por lo tanto, ha sido una buena inversión, porque está recuperando toda la subida de inflación de los últimos anos desde su compra".
Respecto a los relojes icónicos y vintages, el dilatado tiempo de espera es uno de los factores que lo revaloriza. Aunque en el caso de España, los clientes nacionales o los residentes en el país pasan siempre a un primer puesto en las listas de espera. El experto advierte que, hoy en día, gracias a la globalización y las redes sociales, las personas acceden con mayor facilidad a todo tipo de información. Los productos se mueven por la red y la popularidad de ciertas piezas ha crecido por este motivo.
En este sentido, este año se celebra el 25 aniversario de Royal Oak Offshore de Audemars Piguet, una de las piezas de renombre del sector.
Para la ocasión, la firma edita una reedición inspirada en el modelo de 1993, afamado por ser el que rompió las reglas e inauguró una nueva tendencia: los relojes deportivos de lujo y de gran tamaño. Así, realizan un total de 150 unidades con precio alrededor de los 25.000 euros.
Además, va acompañado de dos nuevas series limitadas del cronógrafo Royal Oak Offshore Tourbillon: uno en acero inoxidable y otro en rosa de 18 quilates. Así las cosas, el panorama se antoja apetecible para todos los amantes del sector relojero, sobre todo, para los que ven en él una bonita, provechosa y segura inversión.