
Guerra total en la cúpula de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Según han confirmado fuentes de toda solvencia a este periódico, el director general de la entidad, Luis Felipe Palacios, ha cesado esta misma mañana al director económico-financiero, Gerardo Rodríguez. La decisión se ha tomado después de que el propio presidente de la SGAE, José Miguel Fernández Sastrón, llevara el pasado jueves a la junta la destitución de Palacios por discrepancia en la contabilidad de la sociedad. Las fuentes consultadas insisten, en este sentido, en que "se trata solo de diferencias de criterios en un apunte contable", negando irregularidad o descuadre alguno.
Ante la destitución del responsable financiero esta misma mañana, Fernández Sastrón ha convocado el próximo lunes una junta directiva extraordinaria para que la cúpula se pronuncie acerca de las medidas a tomar. Enfrentado al director general, su objetivo es frenar la destitución de Rodríguez.
De acuerdo con las fuentes consultadas, la discrepancias han provocado ya que el pasado jueves se tuviera que citar al auditor de EY encargado de supervisar las cuentas, José Luis Expósito. La junta directiva ha acordado además el nombramiento como vicepresidente de Luis Pinilla.
El director general, cuestionado
A finales del año pasado, el comité de empresa de la SGAE había reclamado ya la destitución del actual director general al presidente tras la filtración de parte del sumario de La Rueda. En una conversación intervenida por la Policía, Palacios admitía a uno de los socios, Rafael Tena, que las cuentas no cuadraban. "No hay trazabilidad entre recaudación y reparto. No cuadran las cosas. Entra el dinero y sale el dinero sabe dios cómo porque la gente no lo controla", aseguraba el director general.
El comité de empresa de la SGAE aseguró entonces que Palacios ha propuesto un plan estratégico para la SGAE "en un entorno de incertidumbre, opacidad, ocultación y manipulación de la información.
La situación financiera de la entidad es sumamente complicada, sobre todo después de que el auditor, EY, haya insistido ya en varias ocasiones que su viabilidad futura dependerá de un aumento de los ingresos y una reducción de los gastos. Envuelta en los últimos años en varios casos de corrupción, la sociedad está vinculando su salvación a poder duplicar, entre otras cosas, las tarifas que cobra de las televisiones.