
La reforma de la Ley de Auditoría de Cuentas -que entró en vigor hace un par de años- ya ha comenzado a dar sus frutos. Uno de los cambios de esta normativa se ha incorporado por primera vez en los informes anuales de las compañías cotizadas de 2017, donde los auditores han dado un paso más y han dejado de limitarse a dar su visto bueno o señalar salvedades: ahora deben profundizar en sus informes y señalar los principales riesgos que han tenido que enfrentar en su auditoría.
En este sentido, los sectores que más cuestiones clave tuvieron el pasado ejercicio fueron el bancario, el energético y el industrial, según el estudio Informe de auditoría EIP: primeras percepciones, elaborado por la firma de servicios profesionales KPMG. Respecto a las entidades financieras, Borja Guinea, el socio responsable de Auditoría de KPMG, explica que esta industria tiene tres aspectos únicos que vigilar con especial detalle: los sistemas de información (IT), el riesgo de crédito -gran parte de su activo está formado por las cuentas a cobrar-y los instrumentos financieros.
Respecto al sector industrial, el socio de KPMG explicó que este negocio requiere "inversiones muy fuertes en sus activos", por eso es vital que sean capaces de recuperarlo. Esto es fundamental porque se hacen estimaciones del flujo de caja sobre el activo a futuro, lo que genera un riesgo que el auditor debe vigilar con especial cuidado. Sobre el sector energético, Guinea apunta a que hay similitudes con el industrial porque la regulación está asociada a los ingresos.
Con todo, según este informe de KPMG, los informes de auditoría del Ibex cuentan con una media de 3,6 cuestiones clave -a excepción de ACS, que ha sido la única que todavía no ha presentado-, algo que va en línea con el promedio de Reino Unido, el país pionero en la implementación de este sistema en sus auditorías de cuentas. En el caso del mercado continuo, la cifra se reduce a tres.
Por tipo de cuestiones clave, las más frecuentes son las relativas a las provisiones, contigencias y litigios; la recuperabilidad del fondo de comercio, así como el reconocimiento de ingresos, que son señaladas por la mitad de los auditores. Según el socio de KPMG, esto responde a que en estos casos influyen mucho los juicios de valor. Por ejemplo, en el caso de las provisiones, éstas están sujetas a entornos complejos por lo que los auditores deben entender determinados procesos judiciales y estudiar los plazos que conllevan.
En palabras de Guinea, "no es bueno ni malo que una auditoría tenga más o menos cuestiones clave, pero se ha incrementado la interlocución entre el auditor y la dirección y ese era el objetivo junto con un aumento de la transparencia".